CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Familias Ibeoramericanas ayer y hoy. Una mirada interdisciplinaria
Autor/es:
GHIRARDI, MÓNICA (COORD)
Editorial:
Asociación Latinoamericana de Población
Referencias:
Lugar: Río de Janeiro; Año: 2008 p. 419
ISSN:
978-85-62016-01-1
Resumen:
PROLOGO.-               Presentar un libro es siempre una tarea difícil y compleja. Los equilibrios son tus compañeros de viaje y te mueves continuamente entre ellos; por una parte, el de la alabanza o/y crítica leve o exagerada; o elegir entre la disyuntiva de dirigirte al colectivo académico o a un público más amplio al que siempre pretende llegar cualquier libro; o una descripción y resumen detallado artículo por artículo o escribir sobre temas de interés del prologuista que, en ocasiones, no tienen, o apenas, relación alguna con lo que trata el libro en cuestión; e, incluso, entre una extensión breve y sintética o una aportación compleja, amplia y de contenido profundo sobre el problema histórico que se analiza. Pues bien, procuraré mantener los equilibrios.             Además, cuando se trata de una obra como la que el lector tiene en sus manos: Familias Iberoamericanas Ayer y Hoy. Una mirada interdisciplinaria, en la que la diversidad que ofrece cada texto se integra en una problemática común, es siempre el lector quien sacará y obtendrá sus propias conclusiones, y las palabras de presentación sólo pueden servir para situarle mejor en el tiempo y en la problemática histórica concreta. Una vez que se ha tenido la curiosidad de abrir las páginas del libro y se observa la perspectiva comparativa entre el viejo y el nuevo mundo dentro de una temática universal y de tan honda repercusión en el devenir de las sociedades pasadas y presentes como es la familia, es seguro que el interés aumentará y, por tanto, la responsabilidad de quien escribe estas líneas también con lo que la dificultad está servida. Para comenzar a despejarla me voy a permitir tomar las palabras de un gran maestro en la historia moderna de España, D. Antonio Domínguez Ortíz, quien en la presentación del número 1 de la revista Ibérica en su nueva etapa (1992), escribía respecto al tema monográfico: “Familles Iberiques et Latino-americains”: “los lazos familiares en la España moderna no sólo eran sólidos sino extensos…la familia entendida en sentido muy amplio, y sobre este punto no hay que dejarse engañar por el escaso tamaño que en casi toda España tenía la unidad familiar. La solidaridad, para bien y para mal, no se limitaba a los que compartían el mismo techo; tenía un radio amplísimo como lo atestigua, entre otras muchas fuentes, las cartas de emigrantes a Indias”. Fuertes lazos de solidaridad y alcance amplio de la familia más allá de quienes vivían bajo el mismo techo; no sólo no se equivocaba D. Antonio, sino que, además, en perspectiva comparativa los países de América Latina iban a tener como rasgo fundamental a lo largo del tiempo esa especial característica que convertiría a la familia en el objeto básico y fundamental de conocimiento para comprender la sociedad del pasado y del presente. Hagamos ahora referencia al Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre: “la familia y la evolución demográfica”, firmado por su presidente Dimitris Dimitriadis en Bruselas el 14 de marzo de 2007. En el mismo se interroga sobre: “si la cultura dominante es favorable a la familia y a los hijos, si la imagen del éxito familiar está suficientemente valorada, si el individualismo y cierto materialismo consumista no hacen olvidar que el ser humano es un ser personal, sin duda, pero hecho para la vida en comunidad…Tal vez lo prioritario sea adoptar una visión más optimista y más generosa de la vida familiar, porque cuando se aborda la cuestión de la familia y de la natalidad, inevitablemente se toca lo más íntimo del ser humano. Por tanto, para los poderes públicos, cuya misión es buscar el bien común, se trata de abrir posibilidades, garantizar a las mujeres y a los hombres de hoy una verdadera libertad para que funden una familia y tengan el número de hijos que deseen, sin inmiscuirse en las opciones personales de realización”. El dictamen europeo puede ser trasladado al conjunto de América Latina. Posiblemente, incluyendo también otras temáticas: mestizaje, ilegitimidad, jefatura femenina, todo ello dentro del contexto de imposición religiosa y cultural fruto del proceso y devenir histórico de sociedades que soportaron un largo y complejo período colonial y que sufren en la sociedad globalizada contemporánea procesos de dependencia y de enorme desigualdad en el interior de sus clases y grupos sociales.   La conclusión a la que llegamos es que la familia constituye no solo una de las preocupaciones sociales y políticas de los gobiernos actuales, sino el primer punto de referencia e interés para los propios ciudadanos. Sin embargo, el proceso evolutivo seguido en España, Portugal y América Latina respecto al papel de la mujer, el matrimonio, las nuevas formas de familia, la nuclearización de los hogares, el aumento del número de ancianos en relación con una fuerte disminución de las tasas de natalidad o las corrientes migratorias y las desigualdades sociales, no sólo registran un enorme desequilibrio sino que son factores complementarios y estrechamente relacionados. Los historiadores latinoamericanos han asumido la responsabilidad de mirar a sus respectivas sociedades de forma penetrante y reflexiva a partir de un mandato y una necesidad social, que convierte sus agendas de investigación y trabajo en verdaderos análisis de procesos históricos propios y no en meros apéndices de una historiografía de moldes foráneos que sufre, además, curiosas adaptaciones con la travesía del océano. Resulta cuando menos curioso que en la obra Los métodos de la historia de Ciro F. Cardoso y Hector Pérez Brignoli, publicada por primera vez en 1976, con tan gran repercusión en América Latina y excelente para señalar el estado de la metodología y de la historiografía, se aprecia una ausencia total de la historia de la familia. La fuerte influencia hegemónica en el ámbito internacional de Annales y del materialismo histórico, ocultó el papel trascendental del individuo y a la vez de la colectividad y, sobre todo, de los lazos, vínculos y redes de relación social, familiar y profesional para explicar tanto la reproducción del sistema social como de los cambios y continuidades. Incomprensiblemente, América Latina quedó ausente del gran proyecto universal auspiciado por el Cambridge Group  y protagonizado por Peter Laslett y su equipo (1969-1972), a partir del cuál Europa, junto con el método de reconstitución de familias de Henry-Fleury (1965. Véase el número monográfico de Annales E.S.C., de julio-octubre de 1972, sobre: Famille et Societé, con 2ª edición en 1983), los análisis sobre la vida familiar y la infancia, de Philippe Ariés (1973) o el monográfico sobre Familia y comunidad de Quaderni Storici (1976), inició una mirada al pasado y al presente que iba a cambiar y transformar los presupuestos teóricos y metodológicos de la historiografía imperante. Es evidente que en las tierras de América Latina el pulso social e histórico late a otro ritmo y de otra manera; sin embargo el pasado colonial ejerce un peso demasiado fuerte sobre el futuro de sociedades muy dependientes. A principios de los ochenta, Balmori, Voss y Wortman plantearon la importancia y trascendencia de las alianzas de familias para explicar la formación de los países en la región. Superado el síndrome mimético del sentido obligatoriamente finalista y retardado para América Latina de los procesos sociales desarrollados en Europa occidental, se ha dado paso, y Familias Iberoamericanas Ayer y Hoy. Una mirada interdisciplinaria, lo demuestra sobradamente, a la fuerza de los lazos de parentesco, la potencia de los vínculos familiares y de las redes clientelares; hasta tal punto que las constituciones surgidas de las  revoluciones del siglo XIX no rompieron las tupidas y densas mallas de intereses familiares y sociales tejidas a lo largo de unas prácticas llevadas a cabo durante siglos con el ideal de perpetuar el status, el dominio y el control sobre unos recursos materiales e inmateriales mediante el establecimiento de alianzas verticales de dominación. Algunas fechas significativas como la creación del código civil en Argentina en 1871; el inicio del registro civil en Perú en 1936 o en 1974 en Colombia; o la instauración del voto femenino en este país en 1954, demuestran que los ritmos de los procesos corresponden a cada realidad concreta, pero se demuestra a la vez que la institución familiar es el eje de la historia política y la afirmación de las naciones. La sensibilidad social y política para crear, por ejemplo, en Colombia en 1968 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (I.C.B.F.), demuestra la preocupación, inquietud y medidas para afrontar la vida cotidiana a partir y desde la familia y su significación. Es cierto que las preocupaciones en Europa y en América Latina son muy diferentes: mientras que en la primera el fuerte descenso de la natalidad y el envejecimiento genera graves problemas para el mantenimiento de los sistemas de bienestar social, a lo que hay que unir los movimientos migratorios, en América Latina las injusticias y las desigualdades se explican, en parte, por la debilidad del Estado y la fuerza de la familia y los lazos familiares y clientelares. No es de extrañar, por tanto, la gran preocupación actual por el análisis, estudio y enseñanzas que el conocimiento de la familia y su proceso histórico implican. Algunos coloquios y reuniones científicas muy recientes lo demuestran. Por ejemplo, el grupo de trabajo Familia e Infancia del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): “Familias latinoamericanas, pasado y presente: continuidades, transiciones y rupturas”, celebrado en la Universidad Nacional de Colombia los días 3, 4 y 5 de septiembre de 2008; o “Familias contemporáneas y políticas públicas”, coloquio celebrado en Cartagena de Indias, 20-21 de octubre 2008. El libro que presentamos no es un caso aislado, todo lo contrario. Se mueve en la corriente y tendencia que señalan e implican algunos títulos[1] o las reuniones científicas a las que acabamos de hacer referencia, que demuestran cómo Latinoamérica comienza a revisar problemas no analizados hasta ahora y a recibir y canalizar, adecuadamente, y con el filtro de la realidad social e histórica propia, los clásicos métodos surgidos en Europa pero, eso sí, en función de sus propios intereses y sus hipótesis de trabajo. Este, precisamente, es uno de los méritos- aparte de otros que iremos señalando- de este libro. Mientras que en Europa los historiadores, más que una historia de la familia, presentaron una geografía de las formas familiares europeas del pasado a partir de las propuestas de Hajnal en 1965, el mestizaje, el parentesco, la atención a la infancia, el papel de la mujer, las relaciones y lazos familiares y clientelares, la reproducción social y política constituyen, junto a los problemas actuales de la familia, la agenda del análisis histórico y actual en América Latina.     Sin embargo, todavía la Familia necesita de investigaciones básicas para recuperar fuentes, análisis que planteen estudios de caso y llevar a cabo síntesis locales y, finalmente, nacionales en las que predomine un carácter  relacional y explicaciones coherentes a las continuidades o cambios que se observan. Es muy diversa la situación de cada nación, pero la consulta de algunas de las obras señaladas anteriormente, ofrece un panorama de síntesis, estado de la cuestión y bibliografía. En el caso de Argentina, a cuyo estudio y profundización contribuye notablemente esta obra, el estudio sobre: Los cambios demográficos en América Latina: la experiencia de cinco siglos (1998, Universidad Nacional de Córdoba-International Union For The Scientific Study of Population), o los casos específicos de: Historia de la Familia en la Argentina Moderna, 1870-2000 (2003, Susana Torrado), Matrimonios y familias en Córdoba 1700-1850 (2004, Mónica Ghirardi) o Historia de la familia en el Rio de la Plata (2004, J.L. Moreno), ponen, junto con otras obras, bases sobre las que obtener conclusiones que permitan a través de diferentes proyectos e investigaciones plantear nuevas hipótesis de trabajo. Por tanto, no es extraño que sean escasos los análisis de conjunto como el llevado a cabo por Pilar Gonzalbo (2003), “la historia de la familia en Iberoamérica”, o el más reciente y un tanto provocativo, pero sugerente de Nora Milanich: “Whiter Family History? A road map from Latin America (april 2007, 439-457, on-line The American Historical Association). Que la mayor parte de las obras indicadas, incluida la que es objeto de esta presentación, estén constituidas por un conjunto de contribuciones que estudian casos específicos y concretos, demuestra lo que decimos. Nos encontramos, pues, en una fase de necesaria y profunda investigación dentro de la agenda marcada por el paso adelante que significó eliminar los estudios comparativos de carácter mimético respecto a lo ocurrido en Europa y que tras una generación pasaría, con algún matiz, según determinada historiografía, en América Latina. Un viaje de ida con cierto olor y aroma impositivo, pero que, además, no tenía boleto de vuelta. Familias Iberoamericanas Ayer y Hoy. Una mirada interdisciplinaria, reune 16 contribuciones que cubren una amplia geografía regional desde Castilla hasta buena parte del continente pasando por Cuba, Brasil, México, Bolivia, Chile y Argentina, aunque la mitad de las colaboraciones corresponden a estudios y análisis llevados a cabo sobre la zona de Córdoba (Argentina) y temáticas generales del país como: la doctrina jurídica y su impacto en la legislación argentina sobre la construcción de la feminidad y la masculinidad en el siglo XIX, o las configuraciones vinculares de parejas en el siglo XXI. El lector tiene ante sí un amplio recorrido temático. El matrimonio y el sistema familiar como elementos de dominación sobre la población indígena es una preocupación de varios autores y un denominador común en este libro. Precisamente, es una de las cuestiones historiográficas más debatidas con proyección sobre el análisis social. Las sugerentes palabras de David Robichaux, enlazan con los planteamientos de Pilar Gonzalbo al cuestionar, por una parte, la coexistencia de dos sistemas familiares y matrimoniales: el indígena y el castellano, y plantear las grandes dificultades y fuertes resistencias para lograr el disciplinamiento moral y social del nuevo modelo cristiano. Ello dio lugar a variadas formas de convivencia doméstica y demostró la incapacidad de la Iglesia para establecer la disciplina en las relaciones familiares. Un claro ejemplo de lo que decimos es el que nos ofrece Ana Maria Presta en la región de Charcas en los siglos XVI-XVII respecto al matrimonio indígena. Demuestra la convivencia y coexistencia de las prácticas indígenas y su combinación con las castellanas,  pero sabiendo que son éstas las que otorgan legitimidad. Llevarse la novia en Murcia y Andalucía, es una obra del antropólogo Joan Frigolé, quien estudia la fuga que, en ocasiones, llevan a cabo los enamorados con objeto de salvar la oposición paterna por razones de status de uno de los contrayentes o, sobre todo, por el ahorro que significaba de la dote. Se produce en edades tempranas y, especialmente, en el sur de España, donde el modelo demográfico de alta presión impulsa al matrimonio a la mayor parte de los miembros de las cohortes en edad de primeras nupcias. Prácticas que tiene su origen en los matrimonios clandestinos, en donde convergían personas, voluntades e intereses a menudo contrapuestos: consentimiento familiar y libertad de los contrayentes. Se ponían en tensión tres factores: la obediencia filial, la fidelidad religiosa y la felicidad de los protagonistas. Ello originó diversas situaciones y prácticas sociales: desde el rapto de la novia hasta la aparición de la figura de la malcasada. Los ejemplos que Robichaux encuentra en México y, en concreto, en su trabajo de campo en Tlaxcala guardan una gran similitud con los casos hispanos, pero no pensamos que tengan nada que ver con el individualismo en la familia. Otra semejanza es la relativa a los conjuntos de viviendas alrededor de un patio o patios de vecindad denominados en España: corralas; son famosas, entre otras, las que existieron, por ejemplo, en Madrid o Cádiz El desarrollo científico-tecnológico que caracteriza a las sociedades contemporáneas, al ponerse en relación con el binomio familia-cambio social, produce dos consecuencias fundamentales que se pueden conocer en las prácticas matrimoniales. Así, como indica Marisol Alfonso la segunda transición demográfica en Cuba tiene el rasgo propio que la define: es decir, ruptura entre sexualidad, matrimonio y procreación. Por su parte, Martha Beatriz Melo señala que cuando la estructura tradicional de la familia es modificada por la industrialización, tanto la superioridad del padre como la venerabilidad de los ancianos pierde todo significado. La última contribución publicada y con la que concluye el libro, contiene una novedosa investigación sobre una práctica igualmente reciente: LAT (Living Apart Together), o vivir juntos pero separados, adaptación libre de la traducción y expresión  en castellano, y título del artículo de Quilodrán Salgado-Hernández Dávila, quienes analizan la situación en México, aunque es en países como Holanda, Noruega, Reino Unido, Francia, Canadá, donde se práctica. Lo importante es señalar la independencia entre los itinerarios conyugales y reproductivos. El sentido de familia, entendida en el sentido tradicional, se pierde en tanto que no existe continuidad en la convivencia, aunque ésta se produce pero de manera intermitente y sin compromiso legalmente establecido sino dependiendo de la voluntad de los protagonistas. Se comprueba que existen otras formas de construir y crear una familia, y que los conceptos y categorías a partir de los cuáles hemos pensado e investigado, tradicionalmente y hasta fechas muy recientes, la familia, están cambiando de manera radical. No es necesario el matrimonio para la procreación, la reproducción biológica asistida hace innecesaria la presencia y convivencia con el varón; se reincide a lo largo de una vida, que registra un notable aumento en las expectativas de duración, en varias uniones o/y matrimonios. Todo lo cuál supone unas nuevas relaciones familiares basadas en la libertad individual de hombre y mujer y, por tanto, con nuevas formas muy alejadas de los condicionamientos de la herencia, la familia o las estrategias familiares. Junto al matrimonio y el sistema familiar, el estudio de la infancia y de los hogares completa los trabajos que podríamos aglutinar en un primer bloque. La atención a la infancia y, en concreto, el abandono de niños e ilegitimidad (Dora Celton) y la niñez en los contextos de pobreza (Mónica Ghirardi), ambos trabajos referidos a Córdoba (Argentina), estudian y analizan fuentes y problemáticas básicas  para la sociedad colonial y contemporánea en América Latina. Así, los niños de la calle en Brasil y México son preocupaciones que se trasladan al pasado. Los estudios clásicos de Maria Luisa Marcilio sobre Brasil o el congreso celebrado en Roma (1987), “Infancia abandonada y sociedad en Europa, siglos XIX-XX” (1991), significaron, junto a otros trabajos, una referencia que vuelven a recuperar los estudios de Celton y Ghirardi. El reciente dossier de Annales de Demographie Historique (2007-2, Les enfants abandonnés. Institutions et parcours individuels), demuestra el interés y actualidad de una problemática que preocupa en Europa y América Latina. La menor trascendencia de la ilegitimidad en comparación con Europa o el caso que plantea Ghirardi sobre la reclamación de los 4 hijos de Francisco Fernández Oporto, tenidos con la mestiza soltera Ana Sosa, a cuya muerte los tenía la abuela materna, india natural de Córdoba, son conclusiones significativas de ambas contribuciones. El estudio sobre los hogares y familias de Claudio Kuffer y co-residencia en Córdoba en 1813 de Sonia Colantonio y María Ferreyra, completan este bloque sobre matrimonios, familia y hogares. Aunque el análisis de Peter Laslett no es apropiado a la realidad mestiza, colonial y dependiente, en términos económicos y políticos de América Latina, la adaptación del censo eclesiástico de 1795, en el caso de Kuffer, y del censo de población de 1813, estudiado como “grupos de co-residencia al momento del censo”, en denominación de Colantonio y Ferreyra, demuestran la inteligente aplicación de una metodología creada para responder a unas determinadas preguntas sobre una fuente concreta, que se completa al  cruzar otras fuentes, crear bases de datos y otorgarle movilidad a fuentes que son estáticas. Los resultados permiten crear modelos con posibilidades comparativas. Un segundo bloque de contribuciones podría estar integrado por los análisis: primero, sobre la mujer, bien sea en su perspectiva de violencia doméstica (René Salinas, en el caso de Chile, siglos XVIII-XIX), o respecto a la salud y demanda de nulidad matrimonial (Liliana Pizzo) y la construcción de la feminidad y la masculinidad a partir de la jurisdicción y, en concreto, del Diccionario razonado de Joaquin Escriche ( 1831,  primera edición). Si quisiéramos encontrar un denominador común éste sería el de la preservación de la mujer. Lo que se trasladó a la legislación. Pero el derecho de familia (código civil de Argentina sancionado en 1871 y el penal en 1922) siguió basado en la potestas y en la obediencia. En segundo lugar, el parentesco aglutina las investigaciones de Noemí Lorca   (parentescos en Argentina. El caso de las sierras de Córdoba), de Volpi Scott (Familia y compadrazgo en la América portuguesa, c. 1770-c.1790) y de Antonio Irigoyen (la Iglesia y la perpetuación de las familias: clero y mayorazgo en Castilla durante el Antiguo Régimen). La relación entre los seres humanos se realiza a partir de dos círculos conectados entre sí. El primero está constituido por los fluidos corporales desde los que se da origen a la procreación y a la pertenencia biológica y cultural de los individuos. El segundo formado por las vinculaciones que el matrimonio y el compadrazgo principal, pero no únicamente, establecen en forma de redes sociales inscritas en el parentesco espiritual y en las relaciones de amistad y dependencia. La familia y la genealogía parten del principio de la sangre como elemento central y aglutinante. Así, Noemí Lorca, a partir de una determinada enfermedad (de Sandhoff) lleva a cabo estudios genéticos y seguimiento de familias a través de los apellidos. Por su parte, Volpi Scott analiza la importancia del compadrazgo que servía para reforzar los vínculos de parentesco, previamente existentes. A partir de la transmisión de esta realidad, la sociedad pone en juego la transferencia de los recursos en el contexto de una economía donativa (Marcel Mauss) que refleja la aceptación de la desigualdad y la dependencia. Y es aquí donde el mayorazgo y, sobre todo, el que fundaban los clérigos, tiene una significación muy cercana al parentesco por cuanto la herencia y transmisión se realiza, en muchas ocasiones, siguiendo la línea tio-sobrino/a. Y como afirma el propio Irigoyen, antes que pertenecer a la iglesia, su comportamiento demuestra que eran miembros de una familia, y como tales la perduración y perpetuación eran sus objetivos fundamentales. Y el mayorazgo se convertirá en el instrumento jurídico que permite continuidades y permanencia de apellidos, familias, casas, propiedades y recursos. Sin embargo, no es el mayorazgo un sistema económico ni un instrumento jurídico con la misma fuerza e incidencia social que en Castilla. Lo que demuestra las diferencias entre una sociedad y otra, es decir, entre el viejo y el nuevo mundo. Con dos reseñas y una entrevista a la profesora Martine Segalen concluye esta obra. Creo que se trata, si se me permite la expresión castiza y castellana: de poner una guinda al pastel. Es decir, culminar un trabajo muy bien hecho ofreciendo los dos últimos productos surgidos del laboratorio y centro de investigación puntero y de calidad reconocida en España e internacionalmente: Seminario Familia y elite de poder. Siglos XV-XX (2007: Espacios sociales, universos familiares. La familia en la historiografía española. Murcia, Universidad de Murcia), y surgido de él: Seminario de Historia Social de la Población (2008: Historia de la familia en la Península Ibérica: del balance a la evidencia de la diversidad. Albacete, Universidad de Castilla La Mancha). Ambas obras ponen un contrapunto de contraste comparativo de primera magnitud, y honran a la historiografía argentina al poner en práctica un boleto de ida pero también de vuelta y, por tanto, de interrelaciones e interinfluencias. Ojalá este ejemplo se imite. El magisterio de Martine Segalen y sus chispeantes respuestas, en términos periodísticos, es el mejor colofón a una realidad: las familias, que aparte de lo académico trascienden a la cotidianeidad y a la realidad social de los ciudadanos y ciudadanas.   X                                                        X                                                        X   Llegado el momento de concluir y cerrar esta ya larga presentación, no sé si habré logrado mantener el equilibrio y, sobre todo, serle útil al lector para introducirlo en el estudio y análisis de las familias Iberoamericanas estudiadas en este libro, así como haberle mostrado la diversidad de problemáticas planteadas, las numerosas fuentes y los distintos métodos de trabajo utilizados; aparte de integrarle en dos bloques  coherentes el conjunto de estudios que va a proceder a leer y que le aseguro que no le decepcionarán. En dos conclusiones querría sintetizar la aportación de este conjunto de trabajos e investigaciones a la historiografía de América Latina e internacional sobre las familias. En primer lugar, sin abandonar los clásicos temas de mestizaje o dificultad de implantación del modelo familiar cristiano, surgen nuevas problemáticas que nos sitúan ante la importancia del concepto reproducción social como paradigma explicativo del cambio o continuidad social. Las independencias y posteriores revoluciones han ocupado un gran esfuerzo y tiempo de la historiografía, sin ser conscientes que en América Latina los fuertes lazos y vínculos familiares, no sólo han resistido por encima de las convulsas coyunturas políticas sino que han condicionado éstas y, sobre todo, han permitido la reincorporación de parte, al menos, de los antiguos grupos familiares en las nuevas estructuras de poder. Lo cuál significa que problemáticas como el parentesco, redes sociales, ciclo de vida, transferencia de recursos, todo ello dentro del sistema de relaciones sociales, constituye y forman parte de la agenda investigadora de las familias en América Latina. No hay que olvidar que se ha producido desde finales del siglo XIX y, sobre todo, a lo largo del siglo XX un lento pero paulatino e inexorable proceso de incorporación de derechos civiles, que han sido asumidos y protagonizados por la familia. La segunda conclusión, apoyándose en la primera, se orienta hacia una perspectiva generacional en la que la biografía, la genealogía y las redes sociales se integran en las nuevas interpretaciones de una historia social en la que la acción histórica supone poner en relación al individuo con el contexto cultural en el que se insertan y explican los poderes y las instituciones formadas por individuos, pero a los que no podemos entender como seres aislados sino integrados en espacios familiares, de parentesco y de carácter económico y político.              El mérito de haber logrado reunir semejante conjunto de trabajos se debe a Mónica Ghirardi, a quien tuve el placer de conocer, como alumna aventajada, en un curso de Demografía Hístórica en el Instituto Europeo de Florencia, y persona destacada y relevante del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Córdoba que dirige la profesora Dora Celton. El libro es un paso más y, fundamental, por las perspectivas que abre y lo mucho que sugiere para la investigación futura, dentro del trabajo que se desarrolla en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) a través del programa de Investigación y docencia de Posgrado: Estructuras y estrategias familiares. Estamos ante uno de los espacios historiográficos de investigación y docencia sobre Familia y Sociedad,  junto con El Colegio de México, de mayor relieve y prestigio de América Latina. Que la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP) sea la institución que edita el libro y que colaboren el Fondo de Población de Naciones Unidas, así como CONICET y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba, demuestra el grado de excelencia alcanzada.                                                                        Francisco Chacón Jiménez                                    Catedrático Historia Moderna Universidad de Murcia [1] La relación sería demasiado amplia y no es ese el objetivo de estas páginas, por lo que indicamos algunos con carácter general y referencias bibliográficas o que presentan estados de la cuestión del conjunto de paises, o la mayor parte de ellos, del territorio. Sin distancias. Familia y tendencias historiográficas en el siglo XX (2003), coordinado por F. Chacón, A. Irigoyen, Eni de Mesquita y Teresa Lozano; La familia en Iberoamérica 1550-1980, (2004) coordinado por Pablo Rodríguez y con prólogo de Martine Segalen; Identidades, género y ciudadanía. Procesos históricos y cambio social en contextos multiculturales en América Latina (2005), coordinado por Ricardo Cicerchia; Familia y diversidad en América Latina. Estudios de casos (2007), compilador David Robichaux; Familias y culturas en el espacio latinoamericano (2008), compiladores Ana Vera y David Robichaux, también con prólogo de Martine Segalen