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La importancia de la temperatura para los animales ectotermos ha sido ampliamente estudiada y reconocida. Se sabe que la mayor parte de los procesos fisiológicos dependen de ella. Las lagartijas que habitan los rigurosos ambientes de la Patagonia enfrentan frecuentemente situaciones desfavorables térmicamente hablando. Estas se pueden superar mediante respuestas a nivel fisiológico o comportamental que pueden ser acompañadas por ciertas adaptaciones que optimicen la eficacia de dichas respuestas. En el caso de los reptiles termorreguladores, se ha propuesto (no sin controversias) que el tamaño corporal de las especies aumenta con la latitud (patrón de Bergmann), sugiriendo que la inercia térmica de organismos más grandes favorece la conservación de calor (Hipótesis del balance térmico). Sin embargo, esta ?respuesta? puede al mismo tiempo dificultar la obtención de calor. A partir de ello se esperaría la presencia de otro mecanismo compensatorio (o varios), como la coloración oscura, lo cual aceleraría las tasas de calentamiento (Hipótesis del Melanismo Térmico). En trabajos previos se observó que las lagartijas del grupo L. goetschi son especies heliotérmicas y buenas a muy buenas termorreguladoras, alcanzando frecuentemente sus temperaturas de preferencia. En el presente trabajo, a partir del estudio de las tasas de calentamiento y enfriamiento y de sus características morfológicas (tamaño, melanismo), se observó que estas especies siguen el patrón de Bergmann, con especies de mayor tamaño a latitudes mayores y consecuentemente a temperaturas ambiente más bajas. Se encontró también una fuerte correlación entre el tamaño y melanismo de las especies. En cuanto a las tasas de enfriamiento y calentamiento, el tamaño afectó las tasas de intercambio haciéndolas más lentas, en tanto que se observó un efecto acelerador menos evidente del melanismo, el cual queda parcialmente enmascarado por el efecto del tamaño.

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