Ciencias Sociales y Humanidades
“Las peregrinaciones se han transformado en un fenómeno cada vez más creciente”
Investigadores del CONICET analizan el rol que cumplen múltiples expresiones religiosas en el territorio latinoamericano.
Peregrinaciones, fiestas religiosas, circuitos sagrados y viajes espirituales. Año tras año, miles de fieles independientemente de su religión y condición social, celebran su fe en diferentes territorios en todo el mundo.
Hace dos años, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) organizaron el ‘I Coloquio Latinoamericano Territorios, fiestas y paisajes peregrinos: Cartografías sociales de lo sagrado en el siglo XXI’ en el que reflexionaron sobre algunas de esas dinámicas territoriales vinculadas a lo sagrado en América Latina, como la celebración del Vesak en Buenos Aires o las fiestas de la Virgen de Urkupiña, entre otras. Producto de esta experiencia Fabián Flores, investigador adjunto del CONICET en UNLu, y Cristina Carballo, investigadora de la UNQ, compilaron en un libro los trabajos que surgieron del Coloquio y que lleva su mismo nombre.
“Lo interesante del libro es que está pensado desde la diversidad religiosa y no exclusivamente desde los estudios vinculados al catolicismo, si bien se incluyen. El gran desafío es lograr un pluralismo religioso aceptando al otro y conviviendo en el espacio público común”, explica Flores.
¿De qué manera se relaciona lo espacial con la religión?
Fabián Flores: Las matrices espaciales terminan dando un sello a la práctica, por ejemplo no es lo mismo el catolicismo del Noreste argentino con todo lo que tiene que ver con su historia y con cómo se conformó el campo religioso, que lo que puede ser el Conurbano bonaerense, en donde las migraciones y otros fenómenos hicieron que ‘los catolicismos’ sean distintos.
Cristina Carballo: El territorio ‘destapa la olla’, hace visible aquello que hasta hace poco tiempo se ocultaba o no tenía el valor social que hoy tiene, como las manifestaciones religiosas de grupos étnicos o diferentes prácticas que hoy son aceptadas, por ejemplo la imagen del Gauchito Gil. De todas maneras, algunas aún tienen una fuerte estigmatización, como las religiones afro.
¿Por qué estudiar los vínculos entre la religión y la espacialidad?
FF: Venimos trabajando el tema desde hace casi una década. Los estudios que van en esta línea en nuestro país son pocos porque la geografía argentina ha tenido una tradición muy fuerte en lo físico y este tema había sido bastante tangencial. Esto empezó a partir de analizar casos de ciudades, barrios o comarcas más chicas en las que lo religioso cumplía un rol central en la organización del espacio, vimos la posibilidad de empezar a pensar en hacer una lectura espacial de estos fenómenos.
¿Por qué la gente elige fiestas y peregrinajes para manifestar la religión?
FF: Dentro de lo que tiene que ver con el estudio espacial de las religiosidades, hay dos caminos: uno tiene que ver con el estudio de las cuestiones más vinculadas a los fijos. Barrios en donde lo religioso ocupa un lugar importante o mucho más puntual como puede ser alguna iglesia o institución, y el otro es el de la dinámica religiosa en el territorio que tiene que ver con los flujos. Dentro de este eje, que es fundamentalmente el tema que trata el libro, las peregrinaciones se han transformado en un fenómeno cada vez más creciente, tienen mucho impacto a nivel del territorio y operan generando una serie de transformaciones a lo largo del recorrido, desde el punto de partida hasta el destino final que sería el lugar sagrado. Es interesante ver el viaje sagrado: cómo se articula y cómo fueron cambiando las formas de peregrinar.
¿Cómo fueron cambiando las formas de peregrinar?
FF: Podemos hablar de un peregrino tradicional, que tiene una fuerte distinción entre el espacio sagrado y el profano, y otro más ‘posmoderno’, por llamarlo de alguna manera, que desarrolla prácticas que podrían no ser consideradas como vinculadas al ámbito de lo sagrado. Por ejemplo, yo trabajo el tema de la peregrinación de jóvenes a Luján que es muy importante por la cantidad de gente que lleva. Se inició en 1975 y continúa como una de las expresiones de religiosidad popular católica más importante. Lo interesante en ese caso es que se fue modificando en las formas del peregrinar. Aparece una multiplicidad de experiencias y prácticas que transitan ese colectivo que sería el cuerpo peregrino, que no necesariamente están en consonancia con lo que se entendería por una religiosidad más institucionalizada, como ir escuchando música no religiosa o tomando alcohol. El otro tema que cambió son las motivaciones.
¿De qué manera cambiaron?
FF: Antes la experiencia de la fe era lo fundamental, ahora hay una multiplicidad de motivaciones que llevan a hacerlo. Está aquel cuyo vehículo que canaliza su trayectoria es la fe, pero también está el que lo hace por una cuestión de pertenencia a un colectivo social. Antes venían más organizados, las primeras peregrinaciones provenían de grupos parroquiales, hoy está el peregrino que va solo, el que va con el grupo de amigos y las parroquias. Se ha ido diversificando, lo que lo hace un fenómeno más complejo. Por eso es interesante repensar de qué estamos hablando cuando hablamos de peregrinos.
¿Cuál es el impacto en el territorio que tienen las fiestas religiosas y los peregrinajes?
FF: Son de todo tipo. Hay una que tiene que ver con el ordenamiento del territorio, con las tensiones y conflictos que van surgiendo entre lo público y lo privado, y entre los peregrinos y los vecinos. Hay otros elementos que son importantes para analizar como el factor económico, que también opera con mucha fuerza. Lo que tiene que ver con la ruta peregrina desde los puestos que ofrecen artículos religiosos, comida, pasar al baño o cargar el celular. También el elemento social como cohesionador de toda una particularidad que es la fe religiosa. Hay muchos cristales desde dónde poder ver el fenómeno.
¿Por qué se eligen ciertos territorios como sagrados y no otros?
CC: Hay mucha discusión sobre los espacios sagrados y profanos: ¿Es una creencia popular, es una construcción política o es una mezcla de ambos? El territorio es la sociedad misma y esto implica que hay una valorización social y cultural de esos espacios. En el caso de la virgen de Luján, todo el mundo piensa que el milagro sucedió a orillas del Río Luján y en realidad sucedió a la altura del Partido de Pilar pero una señora muy astuta compró al negro Manuel que era el esclavo encargado de custodiar la imagen y la trajo a la ciudad de Luján. Esto implicó un impacto muy importante en el territorio, tanto que hoy tenemos el imaginario católico consolidado en la Basílica. Lo real pierde importancia porque lo que vino después, la apropiación simbólica católica, hizo que se transformara en el gran santuario nacional. Así pasó con muchos casos, las apariciones marianas del mundo tienen que ver con apropiaciones simbólicas de los lugares: Fátima, Lourdes y Guadalupe, entre otras. Por eso son tan importantes los territorios pero no sólo en el sentido físico sino en el simbólico.
El libro puede página conseguirse a través de la página del Grupo Interdisciplinario de Estudios sobre el Pluralismo Religioso en Argentina (GIEPRA): www.giepra.com.ar
Por Cecilia Leone.