CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES. 19 de NOVIEMBRE: DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA
La actualidad de la investigación en filosofía en la Argentina
Claudia Mársico, investigadora independiente del CONICET, reflexiona sobre las transformaciones operadas en los modos de trabajar en la disciplina.
Claudia Teresa Mársico, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Filosofía “Dr. Alejandro Korn” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Directora del Departamento de Filosofía de la misma casa de estudios, aporta su mirada respecto del aumento de las investigaciones en la disciplina en los últimos años, los cambios en el perfil tradicional de las mismas y la importancia de continuar fomentándolas como parte de un sistema científico nacional integrado y equilibrado.
¿Cómo caracterizaría la situación actual de la investigación en filosofía en la Argentina respecto a lo que ocurría en épocas anteriores?
En los últimos años la cantidad de proyectos de investigación en curso se ha incrementado exponencialmente, en gran medida gracias al aumento de la cantidad de becas que se otorgan para la realización de tesis de postgrado y de la apertura de oportunidades para entrar a la carrera de investigador en el CONICET. Esto instaló la posibilidad de dedicarse a la investigación en parámetros impensables años atrás. Hace no mucho, casi la única salida para los que se graduaban era la docencia mientras que la investigación parecía restringida a unos pocos.
¿Cómo repercutió esta nueva situación sobre el campo disciplinar en general?
El hacer más asequible la posibilidad de investigar permeó y alimentó todo el resto del amplio campo de la disciplina. De hecho, ha ayudado mucho a integrar distintos planos, a pensar que no se trata de que la investigación pura va por un lado y el resto de las prácticas, consideradas periféricas, por el otro. Una investigación ampliada repercute necesariamente sobre otras tareas y las nutre todo el tiempo.
Se suele creer que el estudioso en filosofía es alguien absorbido por tareas exclusivamente librescas ¿Cuánto hay de cierto en esta imagen y cuánto de preconcepto?
Se piensa mucho que el que investiga en filosofía es alguien que está sentado frente a libros y abocado exclusivamente a temáticas internas de la disciplina. Si bien este tipo de estudios tradicionales, como aquellos dedicados al análisis de la obra de autores o de corrientes de pensamiento, existen y es importante que así sea, hoy hay muchas otras investigaciones en curso que apuntan al diálogo interdisciplinario. Esto se ve también en la conformación de equipos mixtos de trabajo en los que hay gente de filosofía, pero también de otras áreas. Frente a una imagen de la filosofía en retracción, relegada al abordaje de la historia de su propio desarrollo o de problemas muy concretos intradisciplinares, la realidad indica que hay muchos graduados de la carrera trabajando en las distintas facultades de la UBA en las áreas más disímiles, y esto se replica en las distintas universidades del país.
¿Cuál considera qué es el aporte que la filosofía puede hacerle a otras áreas de estudio?
En general sucede que cuando otras disciplinas avanzan mucho en su terreno específico necesitan volver a pensar sus propios fundamentos y ahí es dónde la filosofía tiene algo para decir. Existen ciertas nociones que formaron parte de la filosofía desde el inicio que luego se autonomizaron pero que en algún momento necesitan volver a ella para justificarse y darse su sentido dentro de un área autonomizada. Pensar los basamentos y las proyecciones de otras disciplinas sigue siendo una tarea propiamente filosófica.
¿Por qué considera que es importante para un país como la Argentina que se fomenten las investigaciones en filosofía?
Me parece que en general en las humanidades y muy especialmente en la filosofía se juega el cuestionamiento de ciertas cosas que son dadas como obvias y que en realidad no lo son. Además, permiten plantear la cuestión de hacia dónde va el país o la región cuándo se toman determinadas decisiones colectivas. Claramente, a nivel nacional, es importantísimo avanzar en ciencias duras, pero también lo es que el sistema científico sea equilibrado. Las humanidades y particularmente la filosofía pueden funcionar una especie de argamasa o de sustento que permita replantear y repensar los sentidos de la investigación en general en conjunto con los destinos comunitarios más amplios.
Claudia Teresa Mársico es investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Filosofía “Dr. Alejandro Korn” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universal de Buenos Aires. Es Profesora Regular Asociada de Historia de la Filosofía Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde también es directora del Departamento de Filosofía. Ha dirigido numerosos proyectos de investigación acreditados y publicado más de una decena de libros.
Por Miguel Faigón