IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Arqueología, memoria religiosa y construcción de la identidad etnonacional en el Estado de Israel (1948-2000)
Autor/es:
EMANUEL PFOH
Reunión:
Jornada; II Jornadas Nacionales de Filosofía y Epistemología de la Historia: “Tiempo de la historia y tiempo de la memoria: los usos políticos del pasado” 8 al 10 de junio de 2011, Neuquén, Patagonia, Argentina; 2011
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Comahue
Resumen:
El presente trabajo aborda el proceso de nation-building en el Estado de Israel a partir de los principales elementos culturales que participaron en la configuración de una ciudadanía particular (la israelí), vinculada a una memoria colectiva religiosa y a prácticas íntimamente ligadas a este proceso, a saber, la práctica arqueológica, en tanto medio de rescate, de redescubrimiento de una cultura material atada ideológicamente a los orígenes del ser nacional. Así pues, una memoria religiosa anclada en la narrativa bíblica y concebida qua historia, y la politización de la práctica arqueológica como principal vía de legitimación de reclamos territoriales (Oestigaard, 2007), se nos presentan como los modos culturales singulares de nation-building en Israel durante los años ’40, ’50 y ’60 del siglo XX. En primer lugar, el desarrollo de la investigación arqueológica en la llamada Tierra Santa (los actuales países de Siria, Líbano, Israel, y los Territorios Palestinos) durante el siglo XIX y la primera mitad del XX tuvo una considerable motivación religiosa, además de un ímpetu positivo con respecto a la historicidad de los relatos de la Biblia y su rol en la constitución cultural de Occidente (Whitelam, 1996). Posteriormente, el establecimiento del Estado de Israel en 1948 hizo de la práctica arqueológica un factor esencial en la legitimación histórica de los reclamos territoriales del nuevo Estado-Nación en la región (Abu el-Haj, 2001; Kletter, 2005). Este proceso conforma una epistemología histórica que se apropia del pasado bíblico (un pasado mítico-teológico) y lo historiza, legitimando especialmente al Estado de Israel, en tanto apéndice occidental en Oriente, en su proceder político (Prior, 1997). El pasado, de esta manera, es puesto al servicio de una conformación cultural (occidental) y política (israelí). En segundo lugar, y en parte como consecuencia del proceso anterior, se puede observar la transformación de una memoria religiosa dependiente de los relatos bíblicos—que en tiempos premodernos vinculaba a las distintas comunidades judías del mundo pero no en un sentido étnico-nacional sino comunal-confesional—en un programa político-nacionalista durante la segunda mitad del siglo XIX (el sionismo) y, también, luego de la creación del Estado de Israel, en un programa político-cultural de legitimación nacional fundada en hitos históricos, conmemoraciones, lugares santos y profanos (arqueológicos), como parte del proceso de nation-building israelí (Zerubavel, 1995). Estos desarrollos atendieron a una homogeinización del pasado pre-estatal (pre-1948) y favorecieron la omisión de alteraciones históricas (p.ej., conversiones, asimilaciones, diversidad de la proveniencia étnica de los nuevos ciudadanos israelíes, etc.). El pasado, ahora, era puesto al servicio de una conformación etnonacional (israelí), y lo relevante no es una aproximación crítica al pasado histórico sino la proyección en el pasado de la legitimación de los programas políticos del presente. Ahora bien, una perspectiva crítica sobre estos procesos permite, primeramente, desnaturalizar el curso de eventos y procesos que constituyeron a Israel como Estado-Nación tal como lo presenta la versión oficial del propio Estado, habilitando una indagación en los modos colectivos y estatales de creación de un territorio nacional, de monumentos nacionales y de lugares nacionales desde 1948 en adelante (vale decir, des-arabizados y ahora israelizados; cf. Abu el- Haj, 2001). En otras palabras, a la proclamación oficial de lo pasado bien puede contraponérsele una versión crítica que disiente con y, a la vez, explica la producción de dicha proclamación oficial. Asimismo, se puede señalar que la exacerbación de alguno o todos los elementos que constituyen “lo israelí” en términos nacionalistas—ya sea en un sentido de ciudadanía individual, colectiva o público-estatal—conlleva la manifestación de un exclusivismo etnonacional (judío-israelí) que transforma al Estado de Israel antes en una etnocracia que en una democracia, en el sentido liberal occidental (Sand, 2008). La deconstrucción de los procesos de generación etnonacional israelí, vinculados a la tradición y a la memoria colectiva pero también a la práctica científica arqueológica, permite distinguir dos vías de representación de la realidad pasada y presente que, no obstante, se hallan profundamente entrelazadas en la ideología general de los nacionalismos. Y dicha deconstrucción habilitaría también la propuesta de planteos y posibilidades (si bien complejos o incluso utópicos) para la resolución del conflicto palestino-israelí en la región—si no soluciones políticas, tal vez soluciones de carácter moral, especialmente con respecto a la situación de la población palestina. En suma, la crítica histórica del pasado es también crítica política del presente.