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Científicos del CONICET colaboran en el estudio sobre los orígenes del perro doméstico

Dos antropólogos argentinos participaron de una investigación que sugiere que el vínculo entre hombres y canes comenzó en Europa.


Los orígenes geográficos y temporales de la domesticación de los cánidos han generado controversia en el campo científico. Si bien hay hipótesis que sostienen que este proceso se inició en el este de Asia hace 15 mil años, los resultados de un estudio reciente del que participaron investigadores argentinos indican que habría comenzado en Europa entre 18.800 y 32.100 años atrás.

El estudio publicado en la revista internacional Science el pasado 15 de noviembre compara la secuencia del ADN de 18 cánidos y 20 lobos prehistóricos y los genomas de 47 lobos y 77 perros modernos.

Daniel Loponte y Alejandro Acosta, investigadores adjuntos del CONICET en el instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latino (INAPL, UBA-CONICET) fueron invitados a participar a partir de sus estudios en perros domésticos en Argentina y Sudamérica.

“Recuperamos en el año 2005 un esqueleto completo de perro prehispánico en un sitio arqueológico en las tierras bajas del Delta de Paraná, cuyo estado de conservación es excelente y es uno de los ejemplares más completos encontrados hasta ahora en Argentina. Este espécimen era interesante para vincularlo con los que habían sido enviados desde otras partes del mundo. Un equipo de genetistas encabezados por el científico finlandés Olaf Thalmann analizaron el ADN mitocondrial y entre todos discutimos los resultados”, afirma Loponte.

Las conclusiones del estudio indican que la domesticación del perro es la culminación de un proceso iniciado por cazadores-recolectores del Paleolítico Superior. Existe evidencia de lo que podrían ser intentos fallidos de domesticación de especímenes de origen belga hace unos 30 mil años atrás.

Los investigadores explican que el lobo gris es el antecesor directo del perro pero que a partir de su domesticación, se produjo una tasa de variación morfológica a un ritmo muy alto y probablemente de forma progresiva en el tiempo, que no es equivalente a la de ninguna otra especie. “Hay mucha diferencia fenotípica entre un Basenji, un Chongquing y un Caniche”, ejemplifica Loponte. Hoy en día esta variedad morfotípica se distribuye en 340 subespecies de perros reconocidas por la Federación Cinológica Internacional.

El estudio explica que la domesticación se inició en un período cercano al pico máximo de la última Glaciación, aproximadamente 20 mil años atrás. Los cazadores-recolectores comenzaron a relacionarse con los perros en una etapa donde los humanos cazaban grandes animales.

Para el investigador es posible que haya sido una asociación no buscada en forma intencional, sino como parte de un largo proceso coevolutivo que derivó en una situación de mutualismo donde cada especie – humanos y cánidos – se beneficia.

“Probablemente los hombres adquirieron ventajas para la captura de las presas, en la defensa de los lugares de matanza frente a grandes competidores naturales y en la detección de peligros en los campamentos, mientras que los perros incorporaron beneficios múltiples como alimento que los humanos descartaban o no podían procesar, y seguridad reproductiva”, concluye Loponte.

  • Por Alejandro Cannizzaro
  • Sobre investigación
  • Daniel Loponte. Investigador adjunto. INAPL.
  • Alejandro Acosta. Investigador adjunto. INAPL.