INVESTIGADORES
PETRUCCELLI Silvana
congresos y reuniones científicas
Título:
“Biotecnología Vegetal y Salud Humana: las nuevas generaciones de organismos genéticamente modificados (OGM)”
Autor/es:
SILVANA PETRUCCELLI
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Conferencia; VI Congreso Multidisciplinario en Asma, Alergia e Inmunología Clínica de la AAIBA, SIMPOSIO “BIOTECNOLOGÍA APLICADA A LA ALERGIA; 2006
Institución organizadora:
Sociedad Argentina de Asma, Alergia e Inmunología Clínica
Resumen:
Desde la obtención de la primera planta transgénica ocurrida en 1983, el campo de la Biotecnología Vegetal ha crecido de una manera exponencial generando una gran expectativa tanto es así que se la ha llamado la Tercer Revolución Tecnológica y  su impacto ha sido comparado con el producido por la Revolución Industrial y la  revolución ocasionada por la  computación (Abelson, 1998). La primera generación de plantas genéticamente modificadas (OGM) llegó al mercado en el año 1995, siendo nuestro país uno de los primeros países en adoptar esta tecnología y generar un marco regulatorio adecuado. Después de 10 años de siembra de OGM (soja RR, maíz Bt y algodón Bt) los resultados obtenidos han sido un incremento del rendimiento por hectárea y una disminución en el uso de pesticidas (James, 2005). Estos son sólo los primeros pasos de esta tecnología y en un futuro cercano se irán introduciendo en el mercado nuevos cultivos cuyo impacto no estará limitado a la  producción sino que tendrá efectos directos en la salud de nuestra población. Por un lado están en desarrollo vegetales nutricionalmente modificados y por otro lado plantas que servirán como bio-reactores  en particular de anticuerpos y vacunas orales. En relación a la mejora nutricional los caracteres que se pueden introducir son muy variados; por ejemplo el incremento del contenido de proteínas o la mejora del balance de aminoácidos, la disminución del contenido de ácidos grasos saturados, el aporte de micronutrientes (en particular vitaminas y minerales) o el incremento de fitonutrientes (carotenoides, glucosinolatos, fenoles y fitoestrógenos) (Vidal, 2005). Un ejemplo  es el arroz dorado (golden rice) que es rico en vitamina A,  que está dirigido a poblaciones con acceso restringido a muchos alimentos y cuyo uso evitaría la deficiencia de vitamina A que afecta a 250 millones de personas y causa la ceguera de 500.000 niños por año (Potrykus, 2001).  Este arroz debido a las medidas excesivamente precautorias por parte de algunos organismos regulatorios aún no ha sido aprobado para consumo. Otros  micronutrientes que han sido incrementados con éxito son el hierro, iodo y zinc y su utilización evitará las deficiencias que afectan millones de  mujeres embarazadas y niños.  El incremento de fitonutrientes tiene como objetivos disminuir la incidencia de cánceres y enfermedades cardiovasculares que son las principales causas de mortalidad en países desarrollados. El incremento de estos compuestos también disminuirá la incidencia de enfermedades asociadas al envejecimiento. Otra aplicación es la reducción de la alergenicidad de alimentos. Los alergenos vegetales pertenecen a un número reducido de familias proteicas (proteínas de defensa y de reserva de semillas). Estas proteínas se caracterizan por poseer estabilidad térmica, resistencia a la proteólisis y capacidad de complejar metales, lípidos o esteroides (Breiteneder y Mills, 2005). Estas características son compartidas con alergenos de origen animal. Además todos los alergenos vegetales poseen secuencias repetidas en su estructura, tienen la capacidad de formar oligómeros y una alta tendencia a la agregación (Protall, 2001). Aunque todavía no es posible predecir la alergenicidad el conocimiento de estas propiedades va a facilitar la identificación de potenciales alergenos y la clarificación de los mecanismos involucrados en alergias; también  va a permitir generar mecanismos que permitan predecir alergenicidad. Este último punto es uno de los problemas actuales más importantes en relación con la evaluación de OGMs destinados a consumo humano. El 90% de las alergias alimentarias son producidas por 8 alimentos entre los que se encuentran la soja, maní, trigo y nueces (Wilson y col., 2001).  En el caso de la soja que se utiliza en la elaboración de un gran número de alimentos formulados la proteína P34 es el principal alergeno en poblaciones americanas (Herman, 2003). Esta proteína guarda un 70% de homología con el principal alergeno de maní y un 50-70% con las caseínas S1 (Wilson y col., 2001). Empleando tecnología antisense se ha obtenido una variedad de soja que carece de esta proteína y se está evaluando su utilidad como sustituto de la soja convencional para pacientes alérgicos a soja (Herman, 2003; Herman y col., 2003). El principal alergeno de manzana también ha sido eliminado empleando en este caso RNA de interferencia (Gilissen et al., 2005). Por otro lado también se ha silenciado el principal alergeno del pollen de cesped inglés (Bhalla y Singh, 2004). El incremento en el número de alergenos que han sido y continúan siendo identificados junto con la caracterización de los epitopes reactivos (http://foodallergens.ifr.ac.uk/) y el avance en el conocimiento de los métodos de silenciamiento génico van a permitir diseñar estrategias para eliminar o reducir la alergenicidad de otras plantas