CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Familia, sociedad y conducta antisocial: un estudio caso-control con adolescentes
Autor/es:
BOBBIO, ANTONELLA; ARBACH, KARIN
Lugar:
Madrid
Reunión:
Congreso; IX Congreso Internacional de Psicología Jurídica y Forense; 2016
Institución organizadora:
Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense
Resumen:
Introducción: La adolescencia es un periodo en cual se produce un incremento en el número de delitos cometidos, hecho bien documentado en estudios longitudinales que han seguido cohortes por décadas. Numerosas teorías se han ido conformando a lo largo del tiempo para explicar las causas que conducirían a los jóvenes a cometer actos antisociales y/o delictivos. Algunas de ellas han puesto su foco sobre variables personales, mientras otras se han enfocado en variables de naturaleza social. Estas últimas ponen énfasis en la importancia de los vínculos familiares y sociales en el desarrollo de la conducta delictiva y han dado lugar a numerosos estudios empíricos. Algunas de las variables sociales que han recibido más soporte en relación a su vínculo con el delito han sido los procesos familiares, el grupo de pares, el contexto barrial y la participación en actividades convencionales en tanto factor de protección. Las prácticas parentales positivas, tanto aquellas relacionadas al apoyo y la comunicación como aquellas referidas al control y monitoreo, se relacionan negativamente con la delincuencia en los jóvenes. En cambio, las dimensiones negativas de las relaciones con los padres, como son el conflicto y la hostilidad incrementan la probabilidad de que los adolescentes cometan actos antinormativos o delictivos. El grupo de pares resulta también ejercer su influencia en relación al delito, existiendo variada evidencia empírica de que los jóvenes que se relacionan con más pares antisociales tienen más probabilidades de incurrir en delitos. Por su parte, la presencia de vandalismo y delincuencia en el barrio favorece que los adolescentes delincan o cometan más actos antisociales, mientras que, por el contrario, la participación en actividades recreativas convencionales previene a los jóvenes de involucrarse en comportamientos violentos y delictivos. Pese a la importante representación de estas variables en la literatura criminológica mundial, no se han localizado estudios argentinos publicados que aborden las diferencias entre menores en conflicto con la ley y menores escolarizados de población general en las variables mencionadas. Por tanto el presente trabajo se centró en comparar variables familiares y sociales en adolescentes con antecedentes delictivos y adolescentes de población general de Argentina. Las hipótesis fueron que los menores en conflicto con la ley estarían más expuestos a pares antisociales, participarían menos frecuentemente en actividades convencionales, vivirían en barrios con más disturbios y tendrían unidades familiares caracterizadas por la presencia de uno o ninguno de los padres. También se hipotetizó que la relación con sus padres estaría caracterizada por menos prácticas parentales de apoyo positivas (apoyo, proximidad, comunicación y aprobación del grupo de pares) y más prácticas negativas (conflicto), como también menos prácticas de control (monitoreo). Metodología: El estudio fue transversal de tipo caso-control. La muestra fue no probabilística de tipo accidental conformada por 158 jóvenes varones de 13 a 18 años de edad de la provincia de Córdoba en Argentina. De ellos, 88 son jóvenes infractores residentes en un centro socioeducativo cerrado de la ciudad de Córdoba. Los restantes 70 son alumnos de dos institutos educativos públicos de nivel medio radicados en dos localidades del interior provincial. Los datos se recogieron con preguntas diseñadas ad hoc y con cuestionarios de autoinforme preexistentes: Prácticas parentales: se valoró a través de la Adolescent Family Process Measure (Vazsonyi, Hibbert, & Blake Snider, 2003); Convivencia con los padres: se registró si los adolescentes convivían con ambos padres, con uno, o con ninguno; Exposición a pares antisociales: los participantes indicaron cuántos de los/as amigos/as de su grupo realizaban conductas antinormativas (fumar marihuana, beber alcohol habitualmente, destrozar cosas en lugares públicos, destrozar cosas de otras personas, consumir drogas ilegales, amenazar o atacar a personas, discutir violentamente con padres o profesores y robar); Disturbios barriales: se consultó a los adolescentes sobre el grado de vandalismo, casas abandonadas, robos y agresiones entre los vecinos, que estimaban en sus barrios; Participación en actividades recreativas convencionales: se indagó acerca de la frecuencia con que los jóvenes participaban en actividades deportivas, culturales o artísticas y religiosas. Se calcularon estadísticos descriptivos y de frecuencias. Para el contraste de hipótesis de independencia entre los grupos se emplearon las pruebas de x2 para variables categoriales y t de Student para variables continuas. Los tamaños del efecto se calcularon a través del índice Odds Ratio (OR) y del estadístico d de Cohen, respectivamente. Resultados: En relación a las variables familiares los adolescentes de población general manifestaron en mayor medida convivir con ambos padres, mientras que los menores en conflicto con la ley reportaron como lo más frecuente convivir con sólo uno de los padres, en general la madre. Los adolescentes en conflicto con la ley reportaron menos apoyo y menos aprobación del grupo de pares por parte de ambos padres, menos monitoreo paterno y menos conflicto con la madre que los estudiantes. Los tamaños de los efectos fueron moderados a robustos en todos los casos, excepto para la dimensión de apoyo paterno, cuyo efecto fue débil. Los adolescentes con antecedentes delictivos también indicaron que sus amigos se involucraban en más comportamientos antinormativos relacionados a consumo de sustancias duras y blandas, robos y agresiones. Los análisis indicaron que aquellos sujetos que se relacionaban con más cantidad de pares antisociales resultaron tener de 1,9 a 8,4 veces más de probabilidades de ser institucionalizados por problemas con la ley. El vandalismo, la presencia de casas abandonadas, las agresiones entre vecinos y los robos fueron más prevalentes en los barrios de los menores infractores. La probabilidad de incurrir en comportamientos delictivos se vio incrementada de 2,7 a 7,7 veces en los sujetos que manifestaron vivir en barrios con mayor presencia de violencia y actividad delictiva. No hubo diferencias entre los grupos en la participación en actividades recreativas convencionales. Discusión: Acorde a la literatura previa, los resultados indican que los adolescentes infractores puntúan más bajo en algunas de las prácticas parentales positivas estudiadas, siendo la aprobación del grupo de pares, tanto de la madre como del padre, la práctica que mejor diferenció a los grupos. Por su parte el apoyo de ambos padres y el monitoreo paterno también resultaron de utilidad para discriminar entre adolescentes con y sin antecedentes delictivos. Con respecto a las prácticas parentales negativas, no hubo diferencias entre los grupos en la dimensión de conflicto con el padre y, contrario a lo esperado, el conflicto con la madre fue significativamente mayor en los estudiantes. Esto último puede deberse a que la configuración familiar de los adolescentes infractores, caracterizada por una fuerte presencia de la madre, podría favorecer que los vínculos entre ellos se vuelvan más estrechos y de esta manera disminuyan las peleas y las agresiones. En relación al grupo de pares, los menores infractores indican más cantidad de amigos involucrándose en algunas de las conductas antisociales estudiadas lo cual se corresponde con lo encontrado en la literatura. Sin embargo, en la dimensión relacionada al vandalismo no hubo diferencias entre los grupos. Esto mismo fue registrado por otro trabajo en la misma población décadas atrás que caracteriza a la delincuencia juvenil de Córdoba como utilitaria, no vandálica. Respecto a los disturbios barriales, los adolescentes delincuentes manifiestan vivir en barrios donde hay más vandalismo, casas abandonadas, robos y agresiones. La presencia de violencia y delincuencia en el barrio ha sido asociada ya en la literatura a los comportamientos antisociales adolescentes. No hubo diferencias entre adolescentes en conflicto con la ley y estudiantes en la participación de actividades religiosas, deportivas y artísticas. Los antecedentes respecto a esto no resultan concluyentes. Si bien algunos trabajos han encontrado una asociación negativa de estas actividades con la delincuencia, otros no soportan tal hallazgo. Los datos aquí expuestos representan un primer acercamiento empírico a la problemática de la delincuencia en los adolescentes en Argentina, con importantes implicancias. A nivel teórico los datos soportan los postulados de las principales teorías que se utilizan para explicar el fenómeno de la delincuencia juvenil a nivel mundial apoyando así su aplicabilidad al contexto local. A nivel práctico, los resultados aquí encontrados coinciden con lo encontrado en otras culturas siendo un aporte de fundamental importancia para el desarrollo de políticas y prácticas de prevención del delito y la violencia, e incluso para la adaptación de aquellas que han demostrado eficacia en la reducción de la delincuencia juvenil en otros contextos.