CEIL   02670
CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES LABORALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
“Tensiones recientes en el campo evangélico: igualdad de cultos y política”
Autor/es:
MOSQUEIRA, MARIELA ANALÍA; CARBONELLI, MARCOS ANDRÉS
Lugar:
Casa de Nazaret, Buenos Aires, Argentina
Reunión:
Jornada; VI Jornadas Internacionales Ciencias Sociales y Religión “Religión, Sexualidades y Poder”; 2010
Institución organizadora:
Área Sociedad, Cultura y Religión del CEIL CONICET
Resumen:
Desde una mirada histórica, la constitución del campo evangélico en Argentina puede ser analizada a partir de la interacción de diversos niveles de tensiones, establecidas tanto en el plano externo como en el interno. Desde el punto de vista externo, resultaron fundamentales las intervenciones estatales en el espacio religioso, las cuáles en varios pasajes meridionales del siglo XIX y XX, emprendieron paradójicamente iniciativas de índole contradictorias. Así, mientras algunas medidas aseguraron el principio de la libertad religiosa, en tanto derecho civil afiliado al ideario liberal, otras reforzaron el status privilegiado del actor “primus inter pares”: la Iglesia Católica. El Estado argentino se configuró así como “el gran adversario de las minorías religiosas” (Segato, 2007) en tanto apostó a la fusión entre la identidad pública nacional con un imaginario católico que se auto representaba como preexistente y fundante de los valores y las instituciones del país (Di Stéfano y Zanatta, 2000). El ordenamiento jurídico orquestado por la última dictadura militar (1976-1983) representa una cristalización fidedigna del “mito de la nación católica”, en tanto régimen desigual de administración del fenómeno religioso: mientras por un lado aseguró la personería jurídica pública de la Iglesia Católica y sus prerrogativas y privilegios económicos (salarios para capellanes y seminaristas, por sólo citar un ejemplo), por el otro constituyó, mediante la ley 21.745, el denominado “Fichero de Cultos”, que se arrogaba el reconocimiento o no de los grupos religiosos en el territorio argentino, como así mismo el control de sus acciones y ordenamiento institucional. Si analizamos desde una perspectiva interna el campo evangélico, su dinámica de composición histórica mediante “oleadas” de iglesias con diferentes matices teológicos, litúrgicos, pastorales y organizacionales (Cfr Marostica, 1997; Wynarczyk, 2009) arroja en primera instancia un cuadro de mutuo aislamiento, en tanto “identidades refugio” de características étnicas, propias de las comunidades religiosas conformadas mayoritariamente por inmigrantes. En la medida en que estas comunidades “se nacionalizaron” (Bianchi, 2004), es decir, comenzaron a adaptarse y participar en la vida pública de la Argentina, se inició un incipiente proceso de articulación de las diferentes iglesias, en pos de cuestionar la hostilidad presentada por el Estado asociado a la jerarquía católica . Sin embargo, durante las décadas del setenta y del ochenta se produjo una división al interior del campo evangélico, a partir de un clivaje político: la dictadura militar. Frente a este régimen se constituyeron posiciones divergentes, representadas en las figuras de las iglesias que respaldaron el golpe militar (fundamentalmente, las evangelicales, herederas de la Segunda Reforma, y algunas comunidades pentecostales) y de aquellas que, en compañía del sector progresista católico, conformaron en 1975 la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y en 1976 el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) . El regreso democrático en Argentina (1983) representó, para varios análisis sociológicos, el contexto bajo el cual se produce la constitución de los evangélicos como un nuevo movimiento social. Desde la perspectiva de Marostica (1997) y Wynarczyk (2009) las campañas de líderes carismáticos neopentecostales durante la década del ochenta, favorecieron la organización de actividades interdenominacionales que atravesaron las fronteras de las comunidad, las tornaron porosas y al mismo, las orientaron hacia la construcción de una identidad común: “ser evangélico”. Mientras Marostica (1997) asigna un rol primordial a los líderes y su carisma en la tarea de unificar de aquello que se encontraba inconexo, dotándolo de un sentido de pertenencia mediante un nuevo repertorio de creencias y acciones colectivas, Wynarczyk acentúa la importancia registrada por la movilización colectiva en pos de una nueva ley de culto. Dicha demanda se encontró motorizada por el Consejo Nacional Evangélico (CNCE), organismo de tercer grado que a su vez nuclea a las tres federaciones evangélicas más importantes: FAIE; ACIERA y Fecep. Considerando estos antecedentes y particularmente los debates actualmente emplazados en el espacio público, en el presente estudio nos proponemos indagar las tensiones emergentes en el campo evangélico en torno a dos ejes: el proyecto de una nueva ley de cultos en Argentina y la participación de evangélicos en partidos políticos, haciendo foco de modo especial en la trayectoria política de la diputada evangélica Cynthia Hotton. En el tratamiento de estos puntos identificaremos las posiciones en pugna de los actores, sus discursos, acciones y motivaciones. En las conclusiones de nuestro comunicado abordaremos el nivel de incidencia de las múltiples intervenciones visitadas en la configuración del campo evangélico actual, contemplando particularmente la cuestión concerniente a la representación de la totalidad de la comunidad de referencia y revisando los postulados teóricos referidos a la presencia de un sujeto colectivo religioso en el tiempo democrático imperante.