IADIZA   20886
INSTITUTO ARGENTINO DE INVESTIGACIONES DE LAS ZONAS ARIDAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Interacciones entre Prosopis flexuosa y la fauna: animales dispersores y depredadores de semillas
Autor/es:
CAMPOS, CLAUDIA MÓNICA; CAMPOS, VALERIA E.; VELEZ, SILVINA; ALBANESE, M. SOLEDAD; RODRIGUEZ, M. DANIELA; GIANNONI, STELLA
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Otro; Reunión Nacional del Algarrobo; 2012
Resumen:
Las especies de Prosopis son consideradas claves en los ecosistemas áridos y semiáridos por las numerosas interacciones que mantienen con el resto de los seres vivos y el ambiente físico. En el presente trabajo se hizo una revisión del papel de los animales en el consumo de propágulos de algarrobo y las consecuencias de esta relación en el ciclo de dispersión de Prosopis flexuosa en el desierto del Monte. Para alcanzar este objetivo, se recopilaron los resultados obtenidos de estudios descriptivos y experimentales llevados a cabo en dos áreas protegidas y sus campos aledaños: la Reserva del Hombre y la Biósfera de Ñacuñán (Monte de llanuras y mesetas, Mendoza) y el Parque Provincial Ischigualasto (Monte de valles y bolsones, San Juan). Los propágulos de P. flexuosa fueron consumidos por insectos y mamíferos. En el primero de los casos, se encontró que el 17% de las semillas de P. flexuosa producidas fueron consumidas principalmente por especies de Apion (Coleoptera: Apionidade) y Scutobruchus ceratioborus (Coleoptera: Bruchidae) antes de caer al suelo (Velez 2012). Dentro del ensamble de hormigas que interactúa con P. flexuosa, tres especies (Acromyrmex lobicornis, A. striatus y Pheidole bergi) fueron capaces de trasladar trozos de vainas y así eventualmente dispersar las semillas (Pirk et al. 2009; Milesi y López de Casenave 2004). Las dos especies de Acromyrmex desecharon material vegetal formando los característicos ?basureros?, donde se encontraron semillas de algarrobo (Velez 2012). Los pequeños mamíferos (hasta 500 g; por ejemplo Eligmodontia typus, Graomys griseoflavus, Akodon molinae, Eligmodontia typus, Microcavia australis, Ctenomys sp.) consumieron las vainas y llegaron a depredar las semillas. Experimentos de campo y laboratorio mostraron que los roedores pequeños removieron el 30% de las semillas de algarrobo ofrecidas, de las cuales el 17% fue transportado a cúmulos dispersos en la superficie del suelo y el 83% restante se almacenó dentro de las cuevas para su posterior consumo (Campos et al. 2007; Giannoni et al. 2012). De esta manera, las especies que se alimentaron principalmente de las vainas y formaron cúmulos de semillas en la superficie del suelo estarían actuando como potenciales dispersoras (Giannoni et al. 2012; Fig. 1). Los mamíferos medianos (como mara Dolichotis patagonum, vizcacha Lagostomus maximus, zorro gris Pseudalopex griseus, liebre europea Lepus europaeus) y grandes (como guanaco Lama guanicoe, ganado doméstico, jabalí europeo Sus scrofa) consumieron las vainas y dispersaron las semillas a través de las heces. Entre estas especies existió una gran diversidad en cuanto a su calidad como dispersores, según el efecto que tuvo el animal sobre la supervivencia y capacidad germinativa de las semillas, según los volúmenes de semillas trasladadas y los lugares donde las semillas fueron depositadas. La Figura 2 sintetiza las relaciones entre semillas viables y germinadas obtenidas a partir de excrementos de diferentes dispersores. En general, la viabilidad se redujo hasta un 50%, excepto en semillas provenientes de heces de jabalí, las cuales murieron en su totalidad. Cuando se comparó el porcentaje de germinación a los 30 días, las semillas sin escarificar provenientes de los árboles germinaron en un 20%, y sólo las semillas dispersadas por la liebre europea y el guanaco germinaron en porcentajes más altos. En el resto de los casos, los efectos sobre la germinación variaron entre especies que la aceleraron muy poco (zorro gris y caballo) y especies que facilitaron la germinación del 10 al 15% de las semillas en un mes (vizcacha, mara, burro y vaca) (Fig. 2; Campos y Ojeda 1997; Campos et al. 2008). Finalmente, para dilucidar el efecto de la actividad del ganado sobre la germinación de semillas y la supervivencia de plántulas y renovales, se llevó a cabo un estudio observacional y experimental en un campo ganadero vecino a la Reserva de Ñacuñán. Considerando el uso que las vacas hacen de los sitios donde habitualmente se depositan las heces (sitios de alto tránsito: senderos y periferia de los senderos; sitios de descanso y forrajeo: bajo algarrobo; sitios de paso: bajo arbustos y en suelo descubierto), se cuantificó el número de semillas transportadas, el número de semillas germinadas y supervivencia de plántulas a lo largo de 2 meses, el número de semillas germinadas 10 meses después de la fructificación y el número de renovales establecidos. El ganado transportó una gran cantidad de semillas de manera espacialmente heterogénea. Bajo los algarrobos y en la periferia de los senderos fueron los lugares donde se depositaron más semillas. El número de semillas que germinaron inmediatamente fue muy bajo y las plántulas no sobrevivieron más de una semana. En los senderos y en la periferia de los senderos los excrementos sufrieron un intenso pisoteo por los animales, por lo que se desintegraron y las semillas fueron incorporadas al suelo. Casi un año después de la deposición, luego de las primeras lluvias y antes de la siguiente fructificación, aparecieron grandes cantidades de plántulas en los senderos, en la periferia de los senderos y bajo los algarrobos. A largo plazo, los renovales establecidos ocuparon principalmente la periferia de los senderos, donde estuvieron mejor expuestos a la radiación solar. De esta manera, con diferentes efectos dependiendo del sitio de deposición, de la actividad de los animales y de la fase del ciclo de la planta (semilla, plántula, renoval), la defecación y el pisoteo son importantes en el ciclo de dispersión de semillas, por lo que un adecuado manejo del movimiento del ganado beneficia el establecimiento de plantas de algarrobo (Campos et al. 2011).