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La revolución rusa tuvo un inmediato impacto mundial, tanto por el ejemplo que supuso para procesos revolucionarios o de intensa movilización social desatados en el período subsiguiente en varios países de Europa (en Finlandia, Alemania, Austria, Hungría, Italia, etc.) como por los grandes debates que tendió a suscitar en el socialismo internacional, que tendió a reconfigurarse desde las divisiones de tendencias de la Segunda Internacional hacia una división más permanente, el ?gran cisma? (en palabras de Carl Schorske) entre las organizaciones e individuos que se volcarían hacia la reconstrucción de la Social Democracia y aquellos que a partir de la adherencia al régimen revolucionario en Rusia apostarían a la construcción de la Internacional Comunista, con gran diversidad dentro de cada uno de estos campos. El período inmediatamente posterior a la Revolución Rusa (1917-1920), hasta la consolidación de la Comintern en su Segundo Congreso, fue un momento fluido de debate acerca de la caracterización de la Revolución Rusa y sus consecuencias políticas, teóricas y estratégicas. A través del análisis de las posiciones de dos intelectuales de gran influencia teórica posterior, vinculados de distintas maneras con el mundo del socialismo en países que sufrieron convulsiones revolucionarias tras la Revolución Rusa, pretendemos acercarnos a algunos aspectos principales del debate que provocó este proceso: carácter de las fuerzas sociales involucradas, objetivos de la revolución, la vinculación con debates sobre el rol de la democracia y la dictadura en el proceso de transición al socialismo y la aplicabilidad internacional del balance extraído de la Revolución Rusa. El análisis se centrará en fuentes primarias de cada autor, situando a cada uno en el contexto de su relación con el socialismo de su país y los debates que lo atravesaban.