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El dimorfismo sexual (i.e., la divergencia fenotípica entre machos y hembras de la misma especie) es común en las especies con reproducción sexuada y se ha reconocido en muchos linajes de mamíferos, tanto actuales como extintos. En los perezosos vivientes, el dimorfismo sexual es poco acentuado, aunque para los representantes extintos constituye una de las principales hipótesis para explicar la marcada variación intraespecífica. Esto ha permitido, entre otras cosas, rediscutir la taxonomía alfa de algunos grupos de perezosos cuaternarios. Recientemente, se propuso la presencia de dimorfismo sexual en el perezoso terrestre Simomylodon uccasamamensis, una especie frecuente en el Mioceno tardío?Plioceno del Altiplano boliviano. La variación intraspecífica en tamaño y morfología fue analizada cualitativamente mediante descripciones anatómicas detalladas de cráneo y postcráneo, y cuantitativamente mediante medidas lineales.Los datos métricos fueron sometidos a análisis estadísticos multivariados, como análisis de componentes principales y análisis de clúster basados en distancias euclidianas. Los resultados muestran dos grupos distintos, los cuales se interpretan como individuos pertenecientes a cada sexo. Las mayores diferencias entre los dos morfotipos se detectan en la morfología del hocico y el tamaño general de los fémures y tibias. De tal manera, el dimorfismo se detecta tanto en la forma como el tamaño, en restos craneanos y poscraneanos, constituyendo este el registro más antiguo de dimorfismo sexual en perezosos extintos. Comparaciones con mamíferos actuales permiten especular sobre las diferentes dietas entre los dos sexos, con un probable uso distinto del ambiente y posibles divergencias de nicho ecológico. En S. uccasamamensis, machos y hembras podrían haber consumido alimentos distintos, siendo los machos más pastadores, manteniendo una mayor masa corporal durante todo el año, y las hembras más seleccionadoras, privilegiando alimentos más nutritivos para solventar los requerimientos energéticos de la gestación y la lactancia. En algunos grandes herbívoros actuales, distintos hábitos alimentarios entre machos y hembras se reflejan en un uso divergente del ambiente (segregación sexual) que permite un uso no competitivo de los recursos entre los dos sexos de una misma especie. El paleoambiente de Simomylodon uccasamamensis, el ecosistema del Altiplano boliviano, sufrió un progresivo enfriamiento de las temperaturas y desecación de la vegetación a lo largo del Neógeno. De esta manera, el dimorfismo sexual en este perezoso extinto podría haber representado un importante factor de selección para la adaptación a los cambios ambientales que ocurrieron en el Altiplano entre el Mioceno y el Plioceno.