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Abordar las perplejidades de lo político desde la perspectiva de la historia conceptual constituye la propuesta de mayor vigencia en la historiografía política. El estudio de los lenguajes políticos modernos, en las proximidades de su gestación, entre mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX, ha mostrado la posibilidad de reconstruir la trama histórica concreta, a través de las huellas que de ella han quedado en el plano simbólico[1] Esta comunicación intenta insertarse en el contexto de estos debates con el análisis de dos conceptos centrales en la construcción de los regímenes políticos, que siguieron a la crisis de la monarquía hispánica, en ambos lados del Atlántico. Pues, entonces, al decir de Guerra, se pensaba fundamentalmente en un régimen representativo, basado en la soberanía del pueblo, ejercida por sus representantes y en el reino de la opinión[2]. De este modo, se indaga acerca de la plurivocidad de los conceptos de representación y opinión en el marco de la experiencia vivida por los actores que los enuncian, con especial referencia a la ciudad de Tucumán, en los años finales de la monarquía hispánica. Se analizan discursos sugeridos por la bibliografía, documentos del Cabildo tucumano y algunas cartas privadas, para registrar los usos y significados de los conceptos mentados y, sus condiciones de enunciación, vinculadas con ciertas prácticas políticas, ámbitos institucionales y espacios de intercambio. [1] Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes: Diccionario histórico político y social del siglo XIX español, Alianza editorial, Madrid, 2002 [2] François-Xavier Guerra, El ocaso de la monarquía hispánica. Revolución y desintegración, en: A. Annino y F. Guerra (coord.), Inventando la nación. Iberoamérica. Siglo XIX, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, pág. 139.