CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Falacias etimológicas: enseñanza de la etimología y sus usos en el discurso social
Autor/es:
MEYNET, BEATRIZ CARINA
Lugar:
Rosario
Reunión:
Congreso; Congreso Internacional Las Humanidades por venir. Políticas y debates en el siglo XXI; 2019
Institución organizadora:
Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH, UNR ? CoNICeT) y la Facultad de Humanidades y Artes (UNR)
Resumen:
En la cátedra Prácticas Etimológicas del Latín a las Lenguas Modernas, de las carreras de Profesorado y Licenciatura en Español Lengua Materna y Lengua Extranjera, de la Facultad de Lenguas (UNC), intentamos que los estudiantes reconozcan la diferencia entre hablar de significado/s de una palabra y de su significado o definición etimológica. Muchas veces es igual o similar (por ejemplo, ?madre? < lat. mater, ?madre?), pero muchas otras el étimo tenía un significado distinto, en ocasiones muy distinto (cf. lat. familia ?servidumbre?), hasta antonímico (por ejemplo ?nimio? < lat. nimius, ?demasiado?). La distinción entre significado(s) actual/es de una palabra y definición etimológica resulta relevante cuando observamos la tendencia bastante frecuente a relacionar el significado etimológico con el significado ?verdadero? de una palabra. De hecho, la etimología suele ser un criterio rector a la hora de elegir nombres (de hijos, por ejemplo), tal que, consciente o inconscientemente, en estos casos parece operar aquella famosa paremia latina nomen omen (?el nombre es un presagio?). Una de las razones de este fenómeno es que nos dejamos llevar por (valga el juego de palabras) la etimología de la palabra ?etimología?, cuyo significado etimológico sería ?estudio de lo verdadero? (< gr. étymon): en efecto (independientemente de que se conozca o no esa etimología), suele asociarse lo cronológicamente anterior con lo original, y lo original con lo no corrompido, y lo no corrompido con lo bueno, bello y/o verdadero. Como consecuencia, el cambio semántico, producto del devenir en el tiempo, de los cambios en las sociedades, en las instituciones, etc., se percibe como espurio, incorrecto. Esta percepción se observa bastante entre estudiantes, sobre todo principiantes, de carreras relacionadas con el lenguaje (de hecho, nuestra asignatura se encuentra en el 1º año de la carrera mencionada). Por eso resulta fundamental mostrar que las palabras cambian a lo largo del tiempo no sólo en su aspecto fonético sino también semántico. Pero, además, mostrar cómo estas percepciones sobre lo ?limpio, fijo y esplendoroso? de ?lo original? operan muchas veces en el discurso social a través de las denominadas falacias etimológicas, incluso con posibles (o al menos deseables, para sus emisores) consecuencias bastante serias que exceden la mera reflexión lingüística.Así, hace no muchos años, al debatirse la ley de matrimonio igualitario, uno de los ejes de la discusión giraba en torno al propio término ?matrimonio?, en cuya etimología residiría ?según quienes se oponían a la ampliación de derechos? una incongruencia con lo que se estaba reclamando. Argumentos similares pueden encontrarse en programas de TV y redes sociales al discutirse temas como la autoridad del docente en el aula (relacionando etimológicamente las palabras ?discípulo? y ?disciplina?) o la posibilidad de la dignidad laboral (a partir de la etimología de la palabra ?trabajo?). Mención especial merecen las falsas etimologías (con famosos ejemplares como ?alumno? = ?sin luz?, ?aborigen? = ?sin origen?, ?adolescente? = ?que adolece?, etc.) que no pasarían de la mera anécdota si no fuera porque, además de incorrectas, son objeto de falacias etimológicas con efectos concretos en ciertos ámbitos.Aprender a reconocer falacias etimológicas supone no sólo identificar trampas argumentativas sino delimitar los alcances de la reflexión y la praxis etimológica. En tanto disciplina que permite vincular, retroalimentándose, las perspectivas diacrónica y sincrónica del análisis del léxico (mediante metáforas cognitivas, cambios de registro de uso, la noción de motivación semántica, etc.), la etimología recobra un lugar importante dentro del campo de la Lingüística y de las Humanidades en general en tanto nos permite aproximarnos a comprender en qué medida y por qué las palabras permanecen y cambian, trascendiendo los loci communes del mero comentario anecdótico o la falacia etimológica.