CIENCIAS SOCIALES-SEMANA TRÁGICA

Mujeres ignoradas durante casi un siglo

La investigadora del CONICET Vanesa Teitelbaum analizó el rol de las mujeres durante los hechos trágicos de 1919, y atribuyó el “silencio” que aún existe sobre las mismas, a la falta de relatos historiográficos con perspectiva de género.


Desde la ventana de mi balcón pude observar muchos pequeños incidentes que me permitieron comprender los alcances de la huelga (…) A las diez en punto las ametralladoras comenzaron a disparar y el intenso ruido continuó por media hora (…). Entonces comprendí cómo habían muerto muchos inocentes el día anterior (jueves 10 de enero, ndr)”.

Quien así describe la tensión de los días trágicos del 7 al 14 de enero de 1919 no es un autor argentino, tampoco un protagonista o víctima de los episodios de represión que tiñeron de sangre la capital porteña ese verano. Se trata de una intelectual, artista, mecenas y viajera estadounidense. ¿Su nombre? Katherine Dreier (1877-1952), una mujer aún casi desconocida por la intelectualidad argentina, pero familiar para la Doctora en Historia Teitelbaum, Investigadora Adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES), con sede en Tucumán.

¿Quién fue en realidad Katherine Dreier y qué hacía en la Argentina convulsionada de enero de 1919?

“Katherine Dreier fue una sufragista, pintora y patrocinadora del arte moderno en su país, que estuvo en la Argentina durante cinco meses, entre 1918 y 1919. Su visita a nuestro país se situó en un contexto signado por las luchas de los obreros así como las de mujeres profesionales y activistas, generalmente del socialismo, en favor de los derechos civiles y laborales”, asegura la experta, autora del artículo “Protestas, derechos y violencias en enero de 1919 en Argentina. Una reflexión a partir del libro de viajes de Katherine Dreier y de la prensa” (revista Cuadernos del CIESAL, N° 16, 2017).

Según distintas versiones, Dreier llegó a la Argentina tras el rastro del artista francés Marcel Duchamp (1887-1968), quien por motivos desconocidos eligió a Buenos Aires, como nuevo destino para alejarse de los fantasmas de la Primera Guerra Mundial, que ya lo había llevado de París a Nueva York.

Como militante sufragista Dreier no pudo abstraerse del agitamiento de las luchas obreras de la época y así comenzó a tomar notas de lo que veía, escuchaba y le contaban en especial, dirigentes socialistas.

El resultado de esas notas devino el libro “Five Months in the Argentine a Woman’s Point of View, 1918 to 1919” (Cinco meses en la Argentina desde el punto de vista de una mujer, 1918 a 1919).

Es en ese libro que la investigadora halló contenidos para “articular el análisis de los procesos de construcción de derechos civiles y laborales y los espacios de libertad femenina con las manifestaciones de conflictividad obrera y represión estatal y para-estatal desarrollados en tiempos de la Semana Trágica”, explicó.

“Examiné voces tradicionalmente ignoradas en los estudios sobre esta temática como la de Katherine Dreier, a partir de su libro, editado en 1920”, detalló Teiltelbaum, sobre la bitácora de la estadounidense, publicada por única vez en su país un año después de su estadía en Argentina, y que solo fue traducido y publicado en español hace poco menos de dos años.

La experta en Historia centró su atención, sobre todo, en un capítulo dedicado por Dreier de modo exclusivo a la Semana Trágica, “La huelga general, Buenos Aires 1919”; la extensa protesta por la que fueron muertos unos 700 obreros, a manos de una represión de las fuerzas de seguridad que dejó además un tendal de 3.000 heridos.

Además de registrar en su diario notas, relatos y análisis de la violenta situación de ese tiempo, ¿de qué manera Dreier se involucró con lo que pasaba a su alrededor?

“En ese clima de movilización y de violencia latentes -y de acuerdo con su propósito de difundir y reclamar derechos civiles y laborales- Dreier se ocupó de averiguar sobre la actividad de militantes y dirigentes, sobre todo socialistas, en relación con los esfuerzos por conseguir derechos para la mujer y, en especial, se interiorizó acerca de la campaña por el sufragio femenino, además de preocuparse por describir la violencia de esos días. Así, mantuvo conversaciones con conocidas activistas como Alicia Moreau de Justo (con quien estableció un vínculo de amistad) y el renombrado líder socialista Alfredo Palacios”, aseguró.

¿Qué aspectos reveladores contiene la narración de Dreier que no hayan sido abordados, por ejemplo, por los historiadores que después se dedicaron y aún se dedican a analizar la Semana Trágica?

“Dreier ofrece un testimonio inusual de aquellos días sangrientos. Tal como se desprende de su crónica, nadie estaba disponible para observar, juzgar y criticar el comportamiento de mujeres que desafiaran las normas implícitas de conducta y los patrones sociales difundidos que establecían constreñimientos para la mujer, más aún si transitaba sola las calles de la ciudad, estableciendo un vínculo estrecho e inédito entre lucha obrera y comportamientos entre varones y mujeres”, afirma la investigadora, quien en esa dirección analizó e interpretó entre otras impresiones de Dreier, la siguiente:

“Personalmente, como mujer, nunca me sentí tan segura como durante toda la huelga. Los hombres de verdad estaban demasiado ocupados y los cobardes se quedaban en casa. No se era importunado”.

“Su comentario me pareció relevante porque refleja su parecer y sentimiento como mujer que enuncia su vivencia de seguridad y tranquilidad en el contexto de la huelga que alejó a los varones de costumbres y hábitos cotidianos –argumenta-. Es decir, con la situación excepcional de la huelga, los hombres estaban ocupados interviniendo activamente en la protesta o se encontraban protegidos en sus hogares”.

De acuerdo a Teitelbaum, “mediante esta distinción, Dreier dividía y clasificaba a los hombres en función de su valentía: los que participaban de la protesta eran para ella los merecedores del calificativo de `hombres`, pero los que por su cobardía permanecían en sus casas no podían recibir tal clasificación. Así, la viajera expresaba estereotipos de género que vinculaban la masculinidad con la valentía y la hombría”.

“En contraste con la tranquilidad que sintió Dreier mientras tenían lugar la huelga general y la represión, en otros momentos de su viaje experimentó incomodidad e inseguridad. Tal fue el caso de su desconcierto cuando llegó a Buenos Aires y el hotel en el que tenía previsto alojarse no quiso recibirla porque era una mujer sola. Las percepciones que tuvo sobre el comportamiento de las personas que fue encontrando durante su estadía fueron de sospecha e incomodidad, lo cual generaba un clima negativo que afectaba su tranquilidad y la incomodaba”, subrayó.

“Los ánimos se caldearon bastante y se confundió a rusos con judíos. Los judíos eran atacados porque se los tomaba por rusos y los rusos eran considerados bolcheviques. Muchas compañías ya habían cesanteado a todos sus empleados rusos y judíos”, reporta Dreier, desde su mirada de testigo presencial y de algún modo ajena –en su condición de extranjera-, del considerado primer pogrom y masacre de obreros de la capital argentina.

¿Cuál es su análisis de la descripción que realiza Dreier sobre los ataques a las comunidades judías y rusas entre otras?

“El aspecto central que se desprende de ese testimonio  es la violencia que sufrieron comunidades de inmigrantes -como la judía- durante la Semana Trágica. También, a través de su narración es posible analizar una dimensión inexplorada, referida a la asistencia médica brindada a los heridos por la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo.  Y esto es otro aspecto novedoso y casi desconocido: la participación de Moreau de Justo, quien como médica y conocida dirigente socialista fue llamada a muchas casas judías para atender a los heridos”, analizó.

“Dreier narra que su descripción (la de Moreau de Justo) de la devastación en estas casas fue muy gráfica: los libros habían sido rotos o quemados, los muebles destruidos, y muchos habían infligido heridas a personas inocentes””, continuó.

“A partir del relato de la médica socialista, Dreier comenta las marcas de violencia evidenciadas en muebles y libros rotos o quemados y de esta forma, favorece una aproximación al espacio íntimo del hogar que resulta por demás ilustrativa”, destacó la investigadora.

Según Teitelbaum, “se trata de un aspecto poco conocido en torno a la Semana Trágica, ya que si bien el ataque a la comunidad judía fue señalado por la historiografía, no pasó lo mismo con la actuación de la líder socialista Moreau de Justo en relación con las víctimas de la violencia”.

Mucho se ha escrito/publicado desde inicios de este año, con motivo del centenario de la Semana Trágica, y sin embargo hay una ausencia notoria de la participación de las mujeres en esos días. ¿A qué atribuye esta ausencia?

“Creo que se relaciona con las miradas tradicionales sobre las mujeres que permearon los discursos clásicos sobre el tema. Me refiero a las obras de los dirigentes y militantes obreros y a los trabajos tradicionales sobre el movimiento obrero. Una muestra de estas falencias se manifiesta en los relatos sobre la Semana Trágica, en los cuales la ausencia de las mujeres es notoria. Sin embargo, esta falencia no significa que las mujeres no hayan participado. Hay crónicas y fotografías de la época que muestran a las mujeres participando de forma masiva, por ejemplo, del cortejo obrero que se organizó para acompañar a las víctimas de la represión”, consideró.

“Pienso que las investigaciones actuales, al prestar mayor atención a las cuestiones de género contribuirán a enriquecer y ampliar los relatos concernientes tanto a los varones como a las mujeres en los hitos más relevantes de la historia de nuestro país”, auguró.

Por Alicia Martínez Pardíes