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El artículo analiza la relación del movimiento reformista de 1918 con las autoridades universitarias de Tucumán. Se estudia de qué forma la relación de cordialidad y colaboración que primó entre los estudiantes reformistas y el rectorado de Juan B. Terán se convirtió en una fuente de inestabilidad que terminó socavando las bases del rector tucumano. En tal sentido, la participación de estudiantes y egresados en la Asamblea Universitaria; la concreción de la anhelada nacionalización de la universidad provincial y la periodicidad de los cargos docentes no alcanzaron a sellar la alianza de los reformistas con Terán. Paulatinamente su figura comenzó a desgastarse por la crítica del movimiento estudiantil, disconforme con la representación en el Consejo Superior, pues sus delegados no contaban con derecho a voto. En este contexto, en 1929 la Federación Universitaria de Tucumán declara una huelga, situación que fuerza la renuncia de Terán. La elección de Julio Prebisch como nuevo rector expresó la voluntad de estudiantes y egresados y el acceso del reformismo a la conducción del gobierno universitario. El principal conflicto que atravesó su gestión se vinculó con las disputas en torno a la legalidad del Estatuto de 1924, sustento legal de los principios de autonomía y la participación estudiantil en el gobierno universitario, y concluyó con la intervención del poder ejecutivo nacional, que envió en 1933 a un comisionado para evaluar el desempeño de la institución tucumana.