INVESTIGADORES
BONGIOVANNI Guillermina Azucena
capítulos de libros
Título:
Capítulo 2: El núcleo como centro interactivo de control celular.
Autor/es:
VALENTICH, MIRTA A.; ROBERTO, ROVASIO; BONGIOVANNI, GUILLERMINA
Libro:
Histología y Embriología del ser humano; bases celulares y moleculares
Editorial:
Editorial Médica Panamericana
Referencias:
Año: 2008; p. 33 - 72
Resumen:
El núcleo es una organela celular rodeada de una membrana doble que contiene el material genético o cromatina y los factores necesarios para que este se exprese. Una de las primeras descripciones de la célula fue realizada en 1710 por Leewenhoek, quien lo estudió en elementos de la sangre de peces pero recién a mediados del siglo XIX fue reconocido como un elemento esencial de la célula. Como parte de la llamada Teoría Celular, postulada por Virchow, Schwann y Schleiden en el siglo XIX (1838-1855), se conoce que “toda célula proviene de otra célula”. Así, todas las células del organismo, desde una simple plaqueta sanguínea, que son fragmentos desprendidos del citoplasma de una célula gigante llamada megacariocito, hasta las complejas redes neuronales que permiten que leamos, interpretemos y recordemos estos párrafos, provienen de una sola célula, el cigoto. Para que cada célula hija logre especializarse (diferenciarse) y posteriormente cumplir funciones específicas dentro del tejido, órgano y sistema del cual forma parte, deben activarse genes específicos, de manera consecutiva y en forma absolutamente sincronizada. La diferenciación celular también involucra modificaciones químicas que llevan al silenciamiento de determinados genes. Cuando una célula “decide” ser músculo esquelético (p.ej.), todos los genes innecesarios para ese idiotipo celular no serán expresados ni por esta célula, ni por su descendencia. Así como en una sinfonía, hay una partitura para cada instrumento, los genes activos de una célula dependen de su función. Por otro lado, cuando por alguna razón, una célula no puede desarrollar su función, otra serie de genes se activa, también en forma consecutiva y sincronizada, para desencadenar la muerte celular o apoptosis. Es claro así, que el control de la identidad, capacidad funcional y hasta la muerte celular dependen de la correcta expresión de determinados genes. En términos evolutivos, la compartimentalización de todas las moléculas necesarias para lograr esto, conformando un núcleo rodeado por membrana, asegura el mínimo grado de interferencia de otros componentes celulares para que este “chip” biológico funciones correctamente