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Lo que vengo a compartirles, en torno a la propuesta del panel, es la conjunción de una serie de reflexiones sobre lo que puede denominarse, simplificadamente, una temprana posguerra. En este sentido, el período propuesto que iniciaría en el año 1982 y culminaría con el último levantamiento carapintada en 1990, coincide con algunas impresiones que tengo sobre lo que podríamos llamar una memoria sobre Malvinas. Desde mi punto de vista, se condensó en esos años una forma de recordar lo acaecido en la guerra, las responsabilidades, los olvidados y los abandonados que, a pesar de la potencia de este cuadragésimo aniversario, aún operan.Lo que me interesa es entrar a la experiencia de guerra a partir de una instancia en la que está implicada algún tipo de funcionamiento estatal. Así como los buenos estudios sobre la memoria inspirados en Michel Pollack han mirado, por ejemplo, los procesos judiciales como formas performáticas de dar cuenta las experiencias más aberrantes y traumáticas, de esta misma manera considero necesario mirar los espacios de experiencias y los horizontes de expectativas en lo que, al menos simplificada y preliminarmente, llamaré instancias de diagnóstico estatal.Pero también considero que estas instancias incluyen los juicios, en este caso puntual, la denominada causa 59 es decir, Juzgamiento dispuesto por Decreto 2971/83 de las presuntas infracciones previstas en el Código de Justicia Militar señaladas en las actuaciones e informes producidos por la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades Políticas y Estratégicas Militares del Conflicto Bélico en el Atlántico Sur cuya primera instancia estuvo a cargo del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y luego, a raíz de las modificaciones del Código de Justicia Militar de 1983 (ley 23.049) tuvo como segunda instancias a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo criminal y correccional de la Capital Federal, la misma que llevó adelante el Juicio a las Juntas.

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