CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Cada ciudadano lleva consigo todo un bagaje de conocimientos adquiridos, lo tiene incorporado por establecer determinadas relaciones con otros individuos y con un medio físico natural, pero también con todo aquello construido anteriormente, propio del devenir histórico del lugar que habita, que llega al tiempo actual. Este saber, que le permite operar en la realidad presente, se ve incrementado día a día, siendo actualizado en la medida de su experiencia. Sin embargo, este conocimiento no siempre es contemplado o considerado en su verdadera dimensión en los distintos ámbitos de la educación. Entonces, entran en conflicto unos saberes, aquellos que trae consigo cada individuo, adquiridos por su propia experiencia; y otros, los que se le proponen o en algunos casos imponen institucionalmente. Así, se reemplaza o intenta sustituir, la significación propia de una estructura de relaciones entre el individuo y su medio por otras, que le son dadas, ajenas y generalmente anteriores. En este contexto, el presente trabajo tiene por objetivo reflexionar sobre el rol que ha de tener la educación patrimonial para alcanzar un desarrollo integral. Para ello, se propone considerar una serie de cuestiones teóricas afines con poner de manifiesto la importancia, para la educación patrimonial, de hacer valer y valerse de este tipo de conocimiento no institucionalizado sin obligar al individuo a despojarse de él; lo que puede lograr otro modo de acercamiento y aprendizaje del patrimonio.