IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Experiencia de la pausa y pausa de la experiencia
Autor/es:
KLINGER, DIANA; PASTORIZA, MALENA ; TORRES, SIMONETA ; LORIO, NATALIA ; CERNICCHIARO, ANA CAROLINA ; STEDILE LUNA, VERÓNICA; ALTINIER, ROCÍO; RODRÍGUEZ, MARTÍN ; PROSPERI, GERMÁN; SFERCO, SENDA ; LOUIS, ANNICK ; DALMARONI, MIGUEL ; MOSCARDI, MATÍAS; DE VARGAS GIORDI, ARTHUR ; CORTÉS, FEDERICO ; THAYER, WILLY ; VÉLEZ ESCALLÓN, BYRON ; MILONE, GABRIELA
Editorial:
Universidad Nacional de Córdoba - revista Heterotopías
Referencias:
Lugar: Córdoba ; Año: 2020 p. 300
ISSN:
978-84-15757-09-2
Resumen:
Este dossier de Heterotopías se escribió bajo el estímulo inicial de esas figuras de la pausa, que atraviesan el pensamiento de los últimos ciento cincuenta años (o más todavía, si retrocedemos a las poéticas fragmentaristas del Romanticismo). Si hubiese que titular ese lapso, resulta casi obligada la figura filosófica de la discontinuidad, que empezó a matizar todas las novedades del ejercicio crítico mucho antes de los trabajos insoslayables de Gaston Bachelard y, por supuesto, antes de los textos decisivos de Maurice Blanchot, Louis Althusser, Michel Foucault ?que asedió ?los erizamientos de la discontinuidad? (1998, p. 8)? o los escritos de Paul De Man sobre la distancia irremediable entre el lenguaje como retórica y una supuesta lógica de las cosas. Marx y la Revolución, y ?la poesía de la Revolución? como corte drástico con el pasado, en El 18 de Brumario de Luis Bonaparte (2003, p. 16). Nietszche y el hiato insalvable entre filosofía y verdad. Freud y la estratificación de la subjetividad humana como un puzle al que siempre le faltarán piezas clave que solo podríamos entrever de modo conjetural, poético o metonímico. Toda la obra crítica de Raymond Williams va tras el anhelo imposible de un pensamiento capaz de teorizar a la vez el conflicto disruptivo que explicaría el cambio (que impide siempre la totalización), y el insuprimible apetito humano de continuidad, comunicación, comunidad comprensible. En el ensayo que dedicó a Borges, Jacques Rancière acuñó una definición figurativa de la literatura que podría reunir provisoriamente esos y tantos otros pensamientos acerca del carácter constitutivo e insuprimible de la pausa, la interrupción, la cesura: ?La supresión de la distancia entre las palabras y las cosas es el sueño constitutivo bajo cuya sombra se despliega el recorrido interminable del intervalo que las separa? (2011, p. 217). Por supuesto, ese anhelo está destinado al fracaso ?como insistió Beckett? pero es irrenunciable: hay que seguir, no puedo seguir, voy a seguir. Por eso, entre las trampas que nos tiende la palabra ?pausa? se destaca el supuesto de una continuación o una continuidad futura meramente postergada. Como si tras el intervalo siguiese, solo que algo más tarde de lo previsto, lo mismo que se hubiese presentado sin él. La pausa no solo interrumpe el curso sino que además lo altera, lo transforma, entre otras cosas porque es imprevisible: nadie sabrá nunca en qué palabra, en qué frase, en qué línea esta lectora y nunca otras, este lector y solo él pausará, ni exactamente por qué, ni exactamente con qué efectos. Una teoría de la pausa es siempre una teoría de la contingencia. Por supuesto, cualquier pausa puede proceder de una decisión técnica, formal, práctica o estratégica, incluso convencionalizada: coming son; enésima parte, la leyenda continúa; ya es hora de ir a dormir así que seguimos mañana; continuará en el capítulo siguiente; aquí estamos en la undécima sílaba de modo de termina el endecasílabo, el poema se pausa y sigue abajo. Pero aún en esos casos, los efectos de la pausa, esto es el presente-futuro del poema tras la pausa, nunca está dicho antes de que la pausa sea leída, pronunciada o ignorada en una circunstancia que raramente carecerá de un componente aunque sea ínfimo de acontecimentalidad: toda contingencia presenta una diferencia aunque sea mínima, aunque sea ínfima pero siempre irreductible y, por tanto, infinita. La pausa es ?para decirlo con Alain Badiou? el sitio y el tiempo de la sustracción, de la emergencia de un significante supernumerario. En un movimiento del pensar parecido, Giorgio Agamben comprendió bien la importancia que la tradición de la Poética supo darle desde siempre a la cesura, el encabalgamiento y el verso, y reflexionó sobre ello en ?El final del poema? (2016, p. 249), que es un texto sobre la pausa y el hiato entre sonido y sentido, entre lo semántico y lo semiótico (pero que en cierta medida retoma lo que ya había escrito acerca de la cesura, el encabalgamiento y las pausas en Idea de la prosa).