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Taller sobre violencia laboral y de género en el Museo Argentino de Ciencias Naturales

En dos jornadas, la CIOT y la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral del CONICET explicaron las tareas que llevan adelante.


En dos encuentros realizados el 4 y 10 se septiembre en el Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN) integrantes de la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Tratos (CIOT) y de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral del CONICET presentaron los lineamientos que guían la labor articulada de ambos espacios .Asimismo explicaron las herramientas disponibles para que los trabajadores de las distintas dependencias del organismo puedan consultar, recibir asesoramiento y eventualmente denunciar sobre situaciones de violencia en sus ámbitos de trabajo. Los encuentros se desarrollaron a pedido de la comisión de becarios y becarias del MACN y contaron con una nutrida concurrencia de todos los escalafones de esa institución.

“Estas jornadas son un ejemplo del trabajo que venimos realizando: nos concentramos tanto en las denuncias formales como en los mecanismos de prevención para que la violencia laboral no siga ocurriendo”, comenzó Azul Hermida, Coordinadora de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral y miembro de la CIOT. Luego, Cynthia Filippo, integrante de la CIOT, explicó el procedimiento de una denuncia desde que ingresa al CONICET hasta que se le da curso. “Además de recibir y darle seguimiento interno a la denuncia, desde la CIOT impulsamos capacitaciones y trabajamos fuertemente en la prevención”, aclaró.

Además, se repasó el flamante Manual de procedimiento para la creación de espacios de atención de violencia laboral y de género en dependencias del CONICET, aprobado recientemente por el Directorio del CONICET para proveer de instancias de abordaje, prevención y desnaturalización de las violencias. “Estamos focalizándonos en el procedimiento de medidas preventivas, para que no solo haya sanciones ante situaciones conflictivas, sino para que existan instancias para que la eventual víctima pueda pedir un traslado o un cambio de horario de trabajo y no tenga que cruzarse con las personas con las que esté en conflicto”, indicó en tal sentido Soledad Torralba, miembro de la Gerencia de Asuntos Legales del CONICET, de la CIOT y de la Oficina de Atención al Becario (OABE).

Más adelante, se conversó sobre la definición de violencia laboral, violencia de género y demás tipos de violencia, conceptos establecidos dentro del “Protocolo de actuación para la prevención, difusión y capacitación en situaciones de violencia en ambientes de trabajo”, documento disponible para leer en el área de Comunidad CONICET de la página web institucional. “Allí están los indicadores de violencia y las conductas típicas, para que uno pueda saber cuándo se está en presencia de un ambiental laboral hostil”, aclaró Azul Hermida.

 

Desnaturalizar prácticas arraigadas

Promediando el encuentro, la investigadora del CONICET y miembro de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral, Silvia Elizalde, brindó una extensa charla sobre la violencia de género dentro del ámbito laboral. “La violencia de género es una problemática que está en la agenda social por el impulso histórico de los feminismos, y es en este contexto de luchas previas de las mujeres por el compromiso del Estado en el abordaje de esta cuestión que instituciones como el CONICET se abren, visibilizan esta temática, y se comprometen en un abordaje integral de la misma”, comenzó.

Y especificó: “Los espacios de producción de conocimiento requieren de un abordaje sensible y muy agudo de la violencia de este orden porque están investidas de sentidos asociados al progresismo y a la deconstrucción de lo dado, y sin embargo también son reproductores de desigualdades y jerarquizaciones por criterios de género, condiciones que están en la base de la producción de situaciones y climas laborales hostiles, discriminatorios, abusivos e intimidantes. Por eso es fundamental contar con instrumentos adecuados que permitan intervenir con celeridad y eficazmente ante la configuración de situaciones de violencia en estos ámbitos. Nuestra labor de asesoramiento es un gran desafío porque supone tener en cuenta una multiplicidad de perfiles de trabajadores del campo científico, del personal de apoyo y del personal administrativo del organismo, que habitan escenarios laborales muy distintos entre sí a lo largo y ancho del país, y que participan de vínculos tramados en esa complejidad de entornos y relaciones laborales. En este sentido, es tan importante disponer de un protocolo de actuación ante situaciones que lo ameritan como ampliar la percepción de todos los integrantes de las diversas dependencias del CONICET –CCTs, Unidades Ejecutoras, Institutos, OCAs- sobre qué es la violencia de género en los espacios de trabajo, para poder reconocerla, desnaturalizarla y prevenirla”, indicó. “Visibilizar no es acusar con el dedo: si estoy inmerso en un clima laboral adverso por razones que involucran mi condición sexual o de género, o si soy testigo de una situación de este orden en mi oficina, equipo de investigación u otro lugar de trabajo del organismo, se trata de empatizar con la situación del compañero afectado y hacer de eso un tema colectivo, un compromiso mancomunado y un abordaje institucional transversal”, agregó.

Elizalde afirmó que “la sensibilización nos permite desnaturalizar ciertas prácticas”. En tal sentido, explicó que los “micromachismos”, por ejemplo, “son prácticas frecuentes en los intercambios laborales cotidianos, que refuerzan la desigualdad en detrimento de las mujeres y otras identidades no hegemónicas. Dichas prácticas ejercen poder porque son producidas desde posiciones que han naturalizado algún privilegio en base a fundamentos no cuestionados sobre cierta superioridad masculina. Muchas situaciones de trabajo ilustran esta operatoria: interrumpir a las mujeres y disidencias sexuales cuando hablan, o imponer la voz masculina para callarlas; hacer evaluaciones públicas sobre sus cuerpos, formas de arreglo personal o capacidades; concederles autorizaciones no solicitadas presuponiendo de manera a priorística que no tienen destreza o conocimiento suficiente para desarrollar ciertas tareas; dispensar un trato condescendiente o aleccionador hacia estas personas; ocupar de manera inconsulta mayor o mejor espacio de trabajo, mobiliario, o insumos comunes de investigación, y varios etcéteras más. Todo esto genera malestar, sufrimiento y climas tensos, faltos de libertad e incluso de hostigamiento en los ámbitos laborales que es preciso erradicar”. Y aseguró que “para el caso de las mujeres el padecimiento de violencia de género en el trabajo produce desventajas específicas que se suman a las desigualdad ya existentes desigualdades”, dijo, refiriéndose tanto a la brecha salarial –que en nuestro país es de casi el 30 por ciento menos en comparación con los ingresos de un varón-  como al conocido “techo de cristal” por el cual las mujeres cuentan con menos posibilidades de ascender en los puestos de trabajo que los hombres.

“Desde la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio Laboral del CONICET apuntamos a  la prevención,  la sensibilización y  la concientización en estos temas como círculo virtuoso para el despliegue de formas y ambientes de trabajo libres de violencia laboral y de género, y la presencia de todos ustedes acá muestra que existe una inquietud por reflexionar sobre estas temáticas”, expresó Elizalde. Luego advirtió que “el abordaje de género en estas materias siempre genera reacciones de resistencia, porque interpela a las instituciones y a las personas que las integran, y porque nos moviliza a cuestionar y cuestionarnos automatismos y sentidos comunes y a desaprender pautas muy arraigadas”. Por último, se refirió al Manual de procedimiento… como un paso fundamental para la creación de un encuadre unificado y federal de tratamiento de la violencia en el conjunto de dependencias del CONICET.