ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
El motín del níquel y las clases trabajadoras: móviles materiales, percepciones políticas e hispanofobia. Ciudad de México, diciembre de 1883
Autor/es:
FLORENCIA GUTIÉRREZ
Libro:
Instantáneas de la Ciudad de México, Un Álbum de1883-1884
Editorial:
Instituto Mora
Referencias:
Lugar: Ciudad de México; Año: 2012;
Resumen:
El 23 de abril de 1881 Manuel González presentó a la Cámara de Diputados un proyecto de ley destinado a la acuñación de una nueva moneda, producto de la aleación de cobre y níquel. El propósito era poner fin a la carencia de circulante fraccionario y evitar la multiplicación de contraseñas especiales, de jabón, hojalata, cartón o papel,  que eran fabricadas por los comerciantes al menudeo para agilizar las transacciones comerciales. Lejos de las intenciones gubernamentales, la excesiva cantidad de monedas acuñadas, la resistencia del público a aceptar un metálico cuyo valor intrínseco era menor al nominal y la propia actitud del gobierno, que las admitía en sus pagos sólo en proporciones limitadas, condujo a la depreciación del níquel. Inmersos en esta situación, muchos comerciantes comenzaron a articular estrategias tendientes a contrarrestar los efectos de la devaluación. Muchos negociantes se rehusaron recibirla; otros la aceptaban pero aplicándole grandes descuentos. Asimismo, los precios y la mercadería diferencial se convirtieron en una de las estrategias mercantiles más socorridas. En este contexto de depreciación económica y artilugios mercantiles, y teniendo en cuenta que un destacado número de comercios eran propiedad de españoles, una de las principales formas que asumió el descontento social fue la hispanofobia, sentimiento que signó durante varios meses la vida en la capital de la República mexicana. Este sentimiento de rechazo a los españoles era alimentado por los conflictos sociales que diariamente enfrentaban a los gachupines con los mexicanos en los talleres, fábricas, empeños, haciendas y tiendas de abarrotes. El lugar privilegiado que muchos peninsulares desempeñaron en el ámbito laboral, como dueños, capataces o administradores de diversos espacios laborales, y en la esfera comercial, ya sea como propietarios de tiendas de abarrotes, empeños o cantinas, contrastaba con la posición subordinada ocupada por un amplio sector de las clases populares mexicanas. Por ende, toda explicación que pretenda rastrear las causas de la hispanofobia no puede olvidar, como lo señaló Clara Lida, que  no sólo había etnicidades en conflicto, sino también clases en conflicto.  El níquel desató la hispanofobia. Ese viejo sentimiento, encarnado particularmente en la persona del tendero, se acrecentó desde mediados de 1883 a raíz de las estrategias mercantiles desplegadas por los gachupines, quienes hicieron más onerosa la vida de los trabajadores. Finalmente, el 21 de diciembre las clases populares hicieron de las vidrieras comerciales los blancos de su violencia, una vez más, los cotidianos rencores entre la colonia española y los trabajadores urbanos afloraban de manera tumultuosa.     Creemos que esta coyuntura de movilización popular representa un observatorio privilegiado para restituir lo político a lo social y examinar de qué forma en la toma de las calles estuvieron presentes concepciones del orden político y del papel que el gobierno debía desempeñar frente a una coyuntura de carestía. Asimismo, posibilita evaluar la gravitación e imbricación de los móviles materiales e inmateriales que, como la hispanofobia, signaron el motín.