CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Vecinos invasores

Las plantas exóticas afectan negativamente el desarrollo de las especies nativas aledañas y favorecen la colonización por plantas invasoras.


Un estudio reciente publicado en Nature Plants del que participó un investigador del CONICET muestra que, en un determinado ecosistema, las plantas no nativas, o sea exóticas, resultan más dañinas para las especies nativas que para otras exóticas. Esto quiere decir que su llegada favorece la colonización de nuevas áreas por parte de especies invasivas, lo cual pone en riesgo la biodiversidad del ecosistema y, por lo tanto, invita a replantear necesidades respecto del manejo humano de estas zonas.

“Una de las intervenciones humanas que tiene mayor impacto sobre los ecosistemas es la colocación de especies vegetales en regiones donde estas no han existido nunca. En ocasiones algunas especies exóticas tienen la capacidad de moverse más allá de su sitio original de introducción y convertirse en invasoras. Las situaciones de invasión no sólo tienen un impacto ambiental negativo, sino también económico, como ocurre cuando la maleza u otras pestes dañan en cultivos agrícolas”, explica Martín Nuñez, investigador independiente del Consejo en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCo) y uno de los dos autores del trabajo.

Este diagnóstico llevó a que el investigador del CONICET y la becaria posdoctoral de la Universidad de Yale en Estados Unidos, Sara Kuebbing, se propusieran estudiar y comparar las interacciones entre diferentes tipos de especies: exóticas con nativas, exóticas entre sí y nativas con nativas, un ámbito que hasta ahora había sido poco explorado.

“Mediante la revisión y agregación de datos de 1215 observaciones y experimentos diferentes pusimos a prueba cómo la presencia de una especie vegetal afecta el crecimiento o la capacidad reproductiva de una planta aledaña y encontramos que las interacciones entre especies nativas y exóticas son asimétricas. En todos los estudios las plantas que tuvieron de vecinas a especies exóticas presentaron tasas menores de crecimiento y fecundidad, lo cual indica que las primeras siempre fueron mala compañía. Y, además, en promedio el efecto negativo fue de aproximadamente dos veces mayor para las plantas nativas que para otras no nativas”, cuenta el investigador.

Por otro lado, el crecimiento de las plantas no nativas resultó cinco veces mayor en presencia de un vecino nativo que en la de otras plantas no nativas. En conjunto, esto significa que siempre es perjudicial tener una planta exótica como un vecino, pero es aún peor para una planta nativa.

Para poder entender este fenómeno los investigadores tomaron en cuenta numerosos factores que pudieran ofrecer algunas pistas. Entre otros parámetros analizaron si había una diferencia en las plantas vecinas a las que fijan nitrógeno, es decir que toman este elemento de la atmósfera y lo transforman en moléculas que puedan ser usadas por las plantas para crecer. Esta característica es en general muy útil porque tener a su lado a una planta que sí fija beneficia a las que no pueden hacerlo.

“Encontramos que para las plantas exóticas el crecimiento y la reproducción aumentaron en presencia de una planta nativa que fija nitrógeno y que, por el contrario, el crecimiento y la fecundidad de las plantas nativas fue similar independientemente de que su vecino nativo o exótico fuera fijador o no de nitrógeno”, cuenta Núñez.

Para Núñez, otro aspecto importante de los resultados es que se demostró que los ecosistemas no manejados por el hombre que son invadidos por plantas invasoras son más propensos a acumular especies invasoras exóticas, en lugar de ser colonizados por otras plantas nativas.

“Esta retroalimentación positiva entre las especies de plantas invasoras indica que podemos necesitar un manejo más activo de los hábitats mediante la promoción de la restauración de especies nativas para contrarrestar estas retroalimentaciones y ayudar a la recuperación de especies nativas en los hábitats invadidos”, manifiesta el investigador.
El estudio demuestra, por primera vez, que teniendo en cuenta todas las posibles interacciones entre las especies nativas y exóticas, que lo esperable es que la presencia de exóticas lleve a más invasiones, lo que agravará el problema actual.

“Esta investigación se suma a la lista de razones para controlar las especies exóticas. No sólo necesitamos considerar el impacto actual de las plantas invasoras, sino también sus efectos futuros ayudando a otra exóticos a establecerse, lo que puede tener enormes consecuencias para las especies nativas y las economías regionales”, concluye Núñez.