INVESTIGADORES
KREIMER Pablo Rafael
capítulos de libros
Título:
“Institucionalización de la investigación científica en la Argentina: de la internacionalización a la división internacional del trabajo científico.”
Autor/es:
KREIMER, PABLO
Libro:
“Intérpretes e interpretaciones de la Argentina en el Bicentenario”
Editorial:
UNQ
Referencias:
Año: 2010; p. 121 - 139
Resumen:
La internacionalización es una dimensión que ha estado presente desde los orígenes de la investigación en los países latinoamericanos. En efecto, podemos constatar que la institucionalización y el desarrollo de los campos científicos “modernos” –en espacial hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX- estuvieron estrechamente vinculados con las relaciones que los investigadores locales habían establecido con los “líderes” de cada disciplina en Europa, ya sea en ocasión de visitas de dichos “viajeros” en América Latina, o bien a propósito de las estadías de latinoamericanos en el extranjero. Esto corresponde a una primera fase, que podemos denominar “internacionalización fundadora”.            Una vez que las disciplinas se han establecido en instituciones locales, la naturaleza de las relaciones entre los investigadores se modificó: la definición de las agendas de investigación y las innovaciones en los conceptos se ponen en juego dentro de una tensión “local-internacional”. Esto corresponde, por lo tanto, a un segunda etapa, que podemos llamar “internacionalización liberal”.[1] Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, mientras que se establecían, en la mayor parte de los países desarrollados, las políticas científicas y tecnológicas –y que se institucionalizaron, consecuentemente, los protocolos de cooperación en materia de ciencia y tecnología- los lazos internacionales se vuelven más “formales” y más “institucionalizados”; es una etapa de internacionalización “liberal orientada”.[2]Ahora bien, durante el último cuarto del siglo XX, estas relaciones cambiaron su naturaleza una vez más. Si durante las etapas precedentes las negociaciones entre investigadores del “centro” y los de la “periferia” dejaban a estos últimos un pequeño margen de maniobra, ahora se puede observar una tendencia a que las relaciones de colaboración comiencen a tomar la forma de un “contrato cerrado”, del tipo “lo tomas o lo dejas”: es una etapa marcada por la emergencia de mega-redes (que pueden incorporar en su interior hasta quinientos investigadores) y de “regiones de investigación”. Una nueva dinámica se hace entonces visible, entre grupos hegemónicos y los de contextos periféricos. Podríamos observar allí una paradoja: los investigadores de élite de los países “no hegemónicos” son crecientemente invitados a formar parte de consorcios internacionales, pero para ellos las condiciones de acceso son cada vez más estrictas y los márgenes de negociación tienden a hacerse mínimos.[1] “Liberal” es entendido aquí en el sentido de prácticas que no son reguladas por las autoridades nacionales ni por la dirección de las instituciones. Se trata, en cambio, de prácticas marcadas por un laissez-faire  que no responde más que a las estrategias de los propios investigadores.[2] La expresión “liberal orientada” podría parecer contradictoria. Me refiero, sin embargo, como veremos más adelante, a la puesta en marcha de mecanismos de ayuda a la cooperación internacional que no afectaron, empero, la libertad de los investigadores para establecer libremente sus vínculos internacionales.