IADIZA   20886
INSTITUTO ARGENTINO DE INVESTIGACIONES DE LAS ZONAS ARIDAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Ley 25.080 de Promoción Forestal: ¿producir conservando es posible? La experiencia Maimónides en Mesopotamia, 17 años después.
Autor/es:
ZULETA GUSTAVO; GUIDA JOHNSON BÁRBARA; BAUNI VALERIA; OLMEDO MATÍAS; ARIAS MARIANO; CAPMOURTERES VIRGINIA; AGUILAR ZURITA ALEX; HOMBERG MARINA; SCHELL DIEGO
Lugar:
Puerto Iguazú
Reunión:
Congreso; 6º Reunión Binacional (Argentino-Chilena) de Ecología; 2016
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Ecología (ASAE)
Resumen:
Simposio y Mesa Redonda: Ecología aplicada y manejo ambiental en forestaciones: prioridades CTS (¿científicas, técnicas o sociales?) DescripciónLa promulgación en 1999 de la Ley Nacional 25.080 de Promoción Forestal, dio inició a un proceso formal de inclusión de compromisos y responsabilidades ambientales en este sector productivo de Argentina. Desde entonces, otras exigencias legales (p.e. Ley Nacional 26.331 de Protección de Bosques Nativos) así como necesidades de certificación internacional (p.e. FSC) han contribuido a consolidar el proceso. En este contexto, diversas instituciones científico-técnicas (CONICET, INTA, Universidades), ONGs (p.e. Hábitat y Desarrollo, FVSA, ProYungas, Aves Argentinas, Azara) y organismos públicos (autoridades de aplicación provinciales y nacionales, incluyendo Parques Nacionales) vienen realizando valiosos aportes CTS, tanto propios como sinérgicos, para compatibilizar metas ambientales con intereses económicos. Mesopotamia es la región que concentra más del 85% de las forestaciones comerciales del país, representa el segundo uso del suelo (luego de la ganadería) y donde se proyecta la principal expansión territorial de esta agroindustria. En esta región se verifica un avance creciente en la aplicación de medidas ambientales (Faggi et al. 2013). Con el apoyo de los tres sectores mencionados, las empresas destinan cada vez más áreas naturales en sus predios para conservación de biodiversidad, solventan investigaciones, mantienen sistemas regulares de monitoreo de fauna y flora, y participan, e incluso organizan, eventos CTS en los cuales no sólo se comunican resultados sino también se discuten prioridades y acciones de gobernanza. Aunque no siempre se logran acuerdos, el desempeño ambiental forestal es el más adecuado (quizás el único) dentro del sector agropecuario de Argentina. A principios de 2016, y con aportes internacionales (programa GEF), se completaron evaluaciones ambientales estratégicas (énfasis en ordenamiento territorial) y se elaboraron manuales de buenas prácticas para las principales regiones forestales del país: Mesopotamia, Patagonia y el Noroeste (Zuleta et al. 2016). Si bien el progreso en estos 17 años es significativo, queda aún mucho por hacer. Por ejemplo, y considerando tanto las recomendaciones internacionales como las necesidades empíricas a múltiples escalas (rodal-paisaje-regional-provincial), debemos propender a proteger áreas naturales que representen al menos el 17% del territorio de cada ecorregión (metas Aichi 2020), y a que nuestras prácticas ambientales estén más o mejor fundamentadas por el conocimiento científico-técnico, que sean más específicas de la realidad local a la vez que sean transversales, multi-escala. En este sentido, es oportuno reconocer que la mayor parte de estas acciones exceden la responsabilidad de cada uno o de cada entidad, son también obligaciones del conjunto. Con este espíritu se llevaron a cabo varios simposios y talleres. Desde principios de 2000 se realizaron en Argentina más de 30 eventos en los cuáles se trató la problemática ambiental del sector forestal. La IV Reunión Binacional de Ecología en Iguazú-2016 representa un excelente foro para continuar el diálogo, debatir avances, replantear las prioridades y coordinar futuros esfuerzos.