CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Fagocitar a Lacan, Sujeto y verdad en la obra de Alain Badiou
Autor/es:
DANIEL GROISMAN
Editorial:
Grama
Referencias:
Año: 2019 p. 237
ISSN:
9789874136763
Resumen:
PrefacioCuando pienso en las tranquilidades que arruino?Jacques Lacan, La angustiaSi despejo la tentación de contar una historia,darle importancia a priori al sujeto del inconsciente o, lo que esigual, enrolarme en la cruzada por el porvenir del psicoanálisis, sólo quedadecir que este libro, transformación de una tesis doctoral, es el producto deun malestar en el cuerpo. Eso que, sin poder articularse en el lenguaje, sinembargo, lo asedia de manera irremediable. Si es que el cuerpo, precisamentepor esa desarticulación, ?investiga en el lenguaje? (Pascal Quignard).[1]Así, el primer efecto de acudir a la lectura deAlain Badiou fue la fascinación por lo que consideraba una respuesta a esemalestar. Y la fascinación está imantada por el falo, el cual ha sido y siguesiendo, más allá de su función específica en psicoanálisis, un símbolo delpoder y de la virilidad. De allí que, con el pasar del tiempo, se haya vueltonecesario para mí sembrar una zona de desconfianza sobre ese terreno. Fascinusy fascismus (sin importar la micro-escala) están, para el caso Badiou,en una relación de contigüidad contagiosa.En cierto momento, entonces, la filosofía deBadiou se convirtió en la respuesta que venía a detener la pulverizacióncontemporánea de cualquier certeza. Allí donde todo lo concerniente alpensamiento se presentaba como desplazamiento, sustituibilidad, relatividad yfluidez lista para cristalizar en la sólida equivalencia de la mercancía, elfilósofo francés venía a proponer la teoría de conjuntos poscantoriana como lamejor herramienta disponible para poner un coto a las interminablesdiseminaciones de la lengua y dar cuenta más certeramente de la ?univocidad delser?. Univocidad que habilita a encontrar invariantes en escenas políticasseparadas por milenios, o decir que, para el pensamiento, de los griegos a estaparte, las cosas no se han modificado sustancialmente. Poniendo en un planosecundario, e incluso degradado, las nuevas formas de vivir la sexualidad, lasformas actuales de subjetivación y la lengua.Se trataba de una producción teórica que sorteabael lugar común de la deconstrucción y por eso me vi atraído por su coraje, porsu ir a contrapelo de lo que se imponía como un gran destino de la cultura.Todo bajo el supuesto, en ese entonces, de que el gran Otro, la cultura, lacivilización, podían apresarse en una idea trascendente. Muy esperanzador alcomienzo, ahora bien, ¿a qué precio al final? Al precio de un desdénsubrepticio por el carácter equívoco de la lengua, por su no responder a lavoluntad de control y de ordenamiento de sus pretendidos amos. Así como undesaire a ciertos casos particulares en vistas a una militancia por uncomunismo internacional (me refiero, específicamente, a la experiencia de EvoMorales en Bolivia, Lula en Brasil, el kirchnerismo en Argentina, el chavismoen Venezuela, o a cualquier manifestación política contemporánea que, por teneral Estado como un actor principal, no alcance la dignidad eterna delAcontecimiento).Medhi Belhaj Kahcem, en su libro AprèsBadiou (Después de Badiou), da cuenta de forma biográfica deaquel a quien describe como un ?gran macho-misógino-conservador-neopaulino?,para quien toda manifestación política existente resulta demasiado pobre encomparación con la Idea del comunismo. Kacem, quien fue uno de los discípulosungidos por Badiou, estuvo ocho años bajo su yugo (sic), soportando losintentos de disciplinamiento de su ?Maître?, hasta que no pudocontenerse más. El libro Después de Badiou es el resultado de esaexplosión: por eso se trata de un libro desmedido, angustioso, liberador, queintenta dar cuenta desesperada e irónicamente del sistema opresivo al queestuvo identificado por tanto tiempo. Sistema que se sostiene, sobre todo,según argumenta ensayísticamente, por la intimidación que difunde. Hayinnumerables anécdotas con las que pinta un retrato de Badiou. Rescato una queda cuenta de la supremacía que siente respecto a sus contemporáneos. A quienessiempre llama ?pobres?. Pobre Deleuze, pobre Derrida, pobre Agamben, pobreBenjamin, pobre Debord, pobre Nietzsche, pobre Blanchot, etc. Todos y cada unosiempre a la zaga de lo que debería ser. En el caso de Deleuze, sobre quientraduzco este pasaje, lo demostraría su suicidio: ?¿Qué me dijo sobre el?pobre? Deleuze? ¡La filosofía de Deleuze es una filosofía triste, queridoMehdi! La prueba: el suicidio sobre el final?. Y sigue Kacem: ?Todo el mundosabe que a Deleuze lo afectó muy tempranamente una tuberculosis, una saludprecaria que nuestro atleta no tendrá en cuenta para sopesar en seguida elvalor ético de una filosofía: es lo que llamo sin la menor exageración un´eugenismo laicizado´. Cuando Deleuze decidió terminar como Empédocles, norespiraba más que con una décima parte de sus pulmones, después de largos ypenosos años: ya quisiéramos verlo en esa situación a nuestro halterófilo deideas huecas?.[2]Así, el ejercicio que he transitadoen este libro es lo que llamaría lalanguizar a Badiou. Es decir, dejarque lalengua disuelva las fronteras que se construyen con una inerciamasculina en la lengua. El libro Après Badiou, entonces, sin estarnecesariamente del todo de acuerdo con él, es un testimonio que, aun si leídotardíamente, ahora parece haber estado ahí desde el comienzo instándome apreguntar por qué tendemos o, mejor, por qué tiendo a aferrarme a un saberdemasiado seguro de sí mismo.[1]QUIGNARD, P., Butes, Sextopiso, Francia,2011.[2] KACEM, M.B., Après Badiou, Éditions Grasset, Francia, 2011, p.145.