Fracciones orgánicas en agregados de Argiudoles típicos del sudeste bonaerense con distintos usos

ALVAREZ, M.F., M. OSTERRIETH Y N. BORRELLI

Córdoba

Otro; I Reunión Argentina de Geoquímica de la Superficie; 2009

La materia orgánica (MO) del suelo es definida por Stevenson (1986) como el total de componentes orgánicos provenientes del tejido animal y vegetal más los productos de su descomposición parcial y la biomasa presente en el suelo. La descomposición de la MO da lugar a dos fracciones: lábil y estable, y constituye un proceso básico en el ciclo biogeoquímico del carbono. Por otra parte, tiene una función clave en relación con la fertilidad edáfica por su efecto significativo sobre las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo. Dentro de las propiedades físicas influye en la estabilidad de agregados, actuando como agente cementante entre partículas y microagregados contribuyendo a la estabilidad de la estructura del suelo (Tisdall y Oades, 1982; Six et al., 2000). Distintos autores coinciden en que la fracción lábil de la materia orgánica es más sensible que la fracción estable para detectar los cambios producidos por el manejo a corto plazo (Haynes, 2000; Galantini et al., 2006). Sin embargo, Galantini y Suñer (2008) señalan que para la fertilidad del suelo, son tan importantes la materia orgánica humificada como los residuos de cultivos y sus productos de transformación. El objetivo del trabajo fue analizar el efecto de los distintos usos de los Argiudoles típicos del sudeste bonaerense sobre el carbono orgánico total y la fracción estable del mismo, en relación a la morfología de agregados. El estudio se realizó en la Cuenca de la Laguna de Los Padres (Partido de General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires). Se trabajó en los primeros 5cm del epipedón mólico de parcelas con distintos usos de suelo: cultivadas, forestadas con pino y eucalipto, y una pastura natural, teniendo como referencia una parcela natural con suelos nunca laboreados. Se determinó el porcentaje de carbono orgánico total (COT), ácidos fúlvicos (AF), ácidos húmicos (AH) y huminas (H) en la muestra total, y en los distintos tipos morfológicos de agregados definidos por Alvarez et al. (2006; 2008). Los resultados evidencian un alto COT en las parcelas forestada con eucalipto y pastura, siendo este menor en las cultivadas y forestadas con pino. Si bien los agregados esféricos mostraron variación en el COT entre las distintas parcelas, estas diferencias no fueron muy marcadas (7,2-8,6%). Las formas alargadas y cuadrangulares presentaron mayor variabilidad (5,6-10% y 6,9-13,6%, respectivamente). La fracción estable de la materia orgánica se ve afectada por el manejo debido a la disminución en el porcentaje de todas las sustancias húmicas. Los AF son los más sensibles y se preservan en las parcelas forestadas y de reserva, disminuyendo un 30% en las parcelas agrohortícolas. Los AH tienen variaciones similares a los AF, excepto en la parcelas forestadas con pinos que se asemejan a las agrohortícolas, lo cual se relacionaría con el tipo de cobertura. Por acción del laboreo se pierden alrededor del 20% de H. Dentro de las sustancias húmicas según la morfología de los agregados los AH, son mínimos en los agroecosistemas con valores extremos de 0,02% en los agregados esféricos de las parcelas cultivadas y máximos en los agregados alargados y cuadrangulares de las parcelas naturales (0,3-0,5%). Los AF presentan un comportamiento similar, mientras que las H presentan muy leves variaciones con las morfologías y las prácticas realizadas. La sustancial disminución de los componentes húmicos en las parcelas cultivadas se traduce en una menor actividad biológica, lo que a su vez influye en la agregación disminuyendo la estabilidad estructural en estas parcelas sometidas a manejo agrohortícola desde hace más de 20 años.