EN JUNÍN, PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Monitorean el estado ambiental de lagunas pampeanas utilizadas con fines recreativos

Romina Schiaffino y Mara Sagua, investigadora y becaria del CONICET, respectivamente, estudian bacterias potencialmente patógenas y su impacto en dichos sistemas acuáticos.


Las lagunas de la cuenca alta del Río Salado se sitúan en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires y se disponen de forma continua e interconectada a dicho río. Estos sistemas acuáticos se encuentran fuertemente afectados por factores de estrés antrópico a escala local (agricultura, ganadería, urbanizaciones) y global (cambio climático). Por lo tanto, resulta de gran interés conocer su estado ambiental, dado que estos sistemas acuáticos poseen una gran diversidad biológica y proveen recursos naturales para la pesca, la agricultura y el turismo.

En la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires, la doctora Romina Schiaffino, investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Mara Sagua, becaria doctoral del Consejo en el Laboratorio de Limnología y Microbiología Acuática del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CIT NOBA, CONICET-UNNOBA-UNSADA), junto a estudiantes de grado y pasantes, investigan el estado ambiental y sanitario de las lagunas de la cuenca superior del Río Salado (Mar Chiquita, Gómez, Carpincho y Rocha).

Parte de dicho estudio se desprende la tesis doctoral de Mara Sagua, Licenciada en Genética (UNNOBA), que se enfoca en el estudio de la biodiversidad y ecología de las comunidades microbianas de distintas lagunas de la cuenca superior del Río Salado, altamente impactadas por actividades antrópicas. Así como también, en la detección de organismos potencialmente nocivos (bacterias patogénicas e indicadoras y cianobacterias potencialmente tóxicas) para la salud humana. Esta investigación tiene como antecedente el Proyecto Argentino de Monitoreo y Prospección de Ambientes Acuáticos Pampeanos (PAMPA2), programa interinstitucional que comenzó en el año 2012, financiado por el CONICET y dirigido por el Dr. Horacio Zagarese (INTECH, CONICET-UNSAM) y la Dra. Irina Izaguirre (IEGEBA, CONICET-UBA). El objetivo principal de dicho proyecto es analizar las respuestas de distintas lagunas pampeanas a agentes forzantes tales como cambio climático, cambio en el uso de suelo y otros efectos antropogénicos. “A la espera de que se renueve el proyecto por otros cinco años seguimos con los monitoreos”, sostiene Schiaffino, Dra. en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires.

Sobre la investigación, Schiaffino explica: “Realizamos dos tipos de muestreos: uno mensual donde se muestrea la laguna de Gómez, con el fin de llevar a cabo un estudio a largo plazo, de por lo menos 10 años (2012-2021), y otro estacional que abarca una escala espacial mayor, donde se muestrean las lagunas de Mar Chiquita, dos sitios de Gómez, Carpincho y Rocha. En todos los muestreos vamos a las lagunas y medimos distintas variables ambientales in situ mediante el uso de sensores de campo (nivel hídrico, temperatura, conductividad, pH, Secchi, turbidez, oxígeno disuelto), y tomamos diferentes muestras para cada tipo de análisis (secuenciación masiva y PCR cuantitativa, citometría de flujo, determinación de nutrientes, recuentos de fito y zooplancton). Luego al llegar al laboratorio determinamos los nutrientes disueltos y totales (Nitrógeno y Fósforo), la concentración de clorofila-a, sólidos en suspensión, materia orgánica etc. En paralelo realizamos tratamiento digital de imágenes satelitales para evaluar el uso del suelo (ganadería, agricultura, urbanización) alrededor de la cuenca de cada laguna.

El objetivo es evaluar los ensambles microbianos de distintas lagunas pampeanas impactadas por diferentes actividades antropogénicas, y comprender el efecto y la importancia que tienen las transformaciones ambientales sufridas por estos ecosistemas sobre la estructura de las comunidades planctónicas microbianas, y por lo tanto sobre los niveles tróficos superiores. Los ecosistemas acuáticos ocupan las zonas más bajas del terreno, y es hacia donde confluyen los agroquímicos y otros contaminantes utilizados en sus alrededores. Y agrega: “para poder evaluar esto necesitamos estudios a largo plazo ya que los usos del suelo se van modificando. Es decir, cuantas más muestras tengamos, más robusto va a ser el resultado que encontremos”.

“Toda actividad ejercida por el hombre tiene un efecto sobre el medio ambiente, lo veamos o no. En la cuenca alta, una zona principalmente agrícola, estamos encontrando altas concentraciones de fósforo (reactivo soluble y total) en las lagunas. Allí, cuando llueve hay un barrido por escurrimiento superficial y los fertilizantes fosforados llegan a las lagunas afectando a las comunidades microbianas, y por lo tanto, a toda la cadena trófica”, sostiene Schiaffino mientras señala las lagunas en cuestión en un mapa de la provincia de Buenos Aires.

Trabajo de campo y análisis de la información

Sobre el trabajo de campo y posterior análisis, Schiaffino hace una síntesis: “Primero hay que revisar el pronóstico porque si llueve se complica el muestreo. El día anterior rotulamos los frascos, preparamos los sensores, fijadores, redes para el fitoplancton y zooplancton, heladeras y refrigerantes. Hay lagunas que no tienen muelle o espigón y hay que ingresar al cuerpo de agua con un wader o embarcarse. En épocas de inundación y con el fin de no interrumpir los muestreos, accedemos a algunas de estas lagunas en tractor. Luego, en el laboratorio hacemos el procesado de las muestras que es inmediato porque hay nutrientes disueltos como nitrato, amonio y fósforo reactivo solubles que se deben medir dentro de las 24hs de tomada la muestra”.

A partir de una muestra de agua, en el laboratorio se puede extraer el ADN ambiental de cada laguna. Una vez obtenido el ADN total, enviamos las muestras para su secuenciación masiva. Con los resultados se realizan tratamientos informáticos y estadísticos para identificar todas las especies bacterianas presentes en la muestra, lo que da idea de la diversidad existente en cada laguna. A partir de la misma muestra de ADN, también realizamos PCR cuantitativa para detectar cepas patógenas específicas. “Por medio de la secuenciación masiva (Illumina MiSeq) del gen 16S ARNr, estudiamos la diversidad de las bacterias presentes en el agua de estas lagunas desde el año 2012. En estos resultados hemos detectado la presencia de algunas bacterias potencialmente patógenas, y nuestro próximo objetivo se centra en poner a punto su cuantificación y la identificación de cepas mediante cultivos junto a la colaboración de colegas de Junín y grupos de investigación de la Universidad”, concluye la Dra. Schiaffino.

“El análisis de los datos es complejo porque en el análisis molecular hay mucha información, entonces depurar que es lo que nos interesa es complicado, y además hay que relacionarlo con las variables ambientales que medimos. Por eso utilizamos el análisis multivariado para ver como se relacionan las variables ambientales y biológicas entre sí”, explica Sagua.

En tanto, Schiaffino concluye que: “La información, el conocimiento y los avances científicos son fundamentales para mejorar nuestra calidad de vida. Creo que es imprescindible ocuparnos de preservar el medio ambiente y los recursos acuáticos, para de este modo, intentar dejar un mundo habitable a las futuras generaciones”.

Por Sergio Patrone Firma Paz