¿Hacia una Tecnología Democrática? QUÉ ESTAMOS DICIENDO!

PAULA PEYLOUBET; SANTIAGO RIOS; FERNANDO VANOLI

Reflexiones y experiencias situadas. Una contribución a la pluralización de conocimientos

CONICET

Lugar: BUENOS AIRES; Año: 2015; p. 25 - 40

Estimados participantes de este Segundo Encuentro Internacional de Culturas Científicas y Alternativas Tecnológicas: A todos ustedes saludo con respeto desde mi racional lugar como doctora de alguna ciencia y mi pasional lugar como amiga de la vida. El encuentro nos reúne para intentar, tal como lo expresa la propuesta de trabajo que recibí... clarificar y superar los desafíos que enfrenta hoy el proyecto de democratización de la tecnología. A esta intención la reanudo y digo: democratizar la tecnología- como una afirmación de necesidad- versus ¿democratizar la tecnología?- como una interpelación a la idea misma. Si, es un desafío. Una provocación. Frente al escenario reductivo de la productividad humana - y digo reductivo porque aquí he dejado de lado la subjetividad, la pasión y el arte de otras producciones humanas- me pregunto si tecnología puede ser el saber y el hacer de las personas comunes que, apelando al sentido común, producen y reproducen sus vidas cotidianas. Si la respuesta es sí, eso es tecnología, pues entonces me pregunto ¿hace falta democratizar la tecnología si este supuesto- el que acabo de expresar- infiere que la naturaleza de la tecnología es de por sí democrática? Punto. Bajemos el telón y a conversar de otra cosa. Ahora, si la respuesta es no, eso no es tecnología, entonces los convido a pensar en quiénes son los sujetos que saben hacer tecnología y porqué motivo habrían de querer democratizarla. Esto último, para no parecer muy ingenua. Aunque parezca redundante, creo que es desde este lugar donde se puede comenzar con el relato de hoy. Relato que se relaciona entonces con el saber-conocimiento, quiénes lo producen, cómo lo producen y para qué lo producen.