ENTRE PARÉNTESIS

Natalia Aruguete: “El poder de la agenda. Política, medios y público”

Referente en el país sobre la teoría de la agenda setting, la investigadora del CONICET relata cómo fue el largo proceso de escritura de su libro, al cual califica de “servicio público”.


En el año 2003, cuando Natalia Aruguete comenzó su maestría en Sociología Económica en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, no imaginaba el largo camino que recorrería para ser hoy una de las exponentes de la teoría de la agenda setting en la Argentina. Se trata de un campo que analiza la capacidad que tienen los medios de comunicación de incidir en la agenda pública, de instalar temas importantes en la sociedad.

Pero no fue hasta 2004, cuando inició su beca doctoral en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que se puso en contacto con esta teoría: “Empecé a sistematizar el armado del marco teórico y Martín Becerra –mi director de tesis- me propuso un par de textos sobre agenda setting, sin estar él muy metido en el tema. Hice una indagación muy detenida y lenta porque lo más difícil era acceder a la bibliografía que era en inglés o muy costosa. Luego hice la aplicación empírica que me llevó mucho trabajo porque había pocos investigadores en la Argentina que supieran de esta temática en términos teóricos y metodológicos. Son teorías anglosajonas y positivistas, no hay tanta gente formada como sí lo puede haber en análisis del discurso”.

Lo que más destaca Natalia, quien actualmente es investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), colaboradora en el diario Página 12 y en Le Monde Diplomatique y docente en varias universidades, es que la elaboración de sus tesis de maestría y doctorado –sobre la cobertura mediática de la privatización de Entel- produjo una complejización de su mirada teórica y metodológica, ya que la ayudaron en la maduración intelectual necesaria para abordar críticamente la teoría de la agenda setting.

Tras una estadía en Salamanca y de recibirse como doctora en 2009 –con un bebé de veinticinco días en brazos- sus colegas le sugirieron la idea de escribir un libro que hiciera un recorrido crítico por la teoría de la agenda setting. “En 2010 comencé a pensar posibles capítulos y una organización conceptual. Fui recopilando toda la bibliografía que iba a necesitar, sistematizándola, encarpetándola, imprimiéndola, fue una forma de organizar las etapas del libro”.

En 2012 otra obra se interpone en el camino de “El poder de la agenda. Política, medios y público”. Se trata de “Teorías de la opinión pública y de construcción de agenda”, una carpeta de trabajo que hizo en el marco de un curso virtual de la Universidad Virtual de Quilmes. Sin duda, para Natalia, fue el punto de inflexión fundamental para después lograr hacer el libro en cuestión. Lo recuerda como un gran entrenamiento.

Y, finalmente, en 2013 comenzó el proceso de escritura del tan ansiado libro. “Logré organizarme para tener un cuatrimestre sabático y dedicarme a escribir. Sistematicé y entrené conceptualmente mi cabeza para hacer el ochenta por ciento del libro. Fui necesitando descansos para que mi mente siguiera carburando y después tuve distintas etapas de revisión en 2014, que me hacen acordar a cuando Eduardo Galeano decía ´borro más de lo que escribo´”.

Como dato de color, durante el proceso de escritura Natalia era madre de una nena muy pequeña. Durante las tres horas que su hija iba al jardín, escribía sin parar ya que el nivel de concentración era mayor en soledad. También, durante esta etapa no dormía bien, estaba muy acelerada y la última lectura la hizo justamente durante las siestas de su segundo hijo, de apenas tres meses de vida.

Natalia agradece que varios colegas hayan hecho una lectura minuciosa de su libro porque de eso se trata la investigación en Ciencias Sociales: de nutrirse de otras miradas para repensar lo elaborado. Belén Amadeo, Virginia García Beaudoux, Orlando D´Adamo, Esteban Zunino y Cecilia Hidalgo fueron fundamentales en el proceso, donde la multiplicidad de aportes convirtieron a su cabeza en “un flan, un parque de diversiones. Estas producciones no son meramente individuales, siempre surgen de discusiones y contrastes con otros colegas. El trabajo en conjunto genera sinergia”.

Tras un largo camino recorrido, en marzo de 2015 entregó el libro a la Editorial Biblos. Luego de una etapa de corrección, finalmente salió publicado en julio de ese mismo año. Y en breve saldrá al mercado la segunda edición, que contará con un prólogo de Maxwell McCombs, el padre de la teoría de la agenda setting.

Se puede decir que “El poder de la agenda” es producto de todo lo que Natalia aprendió en los diferentes ámbitos que se desempeña como profesional de la comunicación. De cada experiencia extrajo los condimentos necesarios para avanzar un poco más en el abordaje teórico-metodológico de su objeto de estudio.

Y es importante destacar que las múltiples tareas que lleva a cabo no la mueven de su eje: “Es difícil, pero tengo a favor que soy bastante disciplinada y estructurada, cuando tenés poco tiempo lo hacés valer”.

La bibliografía como protagonista

Un capítulo muy importante de su libro fue la bibliografía, a la cual le dio un tratamiento central. El noventa por ciento del material consultado fue leído de primera mano ya que Natalia intentó contextualizar cada teoría con la que trabajó. Destacó que fue sumamente importante “dejar en claro en qué momento fue escrito el texto seleccionado. Debatí mucho esto con la correctora de la editorial, necesitaba dejar en claro que yo quería que quedaran explicitadas en el libro las condiciones de producción de la época en que dichos textos fueron elaborados. Todas las teorías y sus confrontaciones están relacionadas con el contexto en el cual surgen y eso lo señalo en mi trabajo. Quería que esa forma de pensar la teoría quedara muy clara en mi propia recopilación bibliográfica”.

A esta manera de tratar a su objeto de estudio y a la bibliografía consultada, contextualizando y poniendo a dialogar entre sí a las diferentes corrientes teóricas, Natalia la define como una posición política: “Un libro teórico no puede ser acrítico porque debe contextualizar aquellas frases que toma como clave. Trato de transmitir esto mismo en mis clases, a mis tesistas. Todas estas cuestiones de elaboración académica pero también política respecto de qué es indagar una teoría, me preformaron para la elaboración de este libro”.

“El poder de la agenda” es para ella un servicio público ya que, por un lado, hace justicia respecto de las condiciones de producción de premisas, hipótesis y teorías, “que no salen de un huevo de pascua”; y, por el otro, es una guía para que los lectores puedan llegar a la bibliografía y leerla de primera mano.

Por ejemplo, la teoría de la agenda setting muchas veces fue mal interpretada porque no fue leída en su contexto. Se inicia tomando la frase de Bernard Cohen que dice que los medios pueden no ser poderosos al decirnos qué pensar pero sí al indicarnos sobre qué pensar. “Si tomás solo esa frase, lo lees como una simple influencia de los medios sobre la población. En realidad, Cohen hablaba de eso para referirse a la actuación política que tenían los medios de comunicación en el proceso de toma de decisión política. Los reconoce como actores políticos y no como meros foros que pasivamente se prestan para el debate de ideas de otros actores”.

Repercusiones

Natalia hizo más de veinte presentaciones de su libro en diferentes universidades del país, Brasil y Montevideo. Una de las más importantes para ella fue la que hizo en noviembre de 2015 en el Centro Cultural de la Cooperación, donde presentó al libro junto a Martín Becerra y Gabriel Kessler -investigadores del CONICET- y a Mario Wainfeld, periodista del diario Página 12.

Y para ella fue una gran sorpresa la llegada que la obra tuvo en la academia: “Cubrió un área que tenía mucha vacancia, es una teoría muy poco difundida acá, tuvo buen eco. Ingresó a bibliografías de profesores que no están en este tipo de temáticas, sin pensarlo fue un libro que ingresó en materias que no tienen nada que ver con la comunicación. Se fue reubicando en distintos tipos de materias y seminarios”.

El mundo de los medios no se mantuvo al margen. El libro tuvo mucho efecto en los periodistas: “No lo esperaba, recibí comentarios sobre todo de gente del interior, gracias a las redes sociales. La cuestión de las agendas tiene mucha prensa e interés”.

ENTRE PARÉNTESIS
Todos los científicos, en algún momento de su carrera, deben volcar parte de sus investigaciones al papel. Para algunos es un desafío grande, otros manejan el lenguaje como peces en el agua. Hay quienes se entusiasman tanto que hasta pegan el salto hacia otros géneros literarios –como la ficción–, y otros que prefieren asesorar a escritores desde sus competencias científicas. Entre Paréntesis se propone como una sección cultural del CONICET desde donde dialogar con aquellos científicos que también forman parte de los anaqueles de las librerías.

Por Denise Targovnik