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El programa de educación musical que Aristóteles establece en Política VIII 3, 5-7 constituye un verdadero orden normativo musical, en la medida en que establece reglas no solo para la composición y la ejecución, sino también para audición y la participación en espectáculos por parte de los ciudadanos y habitantes del mejor régimen. La legalidad musical está inseparablemente ligada al orden ético y político del mejor régimen. Tradicionalmente se ha destacado la fuerte influencia platónica en el currículo musical aristotélico. De hecho, el propio Estagirita reconoce ser depositario de las indagaciones musicales de sus antecesores. Sin embargo, se distancia del orden musical platónico en varios aspectos, en especial, respecto al empleo del frigio con fines pedagógicos. Asimismo, la censura del entusiasmo entre las emociones que deben intervenir en la educación musical de los jóvenes puede ser interpretada como un tácito rechazo a las enseñanzas platónicas. El propósito del presente trabajo es examinar la legalidad musical aristotélica y su correspondencia con la organización política del mejor régimen, atendiendo a la singularidad de su propuesta respecto de la de su maestro.