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Este artículo parte de un panorama general de las situaciones de exilio del autor y extraterritorialidad de las obras literarias por las que atraviesan algunos escritores argentinos en la segunda mitad del siglo XX y examina en este contexto los casos singulares de Juan Rodolfo Wilcock y Héctor Biancotti. Si bien la coincidencia de exilio y cambio de lengua, sumada a algunas referencias culturales compartidas (las que provienen del grupo Sur), aproxima los nombres de ambos, la semejanza entre ellos se resuelve rápidamente en diferencia, cuando se atiende a las condiciones institucionales en que emigró cada uno y a los efectos que el exilio y el cambio de lengua produjeron en sus obras. En esta dirección, el artículo se ocupa de describir e interpretar las particularidades de cada situación. En el caso de Wilcock, se atiende, por un lado, a las razones personales (entre ellas, su furioso antiperonismo) que lo llevaron a abandonar el país y a los motivos estéticos que lo impulsaron a empezar a escribir en italiano, (entre ellos, su interés por encontrar un nuevo horizonte de expectativas en el que la centralidad de Borges no intercediera la lectura de su obra). Por otro, se describen las transformaciones que este cambio operó en su literatura: un avance decidido hacia la narración y el paso de una sensibilidad romántica a una tragicómica, altamente grotesca. En el caso de Bianciotti, se muestra cómo, contrariamente al caso de Wilcock, la determinación del viaje y del cambio de lengua no supone un proceso de abandono sino de integración a la cultura francesa. Un proceso largo y riguroso, que el relato autobiográfico que Biancioti presenta en varias de sus novelas, construye a partir de las representaciones estereotipadas que configuran la oposición civilización /barbarie.

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