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El conflicto ítalo-etíope que se inició en 1935 por parte de las tropas fascistas, a juzgar por la historiografía clásica, constituyó un capricho de la política exterior del gobierno de Benito Mussolini, y fue un hecho que selló el anhelado sueño de Roma: convertirse en una potencia colonial fuerte y reconocida. Y es que desde la segunda mitad del siglo XIX- aunque temeroso por los costos, pero contagiado por el asombro y la magnificencia de los recursos naturales que supuestamente poseía el continente - el gobierno italiano de entonces buscó asegurarse un área en el Cuerno Africano y lograr un asentamiento, tomando como ejemplo a los grandes abanderados coloniales del momento, Inglaterra y Francia quienes, sin escatimar recursos, se habían lanzado a las primeras exploraciones tierra adentro como abanderadas de la conquista de África.Sin embargo, las intenciones manifiestas por Italia de apoderarse del imperio abisinio no constituyeron la única causa importante que desató el conflicto armado y posterior ocupación del país africano entre 1935-1941. Si desde el período decimonónico Italia mantuvo, en contubernio con Inglaterra, una política hostil encaminada a lograr la dominación del país africano, y así formar parte de las potencias coloniales con sustanciales posesiones en el continente, la política gubernamental antieuropea trazada y mantenida por la corona etíope a partir de la victoria en Adua, contribuyó a exacerbar las fricciones que se habían venido acumulando, no dejando margen a ninguna otra solución de la disputa por parte de Italia que no fueran las armas, según expresara el propio Mussolini días antes del comienzo de las actividades bélicas.Precisamente, esta ponencia tiene como objetivo principal abordar, de manera general, cuáles fueron las causas y los factores que hicieron posible el desarrollo del Segundo Conflicto Ítalo-etíope y posterior ocupación del país por las tropas fascistas, haciendo énfasis en la evolución histórica de cuerno africano desde la mitad del siglo XIX hasta 1935, las relaciones entre Roma y Addis Abeba, así como los cambios y continuidades que particularizaron los posicionamientos políticos de ambos países hasta la consumación del conflicto.