IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
La comunidad boliviana en el Valle Inferior del Río Chubut: Su papel en la economía agrícola
Autor/es:
HUGHES, JUDITH CORINNE; OWEN, OLGA MARISA; SASSONE, SUSANA MARÍA
Editorial:
Biblioteca Popular "Agustín Alvarez"
Referencias:
Lugar: Trelew provincia del Chubut; Año: 2008 p. 200
Resumen:
LA COMUNIDAD BOLIVIANA EN EL VALLE INFERIOR DEL    RÍO CHUBUT: SU PAPEL EN LA ECONOMÍA AGRÍCOLA JUDITH C. HUGHES             OLGA M. OWEN             SUSANA M. SASSONE Las migraciones internacionales son parte de procesos sociales, económicos y políticos. Son complejas, tienen efectos positivos y negativos que no puede atenderse con una visión simplista. Toda migración es un proceso espacial que, une un área de origen con un área de llegada o atracción vinculadas por un área intermedia por donde se efectúa el desplazamiento, dejando su impronta en el área de salida y transformando el área de recepción, mientras se mantienen fuertes y permanentes lazos entre ambos polos del proceso migratorio. La República Argentina, desde su conformación como Estado-Nación, tiene una historia migratoria relacionada primero con el aporte de europeos y a mediados del siglo XX con procesos migratorios provenientes de países limítrofes. Entre todas las corrientes que han llegado a la Argentina y cuyos flujos continúan, es la corriente oriunda de Bolivia la que nos ocupa en este proyecto. La migración de bolivianos hacia la Argentina ha cumplido diversas etapas en el territorio. Se produce una dispersión geográfica de la comunidad boliviana que supera las fronteras realizada como parte de una estrategia familiar consignada a diversificar los ingresos de la unidad familiar. A mediados de la década del ochenta y en momentos en que la producción agrícola ganadera del Valle Inferior del Río Chubut se encontraba en declive, arriban los primeros migrantes bolivianos atraídos por la posibilidad de trabajo rural insertándose en un nicho no desarrollado en su plenitud hasta ese momento: la horticultura. El espacio rural es un sistema espacial en transformación. Sus estructuras se arman y se desarman, se renuevan y evolucionan en función de la acción de diferentes actores. Este espacio se inscribe en una lógica de dinámicas, de procesos de producción y de reproducción. Las transformaciones que han conocido los espacios rurales en el mundo conllevan a pensar en sus profundas crisis y de inmediato se reconoce la disminución vertiginosa en el número de activos agrícolas en el mundo. Pero hay espacios donde la situación es inversa. En ese contexto de transformaciones, también se recupera la figura del campesino, no ya nativo sino migrante internacional que no busca las grandes ciudades para cumplir con sus expectativas sino áreas agrícolas. El Valle Inferior del Río Chubut se inscribe en ésta última, luego de crisis recurrentes, quedó con los estigmas de la desterritorialización y, mas tarde, con la llegada y la presencia de migrantes bolivianos se produce una reterritorialización que, con un contexto económico nacional y regional más favorable despierta otros intereses económicos, como los de los actores tradicionales y el de nuevos actores extralocales, con alta capacidad de inversión. Nuevas estrategias productivas se combinan para gestar una nueva dinámica económica, nuevos paisajes y una rápida capitalización de mercado, aunque con una fuerte impronta cultural donde todas las acciones demuestran la fuerza de la identidad étnica en cuanto a estos actores, los migrantes bolivianos. La Geografía orienta el análisis de las migraciones al estudio de los flujos espaciales, al de la interacción entre diferentes lugares y el de la diferenciación areal entre las áreas emisoras y las receptoras. Pero en estos tiempos de globalización se abre un abanico temático por las nuevas territorialidades emergentes en las que operan la familia como sujeto de la migración, las redes sociales activas entre el origen y los destinos, las estrategias laborales en sectores seleccionados, las relaciones de paisanaje local y nacional, las producciones identitarias, los intercambios bajo la modalidad de las remesas, las expresiones de su cultura de origen, la movilidad social, el acceso a la propiedad de la tierra, etc. Cada uno de estos aspectos estructura espacios, les confiere identidad y el paisaje como la vida cotidiana en las áreas de asentamiento tiene a los migrantes bolivianos como un componente de la sociedad argentina. La transnacionalización es una perspectiva teórica renovada para analizar los procesos migratorios en toda su complejidad. Los migrantes crean campos sociales transnacionales La movilidad y la articulación de los espacios en las prácticas económicas, sociales y culturales de los grupos son la base para la construcción de la territorialidad. Se trata de una investigación exploratoria y, a la vez, interpretativa acerca del modelo de asentamiento de los inmigrantes bolivianos en el Valle Inferior del Río Chubut. Se definió la unidad de análisis: la familia boliviana. Se decidió indagar la presencia de inmigrantes bolivianos, jefes de hogar a cargo de una chacra en la que realizan actividades hortícolas que desde mediados de la década del ochenta, se concentran en dos de los cinco ejidos municipales que conforman el valle, Trelew y Gaiman. En la presente investigación se ha desarrollado la técnica de historia de vida con los primeros bolivianos arribados al valle y otros informantes claves, como también entrevistas abiertas, con fines exploratorios de acuerdo a los objetivos de la investigación. Se efectuó una encuesta aplicada a cincuenta y siete jefes de hogar (EN VIRCH BO 2002-2003) información que se procesó mediante el paquete estadístico SPSS. Se realizó la medición de ciento cuatro parcelas en las que residen y/o trabajan migrantes bolivianos y sus familias dedicados a la horticultura. Se elaboró una base de datos para trabajar con SIG y se generó cartografía de base a escala parcelaria. Los miembros de la unidad ejecutora realizaron un relevamiento en las escuelas rurales en las que asisten niños de padres bolivianos. Asimismo efectuaron el seguimiento de cinco chacras en producción registrando permanencias y cambios en las explotaciones. Se efectuaron observaciones directas en el resto del valle con recorridos específicos para identificar el “territorio boliviano”. Las observaciones fueron acompañadas con un sistemático registro fotográfico. Se consultaron diversas fuentes documentales sobre características históricas, sociales, naturales y económicas del valle. Como objetivo principal se planteo explicar los patrones de asentamiento y la inserción económica de la migración boliviana en los circuitos espaciales de producción hortícola del Valle Inferior del Río Chubut (VIRCH) como una de las principales transformaciones territoriales del espacio rural. El proyecto de investigación se asoció al PIP Proyecto de Investigación Plurianual 0135/98 (CONICET) Modelos espaciales de migraciones internacionales. Comportamiento sociogeográfico de las comunidades limítrofes en la Argentina, dirigido también por la Dra. Susana Sassone, ya concluido. El Valle Inferior del Río Chubut se conforma como espacio de asentamiento definitivo a partir del arribo de migrantes europeos, específicamente provenientes del país de Gales en 1865. Los colonos galeses inician una vida productiva basada en la agricultura y ganadería, y a la vez, una presencia fundada en la conservación del idioma y la religión, vigencia hasta la fecha. Desde hace dos décadas, el valle recibe el aporte de migrantes bolivianos, son familias y hombres jóvenes que se asientan en el espacio rural para dedicarse a la actividad hortícola.   Son campesinos de origen andino que guardan su cultura, vestimentas y estilo de trabajo. La mayor parte de ellos proviene de la comuna de Camargo perteneciente al Departamento Chuquisaca. El perfil geodemográfico de las familias bolivianas permite reconocer que se trata de cincuenta y tres familias y cuatro solteros. Los jefes de hogar cincuenta y siete, cuarenta mujeres y ciento sesenta y siete hijos sumando un total de doscientos sesenta y cuatro miembros. Si se considera los trabajadores temporarios que para los años que se hizo el estudio fueron ciento trece adultos y veintitrés niños, el total de miembros de la comunidad boliviana en el valle para el período de estudio es de cuatrocientos. Son relevantes las redes sociales, en las relaciones interpersonales y familiares que contribuyen a mantener y reforzar los rasgos identitarios del migrante. El 60 % de los jefes de hogar declara tener algún lazo parental dentro del valle. Un 40% son hermanos y primos.                              La corriente migratoria se origina en el año 1985. El 36,7% tienen una antigüedad en el valle que oscila entre ocho y diez años. En cuanto a la estructura por edad, se trata de una comunidad conformada por población con un alto porcentaje de personas jóvenes que oscila entre 21 y 41 años. El carácter joven de una buena proporción de los sujetos de esta comunidad (1,8% de los jefes de hogar son mayores de 65 años) puede explicarse al considerar que la misma tiene una breve historia de veinte años. El 83,9% de los jefes de hogar están “unidos-casados”. Sus cónyuges o parejas son de nacionalidad boliviana en la mayor proporción de los casos. Prevalece la endogamia. Las familias que integran la comunidad boliviana tienen entre tres a cinco hijos de los que un 85,7% son nacidos en Argentina y de nacionalidad argentina. Este sugerente dato habla de la permanencia de las familias en el país a la hora de la procreación. El mayor número de hijos se encuentra entre los cinco y catorce años, ella refleja las condiciones de una comunidad con una población muy joven. Han realizado una migración en etapas, esto posibilita analizar las trayectorias migratorias implica indagar sobre ingresos a la Argentina, retornos al país de origen, la movilidad y cambios de residencia que efectúan dentro del territorio argentino. Los jefes de hogar que se han asentado en el valle e ingresado al país hasta la década del ochenta inclusive, presentan cuatro o más (hasta ocho) residencias anteriores a su arribo al valle y en muchos casos, Buenos Aires forma parte de su trayectoria migratoria. Los jefes de hogar que presentan sólo una residencia anterior a su arribo al valle, son quienes han ingresado a la Argentina durante la última década. Son personas jóvenes y no han realizado otras labores en el territorio argentino, sino que efectúan su trayectoria migratoria desde el país de origen al valle en forma directa a partir de las redes sociales que se establecen entre los miembros de la comunidad. La rama económica en la que trabaja el migrante nos habla de su inserción en el mercado. En su trayectoria hacia el VIRCH la ocupación predominante de los jefes de hogar en las provincias que alternativamente eligen como residencia, corresponde a las siguientes: Agricultura, Construcción, Comercio y Servicios. En el valle se ocupan en la producción de variedad de hortalizas en fresco, en chacras ubicadas en los ejidos de Gaiman y Trelew, en las áreas culturales de Drofa Dulog y Moriah, Treorcky y Bryn Gwyn, , resultando las de mayor concentración éstas últimas. En el circuito espacial de la producción hortícola en el valle se ha difundido la mediería como nueva forma de contrato laboral. Se trata de una relación contractual entre el trabajador boliviano con el poseedor de la tierra y el capital en la producción hortícola. Este contrato se pacta sobre un porcentaje de lo obtenido por la venta final de la producción que varía entre un treinta y un cincuenta por ciento. Los que han logrado capitalizarse arriendan pardelas y sólo unos pocos han logrado comprar unas hectáreas de tierra, tornándose en propietarios. La mayoría de los bolivianos jóvenes son contratados como peones. Generalmente existe una relación de parentesco entre el peón y el mediero. La flexibilidad territorial se evidencia en que en busca de contratos de trabajos favorables para sus intereses, no permanecen en una chacra en forma definitiva. El período de labores agrícolas bajo riego se extiende desde el mes de agosto hasta el de mayo realizando: acondicionamiento del suelo, producción de plantines en almácigos, siembra por surcos, fertilización, carpida, riego por inundación y por surco y cosecha que se efectúa en forma manual. La presencia de familias completas en la huerta es un cambio significativo y visible en el paisaje del valle. Las mujeres son mano de obra importante para la cosecha y la venta de verduras. La comercialización presenta diversas modalidades: venta en la chacra a minoristas, por pedido que se realiza mediante el uso del celular de parte del comerciante que compra la mercadería. Participación en ferias urbanas y por último propietarios bolivianos con características empresariales que abastecen a mayoristas de Trelew, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y Buenos Aires. La movilidad de las familias migrantes es uno de los aspectos de las dinámicas rurales. En el valle se establecen relaciones de cooperación, intercambio y negocios a partir de las redes sociales, de lugares, de prácticas y vivencias entre el lugar de origen y el de destino, lo que denota la presencia de familias transnacionales. Se visualizan núcleos familiares base que se relacionan con otros núcleos de la familia extendida. La estrategia de movilidad empleada por las familias de migrantes bolivianos vinculados a la actividad hortícola en el valle y en otros cinturones verdes en la Argentina, ha llevado a la conformación de territorios y comunidades transnacionales. Hacen uso de redes sociales, innovaciones tecnológicas en transporte y comunicación electrónica. Estas familias organizan su trabajo y vida personal en el lugar de destino sin abandonar totalmente el país y comunidad de origen. Las redes migratorias juegan un papel clave en la construcción del “lugar”. El migrante busca otros migrantes de su mismo origen para compartir su mundo de exclusión y forjar una comunidad transnacional basada en la dialéctica del “allá en el aqu픠                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Los trabajadores bolivianos desde el país receptor, con cierta recurrencia envían dinero a sus familias en Bolivia. La migración tiene como función asegurar un mínimo de ingresos al grupo familiar que emigró y al que quedó en Bolivia, transformándose las remesas en una forma de mantener fuertes vínculos con los familiares de su país de origen. El retorno al lugar de origen de los migrantes se produce entre los meses de mayo a julio. Se materializa en el espacio de origen con la ayuda monetaria a los integrantes de la familia no migrante como así también en la inversión en propiedades y en la participación en festividades religiosas. Las lógicas espaciales de los migrantes bolivianos horticultores en el VIRCH, marcan la conformación de un espacio de vida propio, asignado por la vivienda y la organización del espacio inmediato y el uso del suelo. Existen claros signos culturales que revelan las diversas formas de apropiación del territorio, ocupan viviendas antiguas o construyen viviendas precarias y muy próximas a ellas el horno de barro en donde cocinan los alimentos que consumen. El espacio que fuera ocupado por jardines desaparece y el suelo labrado con variedad de hortalizas se inicia a escasos metros de la vivienda. Además en inmediaciones de la misma disponen todo tipo de herramientas, insumos (semillas, tractores, lavadoras, arados, bolsas, etc.) utilizados en las producción agrícola que desarrollan. Estas características morfológicas constituyen un documento clave para comprender la territorialidad boliviana en el valle, denotan un paisaje étnico y le otorgan identidad al territorio. La presencia continua de la comunidad boliviana en las chacras del valle permite identificar lo que puede llamarse el “territorio boliviano”, resultado de relaciones e interrelaciones sociales, formas de instaurar el trabajo y representaciones de su identidad étnica. En cuanto a las prácticas cotidianas, es frecuente ver bolivianos circulando de una chacra a otra atendiendo las parcelas en donde producen verduras. Organizan el territorio bajo nuevas dinámicas, hechas de controles, funciones y representaciones a partir de la identidad étnica. Su presencia y acción está en las parcelas que se han vuelto mucho mas coloridas y presentan una trama que difiere de los alfalfares en las explotaciones de los productores tradicionales. Toda comunidad requiere de una base territorial para desarrollarse y los migrantes bolivianos conforman una comunidad en el valle pues reterritorializan el área agrícola y muestran otro estilo de vida que convive a la para con los pobladores “tradicionales” y otros “nuevos productores”. De esos, la comunidad boliviana es la que muestra una apropiación efectiva, es la que avanzó en el proceso de redoblamiento y se presenta como un nuevo actor que construye sus “lugares” a partir de materialidades, signos y símbolos propios de una comunidad andina. Este territorio boliviano en el VIRCH o esta territorialización del espacio geográfico se da a partir de las acciones de las familias migrantes. El sentido de pertenencia compartido y el arraigo a un lugar permiten hablar de una nueva territorialidad.           Por último, los resultados generales han sido. ·             Se ha contribuido a la formación del equipo de investigación desde la dirección del proyecto a fin de promover las capacidades de investigación de los miembros docentes y alumnos. ·          Se ha contribuido a la producción de conocimiento científico en materia de migración en espacios rurales de agricultura intensiva en la Patagonia. ·          Se ha profundizado la visión problemática del espacio rural y la producción hortícola como un sector de innovación del VIRCH. ·          Se posee una base de datos sustancial en materia de información sociodemográfica a nivel de parcelas de las chacras del VIRCH. ·          Se ha adaptado y con ello generado una cartografía de base a escala parcelaria para el área de estudio; su diseño ofrece posibilidades apropiadas para su utilización como información de base para otros proyectos. ·          Se han elaborado de mapas temáticos utilizando los SIG ArcView 3.1, sistema informático en el que se formaron miembros de la Unidad Ejecutora. ·          Se ha profundizado en aspectos que hacen al uso y apropiación de los habitantes en ‘la construcción’ territorial del espacio rural. ·          Se ha trabajado en interacción permanente con el Departamento de Investigaciones Geográficas (DIGEO), dependiente del IMHICIHU Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (CONICET Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), con sede en Buenos Aires. En él se desempeña la directora de este proyecto.