ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Desenmascarando señores de horca y cuchillo.Resistencias en el mundo azucarero en los años treinta
Autor/es:
MARÍA ULLIVARRI
Lugar:
San Miguel deTucumán
Reunión:
Simposio; Corporaciones empresarias, asociaciones cañeras y sindicatos obreros en la política tucumana, 1890-1966; 2012
Institución organizadora:
PICT 2007-1545, ISES (CONICET/UNT)
Resumen:
La industria azucarera tenía como condición estructurante una abrumadora necesidad de mano de obra, especialmente en épocas de zafra. La molienda hacía trabajar la fábrica tiempo completo y la cosecha, hasta la década del sesenta, siguió realizándose con utilización masiva de trabajo humano (Guy, 2010). En ese escenario, la conformación de un mercado laboral que posibilitara el funcionamiento de la industria se sustentó en dos pilares, por un lado la implementación métodos coercitivos y, por otro, la consolidación de una hegemonía cultural tendiente a transformar hábitos arraigados en los sectores populares. Hegemonía, entendida también como una estructura política, cultural y social (Roseberry, 1991) pero resistida por actores con contradicciones y trayectorias no lineales, en busca de los límites del propio sistema. Allí, la definición del concepto de trabajador, su subjetividad y su lugar en la sociedad fueron parte de la arena de disputas. Partiendo de esa idea, el objetivo principal de este trabajo es analizar la dinámica del escenario obrero azucarero, especialmente en los años treinta, sus formas de lucha y las maneras en las que se entabló una disputa por controlar los términos culturales hegemónicos sobre los cuales el mundo del azúcar era ordenado y legitimado. Al respecto, utilizamos el concepto de hegemonía no para comprender el consentimiento, sino la lucha; las formas en las que las palabras, los símbolos, las prácticas y las organizaciones fueron usadas por los trabajadores para comprender, amoldarse o resistir su dominación y cuyas pautas fueron construidas a través del proceso mismo de dominación. Se trata entonces, de la disputa por un mismo marco material y significativo (Roseberry, 1991:220). El enfoque, también se vincula con aquellas interpretaciones que buscan recuperar la agencia de los trabajadores. (Ortner, 2005, Thompson, 1989) entendiendo ésta no solo como una forma de resistencia, de subversión o de resignificación, en oposición a la dominación y la subordinación, sino también en un sentido más extenso, como "sentido de sí" que engloba aspiraciones, intereses, proyectos propios, etc. (Mahmood, 2006). La agencia, dice Ortner (2005) va más allá de la oposición a los mecanismos de dominación, es una propiedad de los sujetos sociales, culturalmente construida que tiene, a través de la acción y la intención orientada hacia un propósito, un profundo impacto en la subjetividad. Subjetividad, que sin caer en falsas pretensiones, es muy difícil de asir en un universo obrero donde la voz de los actores está siempre mediada, pero que en última instancia, no deja de representar un horizonte y un desafío para nosotrxs como historiadorxs del mundo del trabajo. En la historiografía argentina, el estudio del sector obrero rural está todavía muy rezagado respecto a otros temas de historia sindical. La mayoría de los trabajos existentes gira en torno al obrero del área cerealera pampeana. (Ascolani, 2009; Ansaldi, 1993). En cierto sentido, la marginalidad de los actores sindicales rurales se debió, señala Ascolani (2009), a una suerte de mirada funcionalista que los caracterizaba como actores sociales sin una cultura o tradición colectiva compleja. En ese sentido, autores como Murmis (1994) señalaron que en el agro, la presencia de trabajadores temporarios y las condiciones de explotación a las que eran sometidos dificultaron la constitución de un asalariado agrícola con características típicas del proletariado. Sin embargo, más allá de esa problematización de índole teórica, nos ocupa un conjunto de obreros de un modelo de agroindustria donde un complejo proceso de producción y trabajo y la heteogeneidad de la mano de obra impiden catalogar al trabajador azucarero como un actor rural/campesino asimilable al pampeano. Las respuestas, por eso mismo, deben buscarse en su propio escenario de acción y es precisamente en esa complejidad donde radica la riqueza del estudio de ese conjunto de trabajadores, donde el núcleo duro del empleo estaba compuesto por trabajadores permanentes, tanto de fábrica como campo.