INVESTIGADORES
ORTS Dario Leandro
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis de segmentación andina en respuesta a la subducción de zonas de fractura oceánicas (Andes Norpatagónicos)
Autor/es:
ORTS, D.L.; FOLGUERA, A.; ALVAREZ, O.
Lugar:
General Roca
Reunión:
Simposio; XVI Reunión de Tectónica; 2015
Institución organizadora:
Comisión de Tectónica - Asociación Geológica Argentina
Resumen:
En este trabajo se analiza una hipótesis acerca de la cual la topografía del fondo oceánico, específicamente aquella definida entre segmentos de zonas de fracturas oceánicas, posee un efecto permanente en la deformación y segmentación de la placa superior continental entre los 37 y 47ºS, evidenciado por el desarrollo lateral de distintas unidades (Figura 1). Reconstrucciones paleogeográficas a partir de anomalías de fondo oceánico (Cande y Leslie 1986, Müller et al. 2008, entre otros) muestran claramente que las zonas de fractura asociadas a la dorsal de Chile estarían incidiendo prácticamente en el mismo lugar de la trinchera desde aproximadamente 18-16 Ma (Figura 1a). Esto surge luego de un periodo de reorganización de las placas tectónicas desde los 26 Ma, que hacia los 18 Ma se habría estabilizado dando un polo de Euler estable entre las placas de Nazca y Sudamérica y consecuentemente un vector de convergencia con orientación constante ~N78°E (Somoza y Ghidella 2005). Esto permitió que las zonas de fractura con una orientación similar, excepto aquellas oblicuas como la de Mocha, sean subducidas aproximadamente en la misma ubicación desde los 18 Ma hasta la actualidad. Estas zonas de fractura oceánica se definen a partir del desfasaje entre segmentos de la dorsal activa por medio de fallas transformantes, lo que involucra un contraste lateral de edades de fondo oceánico. Este desfasaje de edades se manifiesta en la batimetría, producto del balance isostático, generando un escalonamiento con desniveles de hasta 500 m entre los segmentos delimitados por las zonas de fractura. Adicionalmente algunas de estas zonas de fractura, como la de Valdivia, pueden llegar a desarrollar un sistema de fallas en una faja con un ancho de hasta 50 km (Dzierma et al. 2012), determinando amplias vías de fluidos y consecuentemente profundas zonas de serpentinización que afectan a la corteza oceánica lo cual afecta el acoplamiento en la zona sismogénica. De esta manera, los sectores del margen donde inciden las zonas de fractura presentan menor acoplamiento que los segmentos de corteza delimitados por ellas, donde los ciclos intersísmicos son consecuentemente más largos y por ello más deformación cosísmica se acumula, provocando luego rupturas mayores entre las placas y que parte de ese desplazamiento de acumule en la placa superior como permanente (Dzierma et al. 2012, Moreno et al. 2014). Así, diversos estudios han observado una correlación entre estos segmentos delimitados por fracturas oceánicas y las zonas de ruptura histórica, que a su vez coinciden con anomalías del gradiente vertical de gravedad (ver Álvarez et al. 2014 y referencias citadas allí). En el presente trabajo a partir del análisis de datos de gravedad satelitales y terrestres, como el modelo EGM2008 (Pavlis et al. 2012), en conjunto con datos de modelos de elevación digital SRTM (1 arc seg) y batimétricos, se han podido mapear estructuras que presuntamente segmentan la corteza continental y se asociarían a la prolongación de las zonas de fractura oceánica (Figura 1b). La combinación de esta información con la geología y la estructura conocida del retroarco a escala regional ha permitido distinguir una segmentación en la geología aflorante a distancias mayores a 500 km dentro de la plataforma patagónica desde la trinchera.