IIGHI   05432
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
GESTION LOCAL Y SALUD AMBIENTAL
Autor/es:
FERNANDO CHAVEZ SOLCA; MARIA DEL CARMEN ROJAS
Editorial:
VocAr
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2020 p. 55
ISSN:
978-950-692-172-9
Resumen:
Vivimos tiempos en que la actividad política resulta continuamente deslegitimada. Medios de comunicación, intelectuales de ocasión, ciudadanos y hasta políticos profesionales (por increíble que parezca) de forma recurrente asocian, en sus intervenciones públicas, el quehacer político con intereses espurios, acciones demagógicas y cálculos inconfesables. ?Están haciendo política? dicen unos con tono reprobatorio, ?el problema es que se mete la política? refuerzan el juicio condenatorio otros. Y así, lo que se obtiene es la sedimentación de un sentido común cuidadosamente instaurado desde hace años, en el cual la política ocupa un lugar en el cajón de las actividades indeseables que deben ser dejadas de lado. Es imprescindible correr a la política de ese oscuro sitio para comprender y visibilizar sus aspectos más valiosos. Asumir que la política tiene un doble estatuto que excede largamente la imagen que se ha intentado construir de ella: por un lado, es el conjunto de dispositivos, prácticas e instituciones que regulan el orden comunitario, organizando los lugares, roles y atribuciones correspondientes a cada integrante de una determinada sociedad (Mouffe, 2011). Por otra parte, la política (o lo político como lo han definido muchos autores) es también la posibilidad de hacer las cosas de otro modo, de discutir el orden establecido, de reconocer que la disputa ideológica tiene un lugar central en la formación (y transformación) de nuestras sociedades. Es decir, que la política es también el conflicto que funda a la sociedad y que hace que su resultado esté en permanente debate (Ranciere, 2005). Por lo dicho, el ejercicio de la política deviene en una práctica clave para resolver las temáticas vinculadas a la salud y el ambiente. Se trata de articular con sectores involucrados en cada una de las problemáticas para que a partir del debate, la acción conjunta incida en la construcción de un mejor orden comunitario que modifique el statu quo. Las ideas y concepciones fundamentales acerca de la salud y el ambiente y la forma en que se determinan se dan en medio de la práctica social y las sociedades en base a la experiencia. Así han ido configurándose un conjunto de nociones y conocimientos formados por: la práctica espontánea y cotidiana de la gente común, la práctica popular-empírica que concentra y sistematiza la experiencia de la comunidad en largo tiempo, y el llamado ?saber formal?, pilar básico de las acciones de salud y ambiente institucionales, y que surgen de una práctica profesional-técnica que sistematiza la experiencia social construyendo un cuerpo teórico explicativo, una metodología y una técnica. En la sociedad coexisten estas prácticas y modos de saber, entremezcladas en formas y proporciones distintas según el lugar y el momento en que se consideren surgiendo de esa manera interpretaciones que predominan aunque no constituyen las modalidades más avanzadas del saber. Para alcanzar mayores niveles de profundización es necesario prosperar en el reconocimiento y valoración de la coexistencia de saberes diversos como punto de partida para comenzar a andar un camino cooperativo.Entonces la explicación de la salud y ambiente no se reduce a la búsqueda de conexiones entre partes, como el hacinamiento y las infecciones respiratorias agudas, sino que comprende que, si bien el todo social se compone de partes que podemos describir y medir empíricamente, la participación de esas partes en el todo genera una realidad compleja, superior, que resulta con cualidades diferentes a la de las partes, aunque depende de estas para su existencia. Por esto es necesario comprender que la transmisión de conocimientos delimita la actuación, el hacer, y las prácticas en el campo de la salud y el ambiente pudiendo transformar las subjetividades, condiciones sociales de vida y el mundo en que vivimos, o bien reproducir mecánicamente respuestas instrumentales de intervención técnico-normativa (Granda, 2004).Ante esta disyuntiva el rol del Estado Local debería ser de interprete-mediador mediante un trabajo intersectorial, transdisciplinar y con participación ciudadana del proceso salud-ambiente considerando su realidad histórica y su contexto. Esta manera de hacer produce un cuádruple movimiento, según recomienda Mario Testa (1993), de construcción de sentido, significado, conformación y determinación. Lo dicho potencia la reflexión para avanzar en una salud y ambiente alternativa.En este documento planteamos como dispositivos para interpretar y mediar los siguientes artículos: ciencia, tecnología e innovación y desarrollo local (Ciencia, tecnología e innovación y su contribución al desarrollo local con equidad; historia (Juego de escalas en el espacio-tiempo); educación (La educación como herramienta para la transformación social); salud ambiental y redes; monitoreo participativo de la salud y el ambiente; vivienda saludable (La promoción de viviendas saludables y sostenibles para todos. Las directrices para la Vivienda y Salud de la OMS) y contaminantes ambientales (El ruido, un contaminante silencioso). Este documento cuenta con un tratamiento riguroso de cada uno de estos tópicos. Por eso, es que se vuelve relevante. Además apuesta a mostrar que otra forma de organizar el mundo es posible debido a su intención de desnaturalizar aquello que se nos ofrece como único camino transitable. En definitiva, este documento se torna valioso por hacer política, entendiendo que lo que se vuelve necesario en el escenario que nos toca atravesar no es menos política sino más y mejor.