IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Mujeres monstruos: ¿Un nuevo linaje para el cuento rioplatense? Hacia una tradición abyecta de la narrativa argentina
Autor/es:
SÁNCHEZ, SILVINA; HAFTER, LEA
Lugar:
La Plata
Reunión:
Jornada; V Jornadas CInIG de Estudios de Género y Feminismos y III Congreso Internacional de Identidades; 2018
Institución organizadora:
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género, IdIHCS, FaHCE, UNLP
Resumen:
No es una novedad que la tradición de la literatura argentina es masculina y patriarcal, el canon macho se erige y reproduce poniendo en su podio siempre a los mismos nombres, allí donde muy excepcionalmente entramos las mujeres. Pensemos por ejemplo en la lista de nuestros grandes escritores del siglo XX: Girondo y los hermanos Tunón en los años veinte, Arlt en los treinta, Macedonio como extremo de la vanguardia, Borges y Bioy con sus experimentos fantásticos en los años 40 y 50, Cortázar cabalgando el siglo con los distintos periodos de su obra, según sea más o menos revolucionario, Piglia y Saer en los años ochenta ensayando modos cifrados de escribir sobre la dictadura, y el último incorporado: el prolífico César Aira. En este trabajo, queremos discutir las verdades que se repite este canon macho para perpetuarse como único e infalible y proponer una tradición abyecta de la literatura argentina del siglo XX. Esta tradición alternativa no descarta a los varones canónicos, sino que los incorpora en una constelación extraña y, a partir del contacto de sus escrituras con otras escrituras, se atreve a leer sus textos de otro modo. Esta tradición abyecta de la narrativa argentina se arma a partir de un dispositivo anómalo de lectura que consiste en cruzar tres ejes o problemas: en primer lugar, el linaje del cuento en el Río de La Plata, es decir el trabajo con el relato más bien breve y con las características que suelen atribuirse a este género; en segundo lugar, las experimentaciones que ponen en discusión el modelo realista y construyen formatos híbridos donde se cruzan lo extraño, lo fantástico y lo maravilloso; en tercer lugar, la exploración de figuraciones emergentes de la mujer, que cuestionan los mandatos del patriarcado y las normativas de sexo-género. Las figuras femeninas se constituyen como mixtura de lo humano, lo animal y lo fantasmático, de lo posible y de lo extraordinario, configurándose como mujeres en devenir hacia lo monstruoso. En este sentido, son subjetividades peligrosas que alteran el orden de los géneros y el modelo tradicional de familia, cuerpos que transgreden las leyes de la naturaleza y las normas de belleza, que desafían los sistemas de orden y de clasificación de la cultura. Pero ¿por qué nos interesan tanto estas figuraciones de mujeres monstruosas? Si trazáramos una genealogía del monstruo, podríamos reconstruir las distintas formas que ha ido asumiendo a lo largo de la historia y cómo se le han adjudicado sentidos, saberes y valoraciones disímiles. Sin embargo, prevalece la idea del monstruo como figuración de la alteridad, ese otro (exterior o interior) que se sale de los sistemas de clasificación, dinamitando sus mismos principios clasificatorios (Link, 2005), que altera la organización natural de las especies, los géneros, los reinos (Foucault, 2007); o el monstruo como el sujeto peligroso, donde la conducta criminal se interpreta como patológica (Foucault, 2007). Es decir, el monstruo permite visibilizar aquello que los dispositivos de disciplinamiento y las técnicas de normalización han expulsado hacia el afuera, o han construido como lo otro en sus dicotomías binarias: lo normal y lo anormal, la salud y la enfermedad, lo humano y lo inhumano, lo bello y lo feo, lo proporcionado y lo deforme. Pero además de dejar ver toda esta galería de seres expulsados de la norma y de comportamientos peligrosos, lo monstruoso despunta su potencia y su capacidad afirmativa: esos mismos seres y esos mismos comportamientos son el umbral que amenaza y resiste a los dispositivos de control. Son esos cuerpos y esas subjetividades monstruosas las que pueden volverse dimensión de búsquedas y experimentos incesantes; o línea de desfiguración contra las producciones normativas de subjetividad y de comunidad (Giorgi y Rodríguez, 2009). Ahora bien, ¿cuál es la tradición que resulta de este modo insurgente de leer? Quisiéramos proponer una tradición abyecta del cuento fantástico argentino trazando una línea que tiene sus comienzos con Horacio Quiroga, como momento inaugural o primera posta del trayecto, continúa con Silvina Ocampo y Julio Cortázar, una posta que ha sido incorporada al canon escolar, aunque no leída del modo en que estamos proponiendo aquí, sino según la lupa de las interpretaciones oficiales, en este sentido también estamos proponiendo un modo anticanónico de leer en la escuela secundaria;luego, tenemos una tercera posta con la narrativa breve de Sara Gallardo y Antonio Di Benedetto, y aquí la operación consiste en leer la zona más despreciada o menos atendida de ambos autores, celebrados sobre todo por sus novelas. Y finalmente, como última hipótesis, queremos postular que todo el trayecto de esta tradición abyecta emerge, con una fuerza inusitada, en la nueva narrativa argentina, en las escrituras de Mariana Enriquez, Samanta Schweblin y Federico Falco. De modo tal que nuestra propuesta considera que la construcción de una tradición alternativa, contrahegemónica, no pasa solo por la tarea, muy valorable también, de rescatar escritoras que han sido omitidas, silenciadas o excluidas en los archivos de la memoria que han construido las historias de la literatura argentina, sino que el desafío, quizás más difícil, consiste en hacer lo que realiza el personaje del cuento de Mariana Enriquez cuando descubre una escena de amor entre Jane y Helen allí donde nunca antes se había observado nada digno de la atención de los lectores y la crítica. Volver a leer otra vez los textos tan leídos, las ediciones medio desarmadas, rotas, tan subrayadas, de nuestras bibliotecas. Volver a leer otra vez y dejarse conmover por eso que no ha sido escuchado todavía: el despertar de todas estas mujeres monstruosas, mujeres furiosas que despuntan su extrañeza y avanzan, mujeres que pueblan los cuentos no solo en las escrituras de las mujeres sino también en la prosa más citada de los varones bien machos de la literatura nacional.