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El museo es uno de los pilares técnicos a partir del cual nace la moderna definición del arte. Unatarea teórica que tomó a su cargo la Estética, encargada de dilucidar los principios filosóficos apartir de los cuales objetos, situaciones, instituciones y técnicos pueden ser considerados?artísticos?. Con todo, esta actividad especulativa al arte, no hubiera sido posible sin la distancia desinteresada? que el museo como arquitectura espacializa entre los espectadores y las obras.Conjuntamente, nacen las obras artísticas ?objetos con propiedades estéticas ontológicamente diferentes del resto de los entes, el sujeto estético ?aquel que juzga las sobre obras de arte y la distancia de espectación que los pone en relación: la contemplación desinteresada (Deotté, 2007: 2).En este mismo movimiento, el museo pone en suspenso las capacidades éticas y estéticas que estasobras poseían otros espacios vitales comunitarios y cotidianos, donde se encontraban ligadas a unvalor cultual antes que expositivo. En el caso de El Fogón de los Arrieros (EFdA), esta definiciónde museo puede ser tan útil como problemática, en la medida en que además de funcionar como un espacio museal en ?su? momento histórico funcionó como el hogar de su principal motor: Aldo Boglietti.Otra de las consecuencias históricas inauguradas por el museo es la patrimonialización de las obrasy colecciones que atesora y exhibe. Al extinguirse el culto cotidiano al arte, la cultura y la amistad que animaba a EFdA, también se ralentizó una forma dinámica de coleccionismo ?un efervescente ingreso y salida de obras, tomando mayor peso su dimensión museal: la exposición y laconservación. Proceso acentuado por la formalización institucional de EFdA al constituirsejurídicamente como Fundación de ?gestión privada y bien público?, por deseo del propio Boglietti,diez años antes de su muerte en 1979.