ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Calidad de vida en el Noroeste
Autor/es:
PAOLASSO, PABLO; LONGHI, FERNANDO
Libro:
Geografía y calidad de vida en Argentina. Análisis regional y departamental (2010)
Editorial:
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2016; p. 191 - 200
Resumen:
El Noroeste Argentino conforma junto al Nordeste Argentino el área de menor calidad de vida y mayor pobreza del país. Es esta una condición histórica, como lo ponen de manifiesto diversas investigaciones (Bunge, 1984; Rofman y Romero, 1997; Velazquez, 2001 y 2008; Bolsi, Paolasso y Longhi, 2006; Bolsi y Paolasso, 2009; y Longhi et. al., 2013). Sin embargo, existe una marcada heterogeneidad en los niveles de calidad de vida a nivel subregional y departamental, con fuertes diferencias en los indicadores que componen el índice general. Las diferencias son también significativas si se tiene en cuenta el lugar de residencia urbano-rural de la población. En tanto que un alto porcentaje de la población reside en áreas urbanas y sobre todo en las capitales provinciales, es posible encontrar en los departamentos que las contienen los más altos niveles del ICV.Los paisajes en los que se concentran los más bajos niveles de calidad de vida se encuentran en el Chaco Seco y en la Puna. Distintos factores inciden en cada departamento o conjunto departamental para caracterizar esta situación.El ambiente de Sierras y Bolsones y Yungas presentan la mejor situación en el bienestar de su población. La primera de estas tiene un promedio de 6.6 puntos en una escala que varía de cero a diez, y la segunda 6.3. Se encuentran allí los departamentos con los valores más altos del ICV, destacándose Yerba Buena (Tucumán), el departamento Capital de Catamarca, Cafayate (Salta), la capital salteña y Valle Viejo (Catamarca). La concatenación de factores y circunstancias históricas y actuales que explican esta situación varían de un lugar a otro: por un lado encontramos que en la mayoría de los casos la calidad de vida es mejor en las áreas metropolitanas conformadas en torno a las capitales provinciales. Allí se concentran las oportunidades educativas, la posibilidad de encontrar empleo, se encuentran las instalaciones sanitarias de mayor complejidad y son el lugar privilegiado de las inversiones en todo tipo de infraestructuras, pero a su vez encontramos departamentos en los cuales su desarrollo histórico, junto al hecho de desarrollarse allí actividades económicas altamente dinamizadoras, permitieron que se diferenciaran de otras áreas en las que los niveles de desarrollo fueron más débiles. Por el contrario, revisten los valores más bajos de calidad de vida los departamentos de Rivadavia (Salta); y Figueroa, Avellaneda, Rivadavia y Mitre (Santiago del Estero). Allí la persistencia secular de poblaciones aborígenes y campesinas, con un marcado proceso de desarticulación a las principales economías de la región han dado lugar a un extenso ámbito en el que dominan ?de manera extrema- las carencias.De esta manera, aún cuando el NOA concentra buena parte de las peores situaciones en los niveles de calidad de vida, presenta una variedad extremadamente heterogénea de situaciones que, desde una perspectiva territorial, señalan a esta región como una de las más contrastantes en el ámbito nacional. Esta disparidad se manifiesta fundamentalmente en las diferencias existentes entre los ámbitos urbanos y rurales y, según diferentes investigaciones, se replican al interior de las áreas urbanas (Velázquez y Linares, 2014; Boldrini et al., 2014; Mikkelsen et al. 2013).Debe resaltarse además que las brechas regionales con los promedios nacionales, persistentes a lo largo del tiempo, señalan de manera categórica, por su magnitud y su persistencia en el tiempo, cuáles deberían ser las prioridades de las políticas públicas en materia de desarrollo regional para tender a igualar los niveles regionales de bienestar en el país.