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En un mundo, donde la nota destacada pareciera ser la destrucción de personas, comunidades y de todo el planeta, cabe preguntarse ¿Qué formas y significados adopta la violencia? ¿A qué fines e intereses responde? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Qué valor reviste la condición humana en circunstancias donde la agresión se ha naturalizado como patrón de vinculación recurrente con los semejantes? ¿Que lugar ocupa y qué formato adquiere la alteridad en este marco? ¿En que medida y de que manera es factible una reconsideración y revalorización de los otros en este contexto? ¿Cómo es posible elaborar y modificar esta realidad? ¿Qué responsabilidad le cabe a los científicos sociales? A fin de abordar los interrogantes recientemente mencionados se tomarán cuenta principalmente desarrollos de Butler y Sen, debido a que ambos autores comparten un especial interés por el abordaje y crítica de la violencia contemporánea desde la perspectiva de la Teoría cultural, en tanto aspecto que si bien es inherente a la naturaleza de los seres humanos, se ha visto exacerbado durante los últimos años, deviniendo en un fenómeno cotidiano, insistente, predecible, intrincado en el tejido social y orientado a producir efectos, al que es necesario cuestionar, desnaturalizar y poner freno a través de una perspectiva que viabilice un rescate y reconocimiento de lo común de la condición humana en la diferencia, así como de la diferencia como lo eminentemente común.