PREMIOS FUNDACIÓN BUNGE Y BORN

Sandra Díaz: “Es falsa la dicotomía bienestar humano- trama de la vida”

Así lo afirma la investigadora del CONICET galardonada con el Premio Fundación Bunge y Born en Ecología 2019.


Hoy en el CCK, Sandra Díaz, investigadora superior del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, (IMBIV, CONICET-UNC), será distinguida con el premio que otorga todos los años la Fundación Bunge y Born a científicos destacados en sus disciplinas y que en la presente edición están destinados a reconocer las contribuciones en el campo de la Ecología.

El fallo del jurado que la eligió como ganadora destacó su papel en el desarrollo del concepto de diversidad funcional, así como sus contribuciones teóricas, metodológicas y empíricas para demostrar el modo en que los caracteres biológicos de las plantas vasculares influyen sobre su vulnerabilidad al cambio climático y las consecuencias que esto tiene para el funcionamiento de ecosistemas.

De acuerdo a la investigadora, la supuesta contradicción entre la necesidad de producir alimentos, materiales y energía, por un lado, y la conservación de la biodiversidad por el otro, está vinculada a formas específicas de explotación de la naturaleza que no internalizan los costos reales, tanto ecológicos como sociales, y asegura que existen modelos alternativos de hacer las cosas que valoran y tienen en cuenta muchas otras contribuciones de la naturaleza para la gente.

 

¿Qué es la diversidad funcional?

Los caracteres funcionales son los rasgos fenotípicos de los organismos que determinan sus respuestas al ambiente -incluyendo factores como clima, recursos, disturbios- y también determinan los efectos de dichos organismos en la estructura y dinámica de los ecosistemas y en otros seres vivos. La diversidad funcional, a su vez, es el arreglo de caracteres funcionales en un punto determinado del espacio y el tiempo. Por ejemplo, cuáles son los valores de caracteres más abundantes, o cuán amplio es el rango de valores de caracteres presentes.

 

¿A que se hace referencia cuando se habla de las contribuciones de la naturaleza para la gente?

La diversidad funcional también afecta lo que llamamos contribuciones de la naturaleza para la gente. Esto significa todos aquellos beneficios y perjuicios que la trama de la vida representa para la gente, tanto como individuos, como miembros de grupos sociales, o como humanidad toda. El concepto de contribuciones de la naturaleza por supuesto incluye los servicios ecosistémicos, pero es más amplia y pluralista, abarcando diferentes modos de concebir la naturaleza y sus relaciones con los seres humanos. Es compatible con la idea de servicios ecosistémicos, pero pretende ir más allá, pretende ser significativo para un conjunto más amplio de disciplinas, actores sociales y formas de conocimiento.

 

¿De qué manera la biodiversidad de las plantas permite combatir el cambio climático?

La trama de la vida interactúa muy dinámicamente con el cambio climático, como factor de efecto y también de respuesta. Así como los animales y las plantas son afectados por cambios en las precipitaciones, la temperatura o los regímenes de heladas, las plantas (y a través de ellas el suelo) son un sumidero y un reservorio fundamental de carbono.

 

¿Considera que existe una tensión estructural entre la necesidad de producir alimentos para una población cada vez mayor a nivel mundial y la conservación de la biodiversidad vegetal y animal que esa misma población necesita para vivir?

Hay conflictos entre ciertos modos de producción, particularmente de alimentos, materiales y energía por un lado, y la mantención de otras muchas otras contribuciones de la naturaleza para la gente. Son aquellos modos que no internalizan los costos reales, tanto ecológicos como sociales, de la actividad en cuestión, que no tienen en cuenta cuál es realmente el balance más amplio en cuanto a calidad de vida de la gente. Pero eso no necesariamente tiene que ser así. Hay modelos alternativos de hacer las cosas. Hay muchos ejemplos, lo que hace falta es darles más impulso y más escala. Es falsa la dicotomía bienestar humano- trama de la vida. La dicotomía es real sólo de acuerdo a algunos modelos particulares, que parten del supuesto de que una relación gratificante, enriquecedora con el mundo vivo que nos rodea y nos atraviesa es un lujo, no un derecho.

 

¿Por qué la situación es especialmente crítica en lo que se denomina sur global?

La situación es particularmente crítica en el denominado sur global por el modo en que se ha ido organizando el comercio internacional. La separación espacial de la demanda y el sitio ‘primario’ de producción -como el lugar de producción agrícola, o extracción directa como ser pesca o extracción maderera-. Esto hace que los costos ambientales y sociales se sientan en lugares distantes de aquellos donde se genera la demanda y se realiza el consumo. Una cosa que aparece muy clara es que lo que ocurre con la naturaleza y sus relaciones con las sociedades en cada punto del planeta hoy en día es producto no sólo de las condiciones locales, sino también de una serie de impulsores ‘teleconectados’, factores sociales, económicos y físicos que operan a escalas espaciales amplias, frecuentemente transcontinentales.

 

¿Qué representa para usted haber sido galardonada con el Premio Fundación Bunge y Born 2019 en Ecología? Este año le tocó además copresidir el informe del IPBES y fue distinguida con el Princesa de Asturias. ¿Siente que ha sido uno de los años más importantes de su carrera científica?

Para mí es un gran honor haber ganado el Premio de la Fundación Bunge y Born, por su importancia y trayectoria y por quienes han sido los galardonados anteriores. Siento que ha sido uno de los años más importantes de mi carrera científica en cuanto a la visibilización del trabajo abnegado y a largo plazo de los equipos de los cuales tengo el privilegio de formar parte, tanto mi equipo en el IMBIV, como los equipos internacionales de ciencia primaria y de síntesis en ecología que integro. La investigación en ecología es trabajo colectivo por excelencia.

 

Por Miguel Faigón