ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Estudios de postgrado
Autor/es:
ABDALA, MARTIN EUGENIO
Revista:
Suplemento Tribunales Diario La Gaceta
Editorial:
La Gaceta
Referencias:
Lugar: San Miguel de Tucuman; Año: 2007 p. 2 - 2
Resumen:
Luego de concluidos los estudios de grado, muchos abogados tienen interés en ampliar y profundizar su formación académica. No se trata de una moda, sino más bien de una necesidad. Por un lado, porque las falencias y defectos de la carrera hacen, en muchos casos, que sea imprescindible complementar la formación. Y, por otro lado, porque estos estudios posteriores son el único medio para que el abogado pueda especializarse, sobre todo teniendo en cuenta que los planes de muchas facultades no consideran las orientaciones o, mucho peor aún, prevén algunas que no son inadecuadas o resultan artificiosas. Los estudios de posgrado pueden dividirse en dos grandes grupos. En el primero de ellos se congregan los de formación complementaria: cursos, jornadas, congresos, seminarios, actividades de extensión, etcétera. En el segundo grupo se concentran los que conducen a la obtención de un título académico superior, por ejemplo, el de especialista, el de máster o el de doctor en Derecho. Este último grupo difiere sustancialmente del anterior, sobre todo porque el graduado debe realizar tareas de investigación que presuponen una mayor participación y exigencia intelectual. En la provincia hay diferentes instituciones que ofrecen una amplia variedad de cursos de formación complementaria. Para la realización de estudios de especialización y maestría, en cambio, la oferta es sustancialmente menor y se reduce aún mas cuando se trata de estudios de doctorado, lo que explica que muchos graduados concreten estos programas en otras jurisdicciones y hasta, incluso, en el exterior. En este último supuesto normalmente se busca –además- la enriquecedora experiencia de residir en otro país y de tomar contacto de manera íntima con otras culturas e idiosincrasias. De hecho, en el medio hay felices experiencias de abogados que obtuvieron el grado doctoral en universidades europeas, (especialmente en Alemania y España), y otros que realizaron maestrías y cursos de especialización en Inglaterra, EE.UU. y Francia.Las reglas del exteriorLa concreción de estudios de maestría y doctorado en el exterior presupone obtener la admisión de la universidad extranjera donde el graduado se propone concretarlos. Los trámites de admisión son, en la mayoría de los casos, rigurosos, y exigen  mucha anticipación. Las universidades extranjeras son sumamente exigentes en materia idiomática, mucho más en disciplinas como el Derecho. Por esa razón, los graduados que pretenden realizar programas en el exterior, normalmente anteponen al inicio de sus estudios, los cursos de idiomas necesarios para poder rendir los exámenes de rigor. En Alemania, por ejemplo, los becarios de las fundaciones germanas dispensan una estancia preliminar de un semestre en la ciudad de Manheim (donde esta la sede central del Goethe Institut) de manera previa al examen que habilita la realización de estudios en cualquier universidad de ese país. Además, la admisión en un programa de doctorado en Alemania presupone la invitación de un catedrático que será, en definitiva, el padrino o tutor de la tesis. Los profesores más reputados son sumamente exigentes a la hora de admitir "doctorandos", razón por la cuál normalmente requieren que el candidato concluya sus estudios de maestría con elevadas calificaciones. La financiación de los estudios en el exterior transita por carriles separados a los relacionados con la admisión e inscripción en la universidad donde se concretarán. Diversas entidades ofrecen becas y apoyos económicos para la concreción de estos estudios. Por ejemplo, tanto el Conicet como la propia UNT ofrecen becas doctorales. Las instituciones alemanas más reconocidas en esta materia  son la Fundación Konrad Adenauer y el Servicio de Intercambio Académico (DAAD).En Gran Bretaña, sobresale el Consejo Británico, la Comisión Fulbright en EE.UU. y, finalmente, la Fundación Carolina en España