INVESTIGADORES
OSSWALD andres Miguel
capítulos de libros
Título:
Sujeto y pasividad en Husserl y Deleuze
Autor/es:
JULIÁN FERREYRA; SOLANGE HEFFESSE; VERÓNICA KRETSCHEL; ALEJANDRO LUMERMAN, ANDRÉS OSSWALD
Libro:
Intensidades deleuzianas. Deleuze y las fuentes de su filosofía III
Editorial:
La cebra
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2016; p. 33 - 50
Resumen:
Cuando Deleuze elige un autor como fuente de su filosofía, este autor se transforma. No será ?por mencionar los más célebres? el mismo Spinoza, el mismo Nietzsche, el mismo Bergson, el mismo Kant, antes y después de pasar por las audaces páginas que Deleuze les dedicó. Al menos para nosotros. Esta transformación puede ser el resultado de estudios extensos, como los autores mencionados más arriba, o de menciones sucintas, como las que pueblan las páginas de esta serie de libros. Deleuze transforma a sus fuentes, entonces. Pero también las fuentes transforman a Deleuze: como testimonian cada uno de los capítulos que componen este libro, pasar por aquellospensadores de los que se nutrió el ávido cerebro del autor de Diferencia y repetición arroja nueva luz sobre su filosofía y sus preocupaciones. Nuevamente, esto puede ser el resultado de largas páginas o pantallazos efímeros. Es ostensible cómo la filosofía de Deleuze se ha nutrido de Bergson, Nietzsche o Spinoza. Pero es una experiencia sublime leer una de esas fuentes fugitivas y sentir: ?¡acá estaba la clave!?. Y esto ocurre con extraordinaria frecuencia. Esa sensación obedece a que el trabajo de las fuentes altera nuestra interpretación de Deleuze y da por tanto la clave de esa perspectiva. Deleuze se transforma a la luz de las fuentes, pero no siempre de la misma manera. No hay convergencia de las interpretaciones. Cada fuente determina una faz del libro-prisma, que muta sin cesar. Es muy distinto el Deleuze que nos ofrece una fuente literaria (aquí Tournier, Sollers y los poetas satíricos), que un Deleuze pensado desde la matemática, la física o la lingüística. El Deleuze pensado con Husserl lo enfrentará a problemas muy distintos que el que lo confronta con el neokantismo. El marxismo plantea distintas preguntas que la música. Cada fuente es un mundo, aunque cada una cante la gloria del mismo Deleuze. Porque en la univocidad se trata de una sola voz para todo lo múltiple de mil vías.