IIMYC   23581
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES MARINAS Y COSTERAS
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
La vida de una laguna: un ensayo sobre la sucesión ecológica
Autor/es:
ROSSO, JUAN JOSE
Libro:
Destino: La Barrancosa. Una invitación a conocer lagunas pampeanas
Editorial:
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Referencias:
Año: 2019; p. 48 - 65
Resumen:
En el año 1974 los científicos James Lovelock y Lynn Margulis postularon una hipótesis acerca del modo en que la Tierra había evolucionado mediante la interacción de su medio físico y químico con los organismos que la habitaban. ?Toda la biosfera del planeta Tierra, hasta el último ser viviente que lo habita, podía ser considerada como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y eran tan independientes como las células de nuestro cuerpo?. Esta teoría se llamó GAIA, en alusión a la diosa griega de la Tierra. Si bien existen diversas interpretaciones de la teoría (y muchos detractores), en modo general podemos decir que la misma supone un escenario donde la vida sobre la Tierra esta expresada de tal modo de ser eficientemente contenida y sostenida por su hábitat y que esa situación de eficiencia (no el tipo de vida en sí) es estable en el tiempo retroalimentándose un compartimento del otro (la vida del hábitat y viceversa). Quizás, las extinciones masivas por las que ha pasado nuestro planeta apuntan hacia esa dirección.A diferencia de GAIA, las lagunas de la región pampeana han ?muerto y resucitado? varias veces en el pasado geológico reciente, tal vez, quién sabe, como un modo de contribuir a la regulación planetaria propuesta por Lovelock y Margulis. ¿Qué tal si pensamos a las lagunas durante su fase de existencia (una de las cuales estamos atravesando ahora) como una GAIA, como un mega-organismo? Las lagunas que conocemos y vemos rutinariamente en nuestro paisaje pampeano, también como si fueran un organismo, primero tuvieron que nacer. Luego ciertamente fueron madurando, desarrollándose. En ese camino incorporaron nutrientes que sostuvieron a algunos organismos capaces de hacerla respirar, es decir, de incorporarle oxígeno. Con organismos y oxígeno, aparecieron otros componentes que se alimentaban de los mismos y usaban el oxígeno provisto por estos. ¡Todos unos oportunistas! Y así, con diferentes grupos de organismos relacionados entre sí mediante las cadenas de consumo (redes tróficas), las lagunas empezaron a desarrollarse a través de la biomasa de sus diferentes componentes. Sin la presencia del hombre en el paisaje, es de pensar que las lagunas funcionaban óptimamente por mecanismos propios de regulación, los cuales probablemente, solo eran alterados por eventos climáticos extremos, como sequía e inundaciones. La evidencia de la Paleolimnología (la ciencia que estudia la historia de los cuerpos de agua a través del estudio de sus capas geológicas) lo ratifica. Uno anticipa a pensar que esto pudo haber sido así con algunas pequeñas variaciones. ¿Qué pasó cuando el hombre formó parte de esta escena? ¿Cómo respondieron las lagunas a este nuevo actor en el paisaje?Para recorrer este camino que pretende ser un ejercicio científico de pensamiento libre, propongo en este capítulo relatar el derrotero de una laguna pampeana virtual, imaginaria, desde su nacimiento hasta su estado actual, con eventos de rejuvenecimiento, enfermedad, muerte y resurrección.