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En el itinerario de los partidos durante la ?Revolución Libertadora? se condensan algunos tópicos nodales para comprender el ciclo de inestabilidad y radicalización política que caracterizó a la Argentina a partir de 1955. Me refiero, por ejemplo, al impacto de la proscripción del peronismo en la dinámica política, los realineamientos al interior de las organizaciones partidarias y sus posicionamientos frente al movimiento derrocado y la agenda política delineada por el gobierno militar. En ese marco, el antiperonismo cobra relevancia en tanto clima de ideas, sensibilidades y experiencias que, al permear el campo político y cultural, se erigió en un vector que atravesó a las organizaciones partidarias, modelando las prácticas de su dirigencia. Aunque viene consolidándose durante los últimos lustros, de la mano de investigaciones tributarias de diferentes problemas y escalas de análisis, el campo de estudios sobre las proyecciones del antiperonismo en el seno de los partidos sigue presentado numerosas lagunas. En virtud de dichas consideraciones, el presente texto delinea algunas reflexiones -en clave exploratoria- sobre las respuestas que ensayó la dirigencia radical del distrito tucumano frente a la ?cuestión peronista? durante la ?Revolución Libertadora?. Con ese fin transita dos ejes analíticos. Por un lado, las modulaciones que adoptaron las cúpulas partidarias provinciales en la oposición al peronismo. Por otro lado, las tensiones y reformulaciones que se generaron entre aquellas y los referentes locales a la hora de recepcionar y poner en práctica estos lineamientos.