ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Las caras del asociaciacionismo: formatos y posibilidades historiográficas
Autor/es:
BRAVO MARÍA CELIA
Lugar:
Rosario
Reunión:
Conferencia; Workshop El espacio público en debate. Sociedad y espacio en la Argentina contemporánea; 2012
Institución organizadora:
UER-ISHIR-CONICET
Resumen:
El asociacionismo creció en paralelo con la formación del Estado argentino cuando alcanzó un estatus constitucional como derecho ciudadano, condición que le permitió alcanzar gran difusión y densidad entre los siglos XIX y XX. ¿Por qué el Estado admitió estas formaciones como acciones auspiciosas y necesarias? El Estado liberal partía del supuesto que las asociaciones ayudaban a mejorar la convivencia social. Las asociaciones institucionalizadas contribuían a alcanzar una suerte de armonía colectiva que se fundaba en la aceptación de la diferencia, no de la igualdad, en la medida que la asociación articulaba en un conjunto único determinadas cualidades individuales, las que reunidas podían potenciar una determinada empresa colectiva. Asimismo, las experiencias asociativas no necesariamente perseguían la inversión de jerarquías sociales, porque asumían el criterio estatal y liberal de “equidad social”, concepto que beneficiaba a los sectores sociales según sus méritos. Desde este punto de vista, el asociacionismo no alteraba el orden social, más bien lo regulaba, generando normas de convivencia social. Entonces, ¿qué esperaba el Estado del asociacionismo decimonónico? Tocqueville decía que su desarrollo generaría la felicidad pública. Era concebida como una palanca del progreso social y del bien común. Desde esa perspectiva, el movimiento asociativo era considerado un complemento de lo que hasta entonces sólo se dirimía en la sociedad política. De esta manera, habría más garantías de que la opinión pública estuviera compuesta por varias voces y debía ser por definición compleja y plural. No abarcaba sólo a la que se formaba en el campo periodístico, sino también la que se sustentaba en las tomas de posición de las asociaciones y de las redes inter-asociativas. El asociacionismo de carácter voluntario de raíz liberal concibe a la asociación como una suerte derecho natural que enarbola valores como igualdad de representación, democracia interna, solidaridad, bien común. Ese marco conceptual está presente en el repertorio del discurso de las organizaciones mutuales, culturales, de trabajadores. No pasaba lo mismo con las entidades empresarias en lo relativo a la representación. Un ejemplo es el Centro Azucarero Argentino, asociación que nucleaba a los industriales azucareros. Sus estatutos reproducían en este caso las diferencias entre los distintos industriales puesto que los votos se definían por las unidades productivas, los ingenios asociados, no por los propietarios. Esta situación explica el dominio del grupo Tornquist en la asociación, porque era propietario del poderoso holding azucarero, la CAT que incluía 7 ingenios, situación que le daba un considerable peso a la hora de tomar decisiones