IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Hacia nuevas políticas de ordenamiento territorial y desarrollo urbano
Autor/es:
PERAHIA RAQUEL; SONIA VIDAL
Libro:
Cuestiones territoriales en la región metropolitana de buenos aires
Editorial:
Nobuko-ediciones FADU
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2010; p. 13 - 25
Resumen:
La evolución de las ciudades latinoamericanas y sus probables tendencias han sido tratadas a través de gran cantidad de trabajos, poniendo énfasis en los procesos políticos y socio-económicos que subyacen detrás de la configuración territorial de las mismas.   A la luz de estos estudios, en general, los pronósticos no resultan alentadores para nuestras ciudades pues la crisis mundial iniciada a mediados de la década del 70 las ha afectado particularmente. Los conflictos que deben afrontar se manifiestan principalmente en un sostenido proceso de urbanización, con un crecimiento urbano acelerado, descontrolado; en la instalación de la pobreza en las ciudades, en un fuerte compromiso del medio ambiente por las limitaciones de la dotación de infraestructura, y en la dificultad de implementar políticas publicas que orienten el desarrollo territorial.   En la década de los 90, a los problemas urbanos mencionados se sumaron: a) una mayor concentración de la población en pocos centros urbanos grandes e intermedios, b) una disminución de la capacidad económica de la población y un aumento de la economía informal (subempleo y desempleo), y c) un descenso generalizado de la calidad de vida y/ o deterioro de la infraestructura de servicios, problema éste vinculado entre otros al descenso de la capacidad financiera y la crisis fiscal. También en esta década, se acentuó la fragilidad de los sistemas universales de educación y salud, y emergió una creciente tendencia al asistencialismo de las políticas públicas, reforzando la ruptura de la solidaridad en los regímenes reformados de seguridad social.   Las condiciones mencionadas precedentemente fueron conformando el actual paradigma de desarrollo que supone grados anteriormente desconocidos de heterogeneidad socioeconómica, tanto dentro de un país como entre países. En este contexto, se está dando un grave aumento de la injusticia con fenómenos claros de pobreza y exclusión social. A esta situación le corresponden necesidades crecientes y diversificadas que tienen como resultado una sobrecarga de la demanda de los programas sociales que no están diseñados ni preparados para afrontarla.   Entre nosotros podríamos señalar como origen y estímulo de estos conflictos la desigual distribución del ingreso, la falta de idoneidad y transparencia en la gestión pública, el abandono del Estado de sus funciones; etc. De tal forma que algunas investigaciones dan cuenta de cómo ciertos componentes no visibles pero presentes en las prácticas cotidianas, inciden en las posibilidades de crecimiento y desarrollo. (Basualdo, 2001; Svampa, 2005; García Delgado, 2003; Coraggio, 2004).   Damos por sentado que las dimensiones económica, política y social están inextricablemente ligadas y que lo que suceda en cada una de ellas va a condicionar de manera severa a las otras. Por lo tanto, se ha impuesto una reevaluación integral de las relaciones entre crecimiento económico y desarrollo social.   En la visión convencional se suponía que, alcanzando tasas significativa de crecimiento económico, éste se “derramaría” hacia los sectores más desfavorecidos y los sacaría de la pobreza. El crecimiento sería al mismo tiempo, desarrollo social. Sin embargo, la realidad de muchos países latinoamericanos demostró lo contrario; el crecimiento económico sirvió para profundizar aún más la brecha entre ricos y pobres.   Cuando estas tres dimensiones se relacionan con la dimensión territorial, comienzan a vislumbrarse los grandes desequilibrios en la configuración espacial. De tal manera que no deberíamos sorprendernos de las formas que adopta el desarrollo urbano en gran parte de las ciudades latinoamericanas, resaltando la aparición de ghettos de riqueza y de pobreza y poniendo en evidencia la enorme brecha que separa a sus moradores. La configuración espacial expresa en estos casos no sólo la falta de directrices en el desarrollo de las ciudades, sino también la ausencia de políticas sociales, que deberían proporcionar un apoyo eficaz para cubrir las necesidades de la población menos privilegiada. En consecuencia, dichas políticas tendrían que ser: políticas de compensación social, dirigidas a las necesidades que surgen de los cambios y ajustes económicos y tecnológicos, o de las situaciones de crisis de una sociedad incluyendo los fenómenos de pobreza y miseria; y políticas de integración social dirigidas a superar la marginalización y la exclusión producida por la discriminación a un determinado grupo étnico, raza, sexo, etc.