IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El Grupo A de la Baja Nubia: ¿nómades pastores o sedentarios?
Autor/es:
CAROLINA QUINTANA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; 1as Jornadas de Avances de Investigación del Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abrahan Rosenvasser”: El espacio en la arqueología y la historia del Cercano Oriente; 2010
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Buenos Aires
Resumen:
Durante un largo período, la tradición historiográfica y arqueológica consagró la imagen de una relación de sometimiento de Egipto sobre Nubia. Esta mirada tradicional concebía a los nubios como incapaces de desarrollar una cultura propia, identificando todos los vestigios arqueológicos como resultado de influencias egipcias o producto de actividades llevadas a cabo por egipcios en la región. Sin embargo a partir de la segunda mitad del siglo XX, el aumento de excavaciones sistemáticas condujo a distintos investigadores a plantear la existencia de diversos desarrollos culturales en Nubia. Se consideró, a diferencia de lo que se creía, que éstos eran producto de los habitantes nativos, de las influencias provenientes de las regiones vecinas y de las características específicas de las sociedades nilóticas. En consecuencia, algunos autorescomenzaron a utilizar la teoría del sustrato como herramienta teórica para realizar un análisis de entidades culturales más extendidas en tiempo y espacio. Esto permitió reflexionar sobre la constante recurrencia de prácticas culturales homólogas en distintos períodos y comunidades. Por lo tanto, se consideró que las poblaciones nilotas pertenecen a un sustrato cultural común denominado pan-africano, el cual engloba tres unidades espacio- temporales: Sahara antiguo, Valle del Nilo antiguo y África negra actual y subactual. De este modo, partimos de la idea de que tanto el Egipto como la Nubia antiguos pueden ser considerados parte del sustrato pan-africano, permitiéndonos acercarnos a la problemática de definición del carácter nómade o sedentario del Grupo A desde una perspectiva diferente. A partir del uso de esta categoría la utilización del método comparativo entre las comunidades nilóticas actuales y del pasado, nos resulta muy útil para interpretar de una manera más certera el material arqueológico con el cual contamos en nuestra investigación. A esto le sumamos la necesidad de abordar el objeto de estudio a través de trabajos etnoarqueológicos, tanto de comunidades nilóticas actuales como de nómades o sedentarios de otras regiones, los cuales nos proveen de valiosa información para el análisis. Además, para el desarrollo del trabajo consideramos central definir los conceptos de nomadismo pastoril y sedentarismo, ya que los autores que analizan el Grupo A de la Baja Nubia no propusieron definiciones sobre estos términos obligando a la interpretación del  significado de los mismos a través del contexto .  Por lo tanto,  por un lado, definimos sedentarismo, en base a la postura de Tom Dillehay, como un sistema conformado por distintos componentes que pueden o no estar todos presentes en una comunidad “…hay diferentes componentes segmentados de manera funcional y espacial en el sedentarismo, desde un sedentarismo de enterramiento y  ceremonial hasta un sedentarismo doméstico u ocupacional. Esto es, algunos sitios pueden reflejar sedentarismo en su patrón ceremonial y de enterramiento, pero no necesariamente en su patrón ocupacional, y viceversa.” Estos componentes están coordinados y son co-dependientes tanto a nivel espacial como funcional. Por otro lado, debemos tener en cuenta que el nomadismo pastoril es un concepto dual, el cual está constituido por dos nociones que pueden ser totalmente independientes una de otra: nomadismo, que implica movimiento cíclico o rítmico; pastoralismo, que puede ser definido como un modo de subsistencia. Es decir, en palabras de Khazanov  “…una forma distintiva de economía de producción de alimentos en la cual el pastoralismo móvil extensivo es la actividad predominante, y donde la mayor parte de la población se ve implicada en migraciones pastoriles periódicas.” Estas migraciones están sujetas a tácticas y estrategias aplicadas por los pastores en respuesta a aspectos económicos y ecológicos del ganado disponible, a un conjunto de reglas cognitivas que derivan de sus actividades en relación a los sitios habitacionales, al posible desarrollo de cierta actividad agrícola, a las características físicas del paisaje y a cuestiones religiosas o rituales.  Finalmente, a partir de estas herramientas teóricas y metodológicas nos acercamos al análisis del material arqueológico recuperado del Grupo A para concluir que este grupo  pudo haberse configurado como una comunidad semi- sedentaria. A pesar de que no se registró presencia de sitios habitacionales estables, el material arqueológico nos permite inducir cierta permanencia. Esta mayor estabilidad es observable a través de la abundante cerámica y material cultural hallado en los asentamientos, por la cantidad de bienes hallados en los sitios de enterramiento, y finalmente, por la reutilización de los sitios funerarios por generaciones. El desarrollo agrícola, a lo largo del Valle del Nilo, es innegable por la presencia de la mayoría de los asentamientos en la zona ribereña y por el hallazgo de registro macro botánico. Sin embargo, la actividad pastoril no nos resulta fácil de evidenciar partiendo de la comparación realizada entre la información provista tanto por las investigaciones etnoarqueológicas como por las excavaciones realizadas en la Baja Nubia.