Los artesanos en las calles. Prácticas laborales, conflictos y estrategias de supervivencia (ciudad de México, fines del siglo XIX)

FLORENCIA GUTIÉRREZ

El mundo del trabajo urbano: trabajadores, cultura y prácticas laborales

El Colegio de México / Universidad Autónoma de Zacatecas

Lugar: Ciudad de México; Año: 2011;

A lo largo del siglo XIX, las calles de la ciudad de México fueron espacios claves para la subsistencia económica de un importante segmento de las clases populares. Multitud de vendedores ambulantes (de comida, de flores, de libros y de aguas frescas, entre otros), de trabajadores urbanos (como los cargadores o aguadores) y de artesanos (zapateros, reboceros, entuladores) circulaban diariamente por la vía pública ofreciendo sus productos y servicios. De esta forma, el comercio ambulante y la prestación de servicios definieron y modelaron una particular cultura laboral que signó la historia urbana de la capital de la República mexicana. De este complejo y abigarrado mundo del trabajo, estudiaremos las particularidades que asumió, a fines del siglo XIX, la apropiación de la calle por el artesanado capitalino. Se analizarán aquellos oficios que se desarrollaban en la vía pública pero requerían de cierta calificación, es decir, suponían la existencia de mano de obra especializada. En tal sentido, para muchos artesanos las calles no sólo servían para la comercialización de la producción (juguetes, rebozos, dulces), también bajo los portales, en las banquetas o en cualquier esquina céntrica los artesanos podían, con un par de herramientas, improvisar un taller. A fines del siglo XIX, estas formas de subsistencia sustentadas en la ocupación de las calles desataron múltiples cuestionamientos destinados a restringir su uso. En un contexto signado por la impronta de renovadas experiencias modernizadoras y moralizadoras, la ciudad de México fue el epicentro de un conjunto de miradas y proyectos destinados a adecuar su imagen a las exigencias del progreso y la civilización. En tal sentido, exaltando los valores del orden, la belleza, la higiene y el libre tránsito, las autoridades municipales procuraron avanzar sobre los espacios públicos, intentando regular la ocupación de las calles de la ciudad por el artesanado. Estos trabajadores ambulantes también tuvieron que lidiar con las denuncias de vecinos y comerciantes establecidos, quienes abogaron por su expulsión o reubicación espacial. Frente a la constante amenaza de sus prácticas de supervivencia, los artesanos articularon múltiples estrategias de resistencia y negociacón en procura de seguir  desarrollando sus actividades laborales.